Sintetizando, podemos plantear, que, a su criterio, al reconocer diferentes dimensiones que atraviesan al sujeto, pero no pueden reducirse a él, emergen diversas incógnitas que derivan hacia la construcción de complejos espacios de problematización, que proponen lo que podría entenderse como un paradigma de la subjetividad, que establece la esfera colectiva como fundamento principal de la individualidad.
Esto podría referenciarse como una herramienta esencial para transformar la sociedad, y, a la vez, como una teoría específica que brinda la posibilidad de fundamentación de los sectores interesados en adoptar roles activos orientados hacia la solución de conflictos humanos, como es el caso de las Constelaciones Familiares, en el pensamiento de Hellinger. En Bergson, la práctica filosófica propicia un entramado ético, en el contexto de una conciencia múltiple inmersa en lo moviente. El ser humano participa de la duración, como uno de los tantos elementos que componen la supervivencia de la vida.
IV-Epílogo, Postfacio y quizás Preludio:
Este último término, Preludio, tiene origen en el latín praeludium y se usa para nombrar a lo que actúa como introducción o comienzo de algo. El preludio, por lo general, antecede a “lo principal” o a “la pieza central y más importante”. En música suele ser un sonido anticipatorio, un suspenso. algo que se ejecuta o se canta a modo de ensayo, ya sea para aclimatar la voz o para probar el sonido de los instrumentos, o para introducir una composición.
Pero aquí no tratamos de establecer lo más o menos importante. De allí que este “Epílogo-Postfacio” se propone favorecer un nuevo comienzo, no cerrar, ni obturar, sino lanzar toda la maravillosa imaginación del autor hacia derivas sorprendentes.
Un Preludio a veces es inesperado e intempestivo… anuncia aquello que está cargado de futuro. Como un nuevo amanecer, ya que habiendo mucho hecho y realizado, siempre hay algo que surge, una luz que se anuncia y se expande.
Para Facundo Fagioli recomienza la AVENTURA del pensamiento y la acción. La pura a afirmación de la vida, como quería Nietzsche. .
Me despido de los lectores que tratan de pensar finales, para re-tornar en el hecho de que, tanto los Epílogos como los Preludios, son atravesados por lo provisorio, danzan en manos de lo inesperado, y responden a la maravillosa aventura de la “tirada de dados que nunca abolirá el azar” (2). Finalizo con una última cita de la Tesina: “Pero incluso en lo más pequeño y cercano que tenemos, nosotros mismos, la conciencia está abrazada y penetrada por el misterio de lo inconsciente.
Es así que por un lado se encarga de penetrar la oscuridad de aquellos enigmas que la envuelven; para poder comprender cuales son las condiciones de posibilidad de la existencia. Pero por otro lado, al mismo tiempo que puede contener esta hondura, convive, está en punga y constantemente se ve atravesada por lo inconsciente. Paradójicamente esta dinámica, que en apariencia se expresa como una dificultad a la cual la conciencia se enfrenta, le proporciona un abundante caudal de oportunidades que le permiten crecer y evolucionar en su desarrollo. [.] Sólo necesitamos un breve vistazo a la historia, para poder entender que las sociedades en general y los individuos en particular, se encuentran en constante devenir.”. (Tesina, Págs. 10 y 186, todos los subrayados me pertenecen).
Prof. y Lic. María del Carmen Vitullo.
Directora de la Tesina.
Titular Ordinaria de “Problemática del Saber”, de1985 a 2013, inclusive.
Directora de CIFFRA, Centro de Estudios e Investigaciones en Filosofía Francesa desde 2009 y continúa.
Rosario, 12 de abril de 2019
1. Deleuze, Gilles, Epílogo al libro de Jacques Donzelot La Policía de las Familias. Trad. José Vázquez-Umbelina Larraceta. Ed. Pre-Textos. 1998. Valencia, España.
2. Mallarmé, Stéphane. Un coup de Dés jamais n’abolira le Hasard, Ed. Gallimard. Paris. 1993.
El canto a la vida
No ames la rama bien proporcionada,
Ni guardes sólo su imagen en tu corazón,
Ella se extingue.
Ama el árbol completo.
Entonces amarás la rama bien proporcionada,
La hoja tierna y la hoja marchita,
El tímido brote y la flor completamente abierta,
El pétalo que cae y la copa que danza,
La sombra espléndida del pleno amor.
Ah, ama la Vida en su plenitud.
Ella no conoce el deterioro.
Jiddu Krishnamurti “La naturaleza y el medio”
Introducción
En este libro nos proponemos abordar las concepciones acerca de la categoría de conciencia en el pensamiento de Bergson y Hellinger (3). En el recorrido de este trabajo intentaremos poner en cuestión la idea ya conocida, que reduce, la conciencia al estar conciente, lo cual entendemos como un recorte muy limitado de sus trayectoria y manifestaciones, que no permite comprender el comportamiento del ser humano ni una amplia profusión de experiencias difíciles de explicar, si no consideramos su complejidad y continuo movimiento transformador. Es por eso que buscamos proponer, una particular forma de abordar el grupo conceptual que implica la conciencia, como concepto múltiple o en red, teniendo como base los aportes de ambos filósofos e incorporando las premisas del pensamiento complejo y sistémico.
Nuestra hipótesis de lectura consiste en sostener que el inconsciente está incluido en la conciencia y que ambos tienen una estructura fractal y colectiva. Es decir que, la conciencia familiar o de clan, es una conciencia arcaica, incluso mucho más antigua que la conciencia personal (4) y está atravesada por el concepto de inconsciente colectivo, con el cual se compone sistémicamente, como distintos hilos de la misma red.
Debido a esto, consideramos que la múltiple vivencia del tiempo, las cualidades que componen la memoria, y el pensamiento intuitivo que propone Bergson, sumado a la memoria colectiva entrelazada con la individualidad y el enfoque fenomenológico que concibe Hellinger, nos permite pensar, en su interacción heterogénea, la complejidad de la conciencia.
Dividiremos nuestro trabajo en dos partes enlazadas por un interludio. La primera dedicada a Bergson y su enfoque vital de la duración y la conciencia. La segunda dedicada a Hellinger y sus planteos acerca de cómo el inconsciente adquiere una dimensión que está más allá del sujeto, unido a lo que denomina conciencia familiar.
A partir de esta relación y de los trabajos que han producido estos autores acerca de éste problema en sus obras principales, nos proponemos indagar las diferentes conciencias grupales que están vinculadas al sujeto, las cuales nos posibilitan un nuevo nivel de preguntas sobre las instancias principales de la conciencia.
Al reconocer diferentes dimensiones que atraviesan al sujeto, pero no pueden reducirse a él, emergen diversas incógnitas que derivan hacia la construcción de otra de nuestras hipótesis, que propone un paradigma de la subjetividad, que establece la esfera colectiva como fundamento principal de la individualidad.
Por eso creemos necesario destacar, además de sus similitudes y diferencias, que ambos tienen una concepción de la filosofía como expresión de una forma de pensamiento, pero también de la vida humana y especialmente de la experiencia comunitaria, como un acontecimiento primordialmente colectivo.
La subjetividad se conforma en un contexto histórico y cultural que se expresa de manera dinámica y abierta, y desde este complejo entramado, se interpretan las experiencias del ser humano. Es por eso que el modo de filosofar que descubrimos tanto en Bergson como en Hellinger, suscita conceptos móviles que se retroalimentan y entrecruzan constantemente, y proporcionan un espacio sustancial a la vivencia misma del sujeto, que se completa y se complementa entrelazado con el plano conceptual.
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