No es demasiado difícil ver que Timoteo luchaba con el temor o que Pablo, su amado padre en la fe, estaba interesado en cómo afectaba esto la vida y el ministerio de Timoteo. Más adelante en la misma carta, Pablo anima a Timoteo, “esfuérzate en la gracia que es en Cristo Jesús” (2 Timoteo 2:1).
La Presencia de Dios que Cambia la Vida
En este capítulo, analizaremos más de cerca el consejo de Pablo a Timoteo. Veremos cómo Dios obró en su vida llenándolo con Su fuerza capacitadora en tres áreas específicas: poder, amor y disciplina (o dominio propio). Pablo sabía que Timoteo debía enfocarse en la efectividad de la presencia de Dios en su vida... y nosotras también. He aquí lo que Pablo dijo:
Por lo cual te aconsejo que avives el fuego del don de Dios que está en ti por la imposición de mis manos. Porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio. —2 Timoteo 1:6-7
Pablo quería recordarle a Timoteo lo que Dios le había dado en Su benignidad. Le había dado el “don de Dios.” Este don lo equipó para cumplir la voluntad de Dios en su vida. Bueno , podrías estar pensando, si el apóstol Pablo hubiera orado específicamente por mí, yo tampoco tendría temor . Es cierto que ninguna de nosotras tuvimos la experiencia personal que tuvo Timoteo con el gran apóstol, pero tenemos algo mucho mejor. Tenemos las oraciones del Hijo de Dios: “por lo cual puede también salvar perpetuamente a los que por él se acercan a Dios, viviendo siempre para interceder por ellos” (Hebreos 7:25).
Como ves, el Señor Jesús está orando por ti, incluso ahora mientras lees este libro. Él en Su benignidad te ha dotado para cumplir el ministerio al que te ha llamado, exactamente de la misma manera en que dotó al joven Timoteo. Puede que no seas llamada a un ministerio de tiempo completo o al liderazgo en la iglesia, pero cualquiera que sea tu llamado, ya sea ser mamá, estudiante o ejecutiva de una empresa, Él te ha dado todo lo que necesitas para cumplirlo .
Con este don el Señor no ha puesto en tu corazón una actitud de temor o timidez. No, si tú eres cristiana, Él mora en ti con su Espíritu Santo: Su poder , Su amor , Su disciplina para tener dominio propio . Por el carácter de Dios que mora en el creyente, Timoteo, tú y yo podemos cumplir Su llamado en nuestras vidas.
Examinaremos ahora cómo el poder, amor y dominio propio luchan contra el temor y cómo podemos avivar de nuevo el don de Dios en nosotras.
El Poder Dinámico de Dios
Dios le dio a Timoteo el poder o el valor para combatir las dificultades y los peligros que enfrentaría. Dentro de él tenía el poder para aguantar las pruebas y para triunfar en las persecuciones. Tenía este poder porque en él moraba el Espíritu de poder—el Espíritu de Dios, quien tiene toda autoridad y poder.
Este poder o capacidad para enfrentar los problemas y las pruebas es parte del misericordioso don gratuito de Dios dado a Sus hijos. Es por eso que defender la justicia y la verdad es algo que cada creyente está llamado a hacer. Así que, aunque te puedas sentir débil y con miedo, la verdad es que Aquél que tiene todo el poder ha hecho que Su poder esté disponible para ti.
Algunas personas enseñan que la manera de vencer el miedo es confiar en ti misma o desarrollar tu propia auto-confianza. Pero Dios no quiere que pongas tu confianza en tus propios poderes o habilidades. ¿Es bastante obvio, no es cierto, que hasta cuando somos fuertes, no somos lo suficientemente poderosas? Dios quiere que pongas tu confianza en Su poder . Pablo les enseñó a los cristianos de Corinto que su fe tenía que descansar en el poder de Dios (1 Corintios 2:5).
Veamos por un momento qué tan poderoso ya es el Espíritu de Dios en nuestras vidas:
• Él es más poderoso que cualquier poder demoniaco (Mateo 12:28).
• Él es lo suficientemente poderoso para crear nueva vida dentro de ti (Juan 6:63).
• El Espíritu de Dios es un ayudante eternamente perdurable (Juan 14:16).
• Él te enseñará y te recordará las palabras de Jesús (Juan 14:26).
• Él le da vida a tu cuerpo mortal (Romanos 8:11).
• Él te guía y te permite saber con confianza que eres hija de Dios (Romanos 8:14-15).
• Él te asegura que eres heredera de Dios (Romanos 8:16-17).
• El Espíritu te ayuda en tu debilidad orando por ti (Romanos 8:26-27).
• Él es lo suficientemente poderoso para vencer tus dudas y ayudarte a abundar en esperanza (Romanos 15:13).
• Su intenso amor te hará postrar ante el Señorío de Jesús (1 Corintios 12:3).
• Él da los dones que te equipan para la obra que Dios ha planeado para ti (1 Corintios 12:4).
• Él te ayuda a comprender lo que Dios te ha dado sin reservas (1 Corintios 2:10-12).
• Él es lo suficientemente poderoso para cambiarte en una persona llena de amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre y templanza (Gálatas 5:22-23).
El Poder de Dios para Vencer el Pecado
El Espíritu Santo mora en todos los hijos de Dios y es lo suficientemente poderoso para llevar a cabo lo milagroso en nuestras vidas. Este poder que mora dentro es el que te permite vencer los temores pecaminosos. Romanos 8:13 enseña que es por este mismo Espíritu que puedes hacer morir las obras de la carne. 10
Por ti misma, en tu propia fuerza, nunca podrás vencer tu temor pecaminoso. Esto porque nadie es verdaderamente capaz de cambiar la inclinación de su propia naturaleza. Es cierto, podemos hacer cambios externos: podemos perder peso o aprender a nadar, pero el cambio en el corazón es algo que sólo el Espíritu Santo puede lograr. El tipo de cambio que necesitamos— cambio que nos librará de nuestro pecado—viene de un sólo lugar: el Espíritu Santo. Pero no te desesperes. Si eres cristiana, Su poder está disponible para ti hoy.
Venciendo Imaginaciones Temerosas
Mientras conducía por la autopista de camino a la iglesia, luché con el miedo que muchas abuelas conocemos. Mi hija estaba por dar a luz a nuestro primer nieto y, en mi imaginación, moría en el parto. De hecho, no sólo moría, sino que también nuestro nieto moría con ella y los imaginaba en un ataúd. No tenía una razón lógica para tener estos pensamientos porque mi hija y su bebé estaban bien, pero esta imaginación era real en mi mente, como si realmente hubiera sucedido. Lloré. Traté de imaginar la vida después de esta tragedia. ¿Cómo podía seguir? Pensé que debía regresar a casa porque ciertamente no podía ir a la iglesia en este estado. Entonces, el Espíritu Santo me convenció: ¿Qué estaba haciendo? Estaba permitiendo que mi imaginación me asustara y me aterrorizara. En seguida supe que lo que estaba haciendo estaba mal, así que le pedir perdón a Dios. Oré,
Dios, sólo Tú sabes lo que pasará en mi futuro. Tú sostienes mi vida en Tu mano. Sé que Tú no has prometido que nunca sufriré perdidas, pero Tú has prometido sostenerme si, en Tu plan amoroso, tengo que sufrir. Por favor, ayúdame a gozarme en Ti y a poner toda mi confianza en Ti. Amén.
Después de eso puse música de alabanzas y concentré mis pensamientos y mi imaginación en adorar y bendecir a Dios. Ahora estaba lista para ir a la iglesia.
Sabes, el problema con los temores que sólo existen en nuestra imaginación es que, como no son reales, los debemos enfrentar a solas. La gracia de Dios no está disponible para ayudarnos a vencer los problemas imaginarios que residen sólo en nuestra mente. Él nos ayudará a hacer morir estos temores imaginarios, pero sólo en el mundo real es que Su poder es efectivo para sostenernos en los problemas. Es sólo cuando Él nos llame a verdaderamente pasar por tiempos difíciles que Su poder estará presente para protegernos, consolarnos y fortalecernos.
Читать дальше