Causas y propósitos
En términos simples, la causa de introducción hace referencia a la intencionalidad humana en promover el transporte de determinada especie a una región o territorio. Debido a que esta decisión está asociada usualmente a la obtención de algún tipo de bien o servicio derivado de la especie focal, emerge entonces la necesidad de establecer su propósito (i.e., para qué). Por ejemplo, durante el siglo XIX algunos ecosistemas europeos fueron considerados empobrecidos en especies y por ello, poco atractivos desde el punto de vista estético. Por esta razón, varias especies de aves, como el bulbul de vientre rojo ( Pycnonotus cafer ), originario del Asia sur –una de las 100 especies más invasivas del mundo (Lowe et al. 2004)–, fueron introducidas al continente europeo. En este caso, la causa de introducción fue intencional, mientras que su propósito fue obtener el servicio de mejoramiento estético de la fauna (Kark et al. 2009).
Tal vez un ejemplo más conocido en nuestro continente lo represente la llegada de pastos de la sabana de África central en Centro y Sudamérica (Parsons 1972; D’Antonio & Vitousek 1992). En efecto, la introducción de las monocotiledóneas Hyparrhenia rufa , Melinis minutiflora , Panicum maximum y varias especies del género Brachiaria , fue promovida voluntariamente con el propósito de obtener forraje más nutritivo y resistente a la ganadería intensiva (el propósito; Simões & Baruch 1991).
En contraste con lo anterior, otras especies han sido introducidas de forma no intencional. Las introducciones no intencionales, también llamadas involuntarias, accidentales o inadvertidas (Williamson 1996), incluyen especies que viajan como polizontes, asociados al transporte de otras especies o al intercambio de otros bienes y servicios. El ejemplo más característico y conocido de introducción no intencional es el transporte de roedores como Rattus rattus , Rattus norvegicus y Mus musculus , o de la cucaracha ( Blatta orientalis ), que dispersados de esta manera, lograron arribar y establecerse exitosamente en los cinco continentes. Actualmente estos taxa son considerados de distribución cosmopolita (Williamson 1996). Otro caso lo ejemplifica el arribo de la serpiente arborícola marrón ( Boiga irregularis ) a la isla Guam (Savidge 1987; Rodda et al. 1997). Esta especie fue transportada inadvertidamente al interior de contenedores y su introducción no planificada ha tenido una serie de impactos negativos para la diversidad nativa de la isla. En Guam, Boiga irregularis se alimenta de vertebrados, especialmente aves, hecho que habría llevado a la extinción a 10 de las 12 especies que habitaban originalmente la isla (Savidge 1987).
Importancia de las introducciones intencionales
Salvo algunas excepciones, en la mayor parte de los casos que se han estudiado, la introducción intencional constituye la principal causa por la cual las especies han sido trasladadas fuera de su rango original (Pyšek et al. 2008b). De acuerdo a recientes estimaciones realizadas en la flora exótica de Europa, 63% de las 3.749 especies de plantas exóticas presentes en este continente fueron introducidas intencionalmente, mientras que 37% restante se introdujo de modo inadvertido (Lambdon et al. 2009). En el caso de los vertebrados exóticos presentes en Europa, la importancia numérica de la introducción intencional por sobre la inadvertida también ha sido la norma. Por ejemplo, Genovesi et al. (2009) revisaron los antecedentes disponibles para 84 especies de mamíferos naturalizados; de estos, 64 proceden de regiones extraeuropeas y otros 20 fueron traslocados de una región a otra, al interior del continente. Estos autores encontraron que la introducción intencional fue la principal causa por la cual estas especies de mamíferos arribaron a Europa, un atributo que involucró a 75% de los taxa.
En Sudamérica, el panorama no parece ser diferente. Novillo & Ojeda (2008) revisaron el estatus de 18 especies de mamíferos asilvestrados en Argentina, indicando que la mayor parte de ellos fue introducido de manera intencional. Estos propósitos incluyeron la caza deportiva (e.g., Axis axis ), fuente alimentaria (e.g., jabalí, Sus scrofa ), e industria peletera (e.g., castor, Castor canadensis , y visón, Neovison vison ). Una vez introducidas, estas especies han sido liberadas o han escapado desde su cautiverio a condiciones de campo, llegando a establecerse como poblaciones autosustentables. Similar panorama para Chile lo evidenció Jaksic (1998), al estudiar la fauna de vertebrados terrestres exóticos del país. Este autor documentó que 62,5% de los vertebrados exóticos naturalizados en el país fueron introducidos intencionalmente; aquí se encuentran especies como la rana africana ( Xenopus laevis ), la tortuga argentina ( Chelonoidis chilensis ), el castor ( Castor canadensis ) y el coatí ( Nasua nasua ), entre otros taxa.
Las introducciones intencionales son importantes no solo por superar en frecuencia a las no intencionales, sino también porque –por tratarse de especies de interés– su propagación es asegurada o potenciada por diversos medios y recursos (Reichard & White 2001; Kowarik 2005). Esto hace que la probabilidad de arribo y naturalización sea mayor en estos casos.
Los propósitos
Tratándose de organismos que han sido introducidos intencionalmente, uno de los aspectos que queda por esclarecer es el propósito de su introducción ( Figura 3.1). Como se mencionó anteriormente, este propósito está estrechamente vinculado a la obtención de algún bien o servicio.
FIGURA 3.1 |
Distinción gráfica de los componentes de las vías de introducción de especies, distinguiéndose causa, propósito (intencional o no intencional), vector y ruta (basado en Williamson 1996). |
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En plantas, por ejemplo, es posible reconocer diversos propósitos que inducen la introducción de especies, siendo la agricultura una de los más relevantes (Kowarik 2005). En efecto, desde sus inicios las prácticas agrícolas han promovido la relocalización de plantas. Algunas de ellas han alcanzado importancia mundial por su valor alimentario, tales como el arroz ( Oriza sativa ), la papa ( Solanum tuberosum ), el maíz ( Zea mays ), así como numerosas especies de verduras, hortalizas y frutales. Muchas de estas especies no solo han alcanzado una distribución cosmopolita, sino que han podido naturalizarse en las regiones donde se cultivan (Randall 2002).
La introducción de plantas para consumo no es el único propósito agrícola reconocible. Aquí también se encuentran especies de cultivo ornamental, medicinal, forestal y forrajero (Richardson 1997). Recientes estudios han llamado la atención acerca de la creciente importancia que ha adquirido el cultivo ornamental como promotor de la introducción de plantas (Mack & Lonsdale 2001; Randall et al. 2001; Reichard & White 2001; Dehnen-Schmutz & Touza 2008), especialmente en los centros urbanos. Reichard (1997) y Reichard & White (2001), por ejemplo, encontraron que en Estados Unidos, 82% de 235 especies leñosas identificadas como escapadas de cultivo fueron introducidas como especies ornamentales. En la actualidad, este mercado es considerado uno de los principales agentes promotores de la traslocación de especies en el hemisferio norte. Cuando se ha cuantificado, la representación de la flora introducida con propósitos ornamentales ha oscilado entre 50% y 74%, en Estados Unidos y República Checa, respectivamente ( Tabla 3.1).
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