Kourilsky y Viney llegan a afirmar que "la convergencia entre precaución, prevención y prudencia podría justificar que se reemplazara el principio de precaución por un principio de prudencia que englobaría a la precaución y la previsión". 21 Ahora bien, se pregunta Ramos Torre, "¿de qué prudencia se trata?" Y responde en estos términos: "no de la phrónesis aristotélica, sino de un concepto más casero y conservador: aquel que se atiene a la diligencia del buen padre de familia o al ethos del científico que es cauto a la hora de interpretar los datos y poner hijos técnicos en el mundo." 22
Desde mi punto de vista la propuesta de Kourilsky y Viney es perfectamente aceptable, siempre que se interprete la prudencia precisamente en el sentido de la phrónesis aristotélica.
Y, efectivamente, el principio de precaución tiene mucho que ver con la prudencia aristotélica, podríamos decir que es una modalidad de la misma. Para empezar, tanto la previsión como la precaución llevan el prefijo "pre", que indica su voluntad de anticiparse a los acontecimientos, viéndolos o tomando cauciones respecto de los mismos. Son conceptos de la misma estirpe que prudencia. De hecho, prudencia es contracción de la palabra latina providentia, es decir, previsión. Además, prudencia y precaución están en la misma categoría ontológica, ambas son actitudes . La prudencia aristotélica no es un enunciado, no se deja atrapar en una formulación lingüística, sino que ella misma es de carácter práctico, es una actitud. Por lo tanto no tiene mucho interés el intentar una definición de la prudencia, como no lo tiene el buscar una definición del principio de precaución que permita después una aplicación mecánica. 23 Sería tanto como traicionar el propio principio, y lo sería precisamente porque el principio es prudencial. Kourilsky y Viney lo exponen en estos términos: "El principio de precaución define la actitud que debe observar toda persona que toma una decisión relativa a una actividad de la que se puede razonablemente suponer que comporta un peligro grave para la salud o la seguridad de generaciones actuales o futuras, o para el medio ambiente". 24
El hecho de que ahora tengamos que apelar de nuevo a principios prudenciales como el de precaución, sorprende sólo porque previamente hemos creído que nos podríamos deshacer de ellos gracias a la ciencia. La apelación a tales principios genera nuevas relaciones entre ciencia y política, relaciones mediadas de nuevo por la prudencia, no rígidas ni jerárquicas como las que se podían derivar de una ciencia de la certeza. Es más, en este nuevo escenario, la racionalidad científica aparece como lo que siempre debió ser, como una modalidad más de la racionalidad humana, como un ejercicio de sensatez, de sentido común crítico, como una actividad regida ella misma por la prudencia y cuyas relaciones con otros ámbitos de la vida humana deben estar también regidas por principios prudenciales.
________NOTAS________
1En razón de la brevedad hablaremos de "filosofía política de la ciencia", pero, en realidad, el campo al que me refiero incluye la filosofía política y social de la ciencia y de la tecnología. Uno puede hacer la prueba buscando en Google combinaciones relevantes de los términos que aparecen en esta última expresión para comprobar que tampoco aparecen muchas referencias para ninguna de ellas (datos referidos a febrero de 2005). [Regreso]
2Bruno Latour, Politiques de la nature. Comment faire entrer les sciences en démocratie, París, La Découverte, 1999. [Regreso]
3Joseph Rouse, Knowledge and Power. Toward a Political Philosophy of Science, Ithaca, Cornell University Press, 1987. [Regreso]
4James Brown, Who rules in science? An opinionated guide to the wars. Cambridge, Ma., Harvard University Press, 2001. [Regreso]
5Thomas Uebel, "Political Philosophy of Science in Logical Empiricism", congreso History of Philosophy of Science (hopos), Notre Dame University, junio, 2004. [Regreso]
6Cfr. Gilbert Hottois, Essais de philosophie bioéthique et biopolitique, París, Vrin, 1999. [Regreso]
7R. Westfall, Newton: una vida, Madrid, Cambridge University Press, 1996: 49-50. [Regreso]
8Datos tomados de J. M. Sánchez Ron, El poder de la ciencia, Madrid, Alianza, 1992. [Regreso]
9 Cfr . S. Lelas, Science and Modernity , Dordrecht, Kluwer, 2000. [Regreso]
10M. A. Quintanilla, "Ciencia e información en una sociedad democrática", en I Congreso Nacional de Periodismo Científico, Madrid, csic, 1991: 68. [Regreso]
11Además de la obra clásica de Thomas Kuhn, La estructura de las revoluciones científicas , México, fce, 1975, para hacerse una idea del giro pragmático en filosofía de la ciencia, puede verse J. Echeverría, Filosofía de la ciencia, Madrid, Akal, 1995 y Alfredo Marcos, Hacia una filosofía de la ciencia amplia, Madrid, Tecnos, 2000. [Regreso]
12Puede verse, por ejemplo, el relato que hace Bruno Latour de los hallazgos de Joliot sobre radiactividad, "Joliot: punto dse encuentro de la historia y de la física", en M. Serres, Historia de las ciencias, Madrid, Cátedra, 1991: 552-573. [Regreso]
13Su texto clásico es La lógica de la investigación científica, Madrid, Tecnos, 1973. [Regreso]
14L. Laudan, El progreso y sus problemas, Madrid, Encuentro, 1986. [Regreso]
15Empleo aquí el término en el sentido que le da Ambrosio Velasco en su libro Tradiciones naturalistas y hermenéuticas en la filosofía de las ciencias sociales, México, unam, 2000. [Regreso]
16Sobre la ciencia como subsistema social en relación con otros, puede verse Evandro Agazzi, El bien, el mal y la ciencia , Madrid, Tecnos, 1996. [Regreso]
17 Cfr. P. Feyerabend, La ciencia en una sociedad libre, Madrid, Siglo XXI, 1978. [Regreso]
18Pierre Aubenque, La prudencia en Aristóteles, Barcelona, Crítica, 1999. [Regreso]
19Para la exposición de la historia y definición del principio de precaución sigo el texto de Ramón Ramos Torre, "El retorno de Casandra: modernización ecológica, precaución e incertidumbre", en J. M. García Blanco y P. Navarro, ¿Más allá de la Modernidad?, Madrid, cis, 2002: 403-455. [Regreso]
20Los datos sobre la lluvia ácida los tomo de B. Lomborg, El ecologista escéptico, Madrid, Espasa, 2003: 259-263. [Regreso]
21P. Kourilsky y G. Viney (dirs.), Le principe de précaution. Rapport au Premier Ministre, París, Odile Jacob-La Documentation Française, 2000: 21, apud en Ramos Torre, op. cit.: 424. [Regreso]
22Ramos Torre, op. cit.: 424. [Regreso]
23Tenemos diversas formulaciones del principio de precaución, todas apuntan hacia una cierta actitud, pero ninguna de ellas puede ser leída como una definición. Pueden verse hasta seis variantes textuales en Torres Ramos, op. cit.: 416, procedentes de los siguientes textos: II Conferencia sobre la protección del Mar del Norte (1987); III Conferencia Interministerial sobre el Mar del Norte (1990); Declaración de Río en la Conferencia de Naciones Unidas sobre el medio ambiente y el desarrollo (1992); Protocolo sobre bioseguridad de Montreal (2000); Tratado de Amsterdam de la Unión Europea (1998); Francia: Ley 95-101 sobre protección del medio ambiente (1995). Todas ellas presentan como elemento común la legitimidad de actuar sobre las supuestas causas para evitar posibles efectos gravemente dañinos aun sin certeza científica sobre la relación causa-efecto. [Regreso]
24Kourilsky y Viney, op. cit.: 151, cursiva añadida. [Regreso]
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