37Critchley, On Humour, Londres: Routledge (2002): 3. cf. Tubbs, Op. cit.: 52–53.
38Ídem. De hecho, se ha dicho que “Kierkegaard fue uno de los primeros pensadores modernos en examinar seriamente y emplear conscientemente el estilo cómico [comic mode] en el pensamiento religioso y en la vida”.
39Donald Capps, “The Psychological Benefits of Humor”, Pastoral Psychology 54, N° 5 (2006).
40Landy, Op. cit.
41Citado en Nilsen: 1062.
42Citado por Yehuda T. Radday, “Humour in Names”, en Yehuda Thomas Radday y Athalya Brenner (editores), On Humor and the Comic in the Hebrew Bible (Sheffield: Almond Press, 1990): 74.
43Yehuda Thomas Radday y Athalya Brenner, On Humor and the Comic in the Hebrew Bible (Sheffield: Almond Press, 1990).
44Landy: 14.
45Entre los teólogos, Reinhold Niebuhr aparentemente encuentra esta forma del humor superior a la filosofía misma.
46María Trivella, “Chávez, el zar de la prensa”, Semana, julio 23, 2007.
47Critchley: 65.
48Charles E. Schutz, Political Humor: From Aristophanes to Sam Erving (Cranbury: Associated University Presses, 1977). Otros comentaristas niegan que la intención de Aristófanes sea criticar asuntos de política y estos afirman que su enfoque es principalmente los dioses y poetas de su tiempo.
49Critchley: 65–66.
50Kevin J. Vanhoozer, The Drama of Doctrine: A Canonical-linguistic Approach to Christian Theology (Louisville: Westminster John Knox Press, 2005), Samuel Wells, Improvisation: The Drama of Christian Ethics (Londres: spck, 2004).
51Erving Goffman, The Presentation of Self in Everyday Life (Garden City: Doubleday/Anchor Books, 1959). Goffman llevó a cabo un estudio de la sociedad canadiense para constatar, en una comunidad específica, que los seres humanos en realidad somos actores que asumimos distintos papeles dependiendo de las circunstancias que nos rodean.
52Salvador Jáuregui, op. cit.: 567.
53Citado por Pirandello, op. cit.: 98.
54Alleen Nilsen y Don Nilsen, “Humor”, en Maryanne Cline (editor), New Dictionary of the History of Ideas (Detroit: Thomson Gale, 2005): 1063.
55José Saramago, Las intermitencias de la muerte (Madrid: Santillana, 2006).
56Una historiadora ha afirmado recientemente que si bien es cierto que los nazis mataron seis millones de judíos, asimismo es cierto que también asesinaron entre 14 y 16 millones de otras personas. ¿No es esto otro holocausto mayor? Véase, Joanna Bourke, The Second World War: A People’s History (Oxford: Oxford University Press, 2001).
57Darío Ruiz Gómez, “El humor como revulsivo social”, Kinetoscopio 9, N° 48 (1998): 50.
58Dan Ben-Amos, “The ‘Myth’ of Jewish Humor”, Western Folklore 32, N° 2 (1973): 117.
59Tubbs: 30.
60Figueroa Dorrego y otros, op. cit.: 17.
61Winter, citado por Tubbs.
Capítulo 2
De Punt a Saramago:
El humor en la literatura del Medio Oriente Antiguo y en la literatura universal
Introducción
Aparte de aprender sobre las dificultades para definir el humor, en el primer capítulo notamos lo humano, lo complejo y lo poderoso del humor. En este capítulo queremos demostrar dos cosas: la presencia del humor en las culturas más antiguas y su abundancia en la literatura universal. Esto lo hacemos con el propósito de sentar el resto de las bases que nos faltan para justificar un estudio del humor en el Antiguo Testamento. Queremos ver la fuerza del humor en la literatura para comunicar un mensaje. Hecho esto, estaremos listos para mostrar en el capítulo 3 cómo el Antiguo Testamento utiliza el humor con habilidad magistral para comunicar mensajes o, si se quiere, para hacer teología.
La existencia del humor en el arte y la literatura del Medio Oriente antiguo, mundo del cual Israel es parte, es un asunto plenamente establecido 62. Los libros de historia poco o nada dicen del asunto, simplemente porque se concentran en las guerras, los grandes eventos, los reyes y la geografía. Pero no se nos olvide que los antiguos también eran humanos. No nos parece exacto decir que “hay que reconocer que el humorismo como técnica empleada ex profeso es, sin duda, de fecha muy reciente” 63, puesto que la técnica se reconoce en los géneros y en las formas específicas de los procedimientos literarios.
Los libros modernos sobre el Medio Oriente antiguo ocasionalmente afirman que estos pueblos eran fatalistas y religiosos, y que no tenían sentido del humor; pero eso es falso. No existe sociedad alguna que haya vivido sin humor, aunque, por causa de todas las distancias entre ellos y nosotros, no siempre resulta fácil interpretar exactamente qué se escribió con intenciones humorísticas en la antigüedad. En ocasiones, no es claro si un texto se escribió para ser humorístico o si se debe leer al pie de la letra 64.
Como decíamos al comienzo del libro, al estudiar documentos antiguos enfrentamos muchas distancias: cronológicas, lingüísticas, geográficas y culturales; es decir, hay diferencias monumentales de cosmovisión, formas de pensar, presuposiciones y costumbres 65. Por lo tanto, debemos proceder con cautela y limitarnos a los casos donde existe evidencia suficiente para creer que un documento o algún tipo de representación artística son de hecho humorísticos. Por otro lado, procuraremos siempre tratar aquellos casos en los que tenemos pistas suficientes y más o menos seguras para proponer cuál era la intención del texto o la representación en cuestión 66.
Benjamin Foster clasifica el humor del antiguo Oriente Medio en las siguientes categorías y temas: Tabúes, derrota o pérdida de dignidad, sexo, sátira social, fábulas y caricatura, ironía, sarcasmo, comicidad (wit), proverbios y epigramas, historias chistosas, chistes políticos y étnicos, y de la condición humana 67. Es decir, el tema no es aislado ni escaso de ejemplos.
De Asiria se recuerda más su poder, sus grandes construcciones, su implacable ejército y su crueldad (cf. Is 10.7), pero poco o nada se habla de su sentido del humor. Sin embargo, no hay duda de que los asirios tenían sentido del humor 68.
De Babilonia se ha recuperado una carta en la cual un empleado le escribe a su jefe quejándose por sus condiciones de vida. Le dice que donde vive “no hay ni doctor ni albañil y que las paredes se están cayendo. Si no se arreglan las paredes, alguien se podría lastimar. ¿Será que su señoría podría enviarme un albañil —o por lo menos un doctor?” 69.
Humor en textos del Medio Oriente antiguo
El humor en los textos, si funcionaba al igual que hoy, consiste en un juego de palabras, una sátira. Un ejemplo egipcio antiguo de sátira es el texto llamado “La comparación de profesiones”, también conocida como la “Sátira de los oficios” (1950–1900 a.C). Según Foster, hay muchos ejemplos que demuestran la actitud despectiva del escriba hacia las personas que se dedicaban a otras profesiones cuyo trabajo no requería de la escritura 70. En este texto, el escriba se burla de todos los demás oficios por considerarlos inferiores al suyo. Por eso, dice la sátira, hay que amar los libros.
Escribir es lo mejor que hay en el mundo; una vez que lo conoces, lo amarás más que a tu propia madre. Sólo quienes saben leer y escribir pueden aspirar a ser diplomáticos y a ocupar cargos importantes. El resto de los oficios […]. El herrero tiene las manos como garras de cocodrilo, hiede más que pescado podrido; el escultor aburre con su cincel, cuando termina no puede ni levantar el brazo y en la noche tiene calambres en la espalda y las rodillas; el que corta juncos en los pantanos termina comido de las garrapatas y los mosquitos; el alfarero anda bajo tierra, escarba en el barro más que un cerdo, sus ropas se ponen tiesas por la arcilla, el aire que respira viene directo del fuego; el albañil come con las manos sucias de tierra, se le cansan los brazos de tanto revolver tierra; el campesino chilla más que pájaro de guinea, grita más que un cuervo, tiene las manos hinchadas y huele muy feo; por eso, no hay profesión como la del escriba, él es su propio jefe, todo porque sabe escribir 71.
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