Marina Elizabeth Volpi - Córreme que te alcanzo

Здесь есть возможность читать онлайн «Marina Elizabeth Volpi - Córreme que te alcanzo» — ознакомительный отрывок электронной книги совершенно бесплатно, а после прочтения отрывка купить полную версию. В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: unrecognised, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

Córreme que te alcanzo: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Córreme que te alcanzo»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

Si alguna vez te sentiste solo y el alma te volvió al cuerpo al escuchar la voz amada, si lloraste ríos por una decepción o por un sueño truncado. Si pensaste que era el final y luego descubriste que solo estabas comenzando y al mirarte a un espejo decidiste aceptarte, este libro es para vos; el que ríe, llora, lucha, ama, se arriesga y se siente frustrado, pero aún así busca alcanzar su sueño. Porque al igual que vos, la vida de Elizabeth Verammi comenzó plagada de incertidumbre, pero ella se propuso buscar un destino en el que fuera feliz y lograra romper con el círculo del abandono. Nunca se dio por vencida, porque tuvo la ayuda de ángeles sin nombre y almas bondadosas. Ella, al igual que vos, estaba decidida a ser quien debía ser, aunque tuviera que rediseñar los designios divinos.

Córreme que te alcanzo — читать онлайн ознакомительный отрывок

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Córreme que te alcanzo», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Una de las tantas salidas de fin de semana me dijo que me llevaría a un lugar soñado, donde solo íbamos a estar él y yo. Así que con tremendo programa me puse mi ropita más linda, saludé a Vale y a Maca y me subí al auto de “mi doctor”, como le decían las chicas. Observé que la ciudad comenzaba a quedar atrás y el camino se hacía rutinario, por lo que solté mi cabello, bajé la ventanilla y mirándolo con ternura dije las palabras más trilladas y usadas del mundo: ¡¡¡te amo!!! Él me respondió con un guiño de ojo.

Llegamos temprano a Mar del Plata y nos alojamos en un hotel divino, yo no soy tonta, por lo que sus intenciones eran absolutamente obvias, pero todo era tan bonito que solo me dejé llevar por el momento. Dejamos las cosas detrás de la puerta y le dije que quería darme un baño, así nos preparábamos para almorzar. Dejé la campera en la cama (solo había una cama) y me dirigí al baño que era lujoso con jaboncitos y toallitas de todos los tamaños posibles, luego de una espumante ducha me sequé el cuerpo y me envolví en toallas. Busqué mi ropa para ponérmela, y como no la encontré, salí medio enojada a preguntarle por qué me sacó la ropa del baño. Apenas me asomé en el marco de la puerta, sentí su mano fuerte agarrándome el brazo, levantándome casi en el acto y llevándome hacia la cama. La desesperación de él no le dejó ver el pánico en mi rostro, y en lugar de ser una escena de amor, se transformó en una lucha libre que parecía excitarlo cada vez más, hasta que le grité:

—¡Me estás lastimando, así no quiero! —En el acto se frenó, se acomodó el pelo y me pidió disculpas; yo tenía el cuerpo a medio cubrir por la toalla y magullones en los brazos. Empecé a hacer arcadas de los nervios y él me abrazó tiernamente y me dijo que iba a esperar hasta que nos casáramos, que por favor lo disculpara. El fin de semana paseamos, comimos y compramos algunas cosas, pero él durmió en el piso con una frazada y yo dormí en la cama. Al llegar al instituto el domingo por la tarde mi cara no reflejaba la misma alegría con la que había partido, mis amigas apenas me preguntaron qué pasaba. Acostada en mi cama comiendo un alfajor muy famoso de Mar del Plata sentía las lágrimas correr por mis mejillas y me preguntaba con quién me había metido.

El siguiente comparendo fue para anunciarme que me casaba en dos meses. La noticia me cayó como balde de agua fría; ¿ni siquiera me habían consultado? ¿Qué era yo, un objeto? Le informé a la jueza que bajo ningún motivo yo me casaba y ella me dejó muy en claro que yo sin él no sería nada. Muchos pueden pensar que por qué me hacía la orgullosa, que siendo una pobre piba debía estar agradecida de semejante oportunidad, que el futuro que tendría con tremendo prospecto era brillante, etc. Pero yo sentía en las entrañas que no podía, ni quería verlo más. Mi problema básicamente era que la reacción de Diego me había trasladado a mi más tierna infancia y veía claramente el rostro del “monstruo” venir hacia mí a atacarme. No tenían ninguna relación entre sí, pero apresurarme, a Diego le había costado perder mi incipiente amor…

La bendita calle

Volver a mi rutina y preparar mi salida fue todo lo que ocupó el resto de mis pensamientos. Por suerte Maca se vendría conmigo al pensionado para señoritas que tenían las monjas y seguro juntas saldríamos adelante. Lo único triste de esta situación era que tendríamos que dejar atrás a Vale porque era casi dos años menor que nosotras y aún le faltaba mucho para irse de allí. Todo en la vida llega y una cosa es soñar con el día y otra es recibir unos pesos que nos ofrecieron con tanto amor las monjitas, diciéndonos que estaríamos un año más en la pensión hasta que pudiéramos valernos por nosotras mismas, que nos habían anotado en un secundario para adultos, así terminábamos los estudios, que debíamos buscar un trabajito para mantenernos y que de ahora en más, ellas confiaban que tanto cuidado y cariño no serían en vano porque nosotras sabríamos ser mujeres de bien. Abracé a Sor Herminia con inmenso cariño, sin saber que esa era la última vez que la vería con vida, a Sor Rosario para agradecerle por tanta paciencia, a Sor Vivian por ayudarnos siempre y ser tan atenta y a la Madre Superiora para jurarle que las haríamos sentirse orgullosas. Finalmente avanzamos hacia la salida y el portón gigante se cerró detrás de nosotras.

Atravesamos la ciudad en el auto que nos llevó al pensionado religioso donde nos recibió Sor Eulalia, quien nos indicó cuáles serían las pautas nuevas a seguir; nosotras estaríamos bajo su tutela hasta los 18 años, debíamos hallar y mantener un trabajo honesto y legal, no podíamos dejar de estudiar, por lo que ella exigía la libreta de notas y a las 20 horas se cerraban las puertas del pensionado, por lo cual si llegabas más de cinco veces tarde te arriesgabas a que te echaran. Llena de recomendaciones y advertencias comenzó esta nueva etapa, pero nada podía opacar el hecho de que estábamos libres en la ciudad más hermosa del mundo. “¡Buenos Aires tiembla! ¡Eli y Maca han llegado!”, pensé.

La primera semana fue acomodarnos, conocer a las demás pensionistas, ir a preguntar datos escolares, aprender a andar en colectivo, buscar incansablemente un trabajo y tratar de no desanimarnos en el proceso. Nada era como lo había soñado; la mayoría de las pensionistas vivía su vida y no tenía tiempo de decirme qué hacer. Al final Maca se encontró con unos familiares que se la llevaron a trabajar con ella y yo me quedé más sola que nunca, o por lo menos, así me sentía.

Los trabajos que conseguí no servían para nada; repartir folletos por pesitos, telemarketer a comisión, vendedora de panchos y un montón más que trato de no recordar porque una se amarga. Hasta que encontré un trabajo re piola en una estación de servicio, aunque confieso que comencé con muy mal pie, porque el anuncio decía: “Señorita con buena presencia para trabajar en estación de servicio”. Hacia allí fui toda bien vestida y llena de esperanzas, pero el señor que debía entrevistarme no estaba, así que su mano derecha, un muchachito desgarbado, medio tartamudo, llamado Miguel, me dijo que si quería podía ir llenando los papeles y esperar sentada la entrevista. Cuarenta minutos después y tres cafés medio fríos pensé que me estaban tomando el pelo, así que le pregunté:

—Che, ¿viene tu patrón? —Y él con poco ánimo me dijo:

—Si querés po-po-podés ayudarme en la playita y te explico cómo es el trabajo. —Sin dudarlo lo seguí hacia la playa de estacionamiento y observé cada movimiento que hacía con la máquina expendedora de nafta.

—¿Me dijiste que te llamás Elizabeth, cierto? Bueno, lo que tenés que hacer es fácil; le preguntás al cliente qué necesita y mientras cargás el auto, le ha-ha-hacés el aseo sin dejar de moverte, más rápido te movés, más-más propina te dan, nena. La verdad es que las explicaciones de científicas no tenían nada, pero me resultaron muy útiles y se lo agradecí. Cuando llegó Esteban, Miguel le dijo que hacía como tres horas que yo estaba esperando y que él me había explicado todo. Esteban me miró como palpando cada parte de mi ser y me dijo:

—Empezás mañana. Gabriela, de la cocina, te da la ropa, luego firmamos contrato. —La palabra “contrato” me sonó exquisita. Me marché hacia la cocina y pedí mi ropa de trabajo; una cocinera con cara de agotada me dio una bolsita flaca con lo que era mi “uniforme”, pero para no despertar suspicacias sonreí y me fui apresuradamente, pero luego en la pensión abrí la bolsita y para mi disgusto, el atuendo era una calza medio traslúcida, con una remera ceñidísima haciendo juego, lo único lindo era la gorrita con el logo que me puse y me quedaba rebien. Viéndome en el espejo me di cuenta de que estaba flaca y que aún no tenía mucho pecho, pero mi mayor problema era mi trasero; ¿recuerdan a Teo? Bueno, la calza mostraba que me faltaba media cola, pero si caminaba hacia la derecha con disimulo se notaba menos. Lo importante era que conseguí un trabajo honrado, por la mañana trabajaría, podía estudiar por la tarde y ¡realmente estaba ganando plata! Si Sor Herminia me viera…

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «Córreme que te alcanzo»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Córreme que te alcanzo» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Отзывы о книге «Córreme que te alcanzo»

Обсуждение, отзывы о книге «Córreme que te alcanzo» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x