La conquista del lenguaje
La conquista del lenguaje
Una mirada a la evolución de la mente simbólica
Xurxo Mariño
Primera edición en Shackleton Books: septiembre de 2020
El presente libro es una edición ampliada y actualizada del que apareció publicado por primera vez en EMSE EDAPP, S. L. con el título El misterio de la mente simbólica.
La conquista del lenguaje. Una mirada a la evolución de la mente simbólica
© 2018, 2020, Xurxo Mariño
© 2020, de esta edición, Shackleton Books, S.L.
www.shackletonbooks.com
Realización editorial: Bonalletra Alcompas, S.L.
Diseño de cubierta: Pau Taverna
Diseño de tripa y maquetación: Kira Riera
Composición ebook: Víctor Sabaté (Iglú de libros)
© Fotografías (referencias sobre la página de la edición en papel): Heritage Image Partnership Ltd / Alamy Stock Photo (p. 57), Fotografía cortesía de Aleix M. Martinez (p. 113), Dptro / Shutterstock (p. 122). Dominio público: Nilina/Pexels (p. 17), Hellen Keller (p. 77). Wikimedia Commons: Mindfrieze (p. 25 izq.), Poeticbent (Originally Sodipodi clipart) (p. 25, centro) y Rubken (p. 25 dcha.), José-Manuel Benito (pág. 51), Von Rameessos-Eigenes Werk, Gemeinfrei (pág. 147 a), Claude Valette [CC BY-SA 4.0] (pág. 147 ab.), Dagmar Hollmann [CC BY-SA 3.0] (pág. 150).
© Ilustraciones (referencias sobre la página de la edición en papel): Jordi Dacs (págs. 44, 66, 83, 88, 97, 99 [basada en la de Penfield, W., Y Rasmussen, T., The cerebral cortex of man. A clinical Study of localization of function, 1950]. Icons by Icons8
ISBN: 978-84-18139-18-5
Reservados todos los derechos. Queda rigurosamente prohibida la reproducción total o parcial de esta obra por cualquier medio o procedimiento y su distribución mediante alquiler o préstamo públicos.
Introducción. La singularidad humana
La tríada virtuosa
Índices, iconos y símbolos
Inventos digitales
Comunicación animal
El bonobo que maneja símbolos
El gran problema
La senda de los cabezudos
Sobre el tamaño del encéfalo
Las primeras herramientas
La tecnología más exitosa de la historia
Los primeros europeos
Cara a cara
Modelos para explicar la distribución de Homo sapiens
Los números cuentan
Un cerebro grande para mis amigos
Un dilema evolutivo con final feliz
De la infancia a la adolescencia
Todos somos niñas y niños prodigio
Sin ti no soy nada
La máquina de pensar palabras
Estructura básica del sistema nervioso humano
Neuronas para el lenguaje
Tomando el control
Y se hizo el lenguaje
Hace un millón y medio de años
Las semillas de las palabras
La carne es mía
Yo te entiendo
Romper el silencio
Cultura, genética y viceversa
Mis primeras palabras
Listos para el viaje
Homo sapiens se hace mayor
La llegada a Europa
Una explosión sin precedentes
Y aquí estamos
Dando forma a la mente
Epílogo. Del hacha de piedra al disco de la Voyager
Apéndices
Sobre el autor
Para el pequeño Fuco
Introducción
La singularidad humana
En estos momentos estás recibiendo un implante mental. Al leer estas líneas se está reproduciendo con precisión en tu mente la misma secuencia de palabras que hace algún tiempo generó mi cerebro. Si estuviésemos cara a cara podría realizar este implante de manera casi instantánea, utilizando el lenguaje oral —o el de signos— para transmitir a tu mente el flujo de ideas y pensamientos que fluyen por la mía. No conocemos ningún otro ser vivo que posea, ni de lejos, un sistema tan preciso y eficaz para transmitir el pensamiento. Ni para generarlo. El lenguaje no es solo un sistema de comunicación, sino que también —o, sobre todo— es una herramienta para articular el pensamiento. Como escribía Étienne Bonnot de Condillac hace más de dos siglos, «no pensamos sino con el socorro de las palabras, y esto basta para hacer comprender que el arte de razonar ha comenzado con las lenguas: que no ha podido hacer progresos sino en cuanto ellas los han hecho». Pensamos en gran medida con palabras y la inmensa mayoría de esas palabras, de ese lenguaje, se queda en la intimidad de nuestra mente. Organizamos nuestras elucubraciones mentales mediante cadenas de palabras ordenadas según unas reglas sintácticas. Tenemos también, desde luego, una cantidad importante de actividad mental que no depende del lenguaje, como la percepción del tacto, del sonido de la lluvia, del sabor de las manzanas, la risa o el llanto. Pero cada vez que reflexionamos sobre algún asunto, o cada vez que elaboramos un plan de acción, estamos apoyando nuestra mente sobre el sólido y a la vez intangible edificio del lenguaje. Una pequeña parte de ese mundo lingüístico interior sale en ocasiones al exterior —en algunas personas con más frecuencia que en otras— y termina por impactar en otras mentes. La comunicación mediante el lenguaje nos permite construir una cultura, conocer cosas sin haberlas vivido, trascender el presente; todo esto tiene, en términos evolutivos, un gran valor adaptativo, ya que podemos sacar provecho del saber acumulado a lo largo de las generaciones y así, por ejemplo, acceder a innovaciones hechas por otras personas separadas de nosotros en el espacio y en el tiempo o evitar situaciones peligrosas sin tener que sufrirlas ni una sola vez.
La característica más sobresaliente del lenguaje es su naturaleza simbólica. La mente humana maneja símbolos sin despeinarse. No sabemos muy bien cómo ni mediante qué procesos evolutivos se ha desarrollado esta fascinante capacidad de abstracción. Las personas que se dedican a estudiar el lenguaje y la mente simbólica desde el punto de vista de la lingüística, la neurociencia, la paleoantropología, la psicología o la arqueología no tienen mucho a donde agarrarse. Ningún otro animal posee algo parecido. Hasta donde sabemos, estamos solos en el universo de los símbolos, pero al menos podemos contarlo. Las palabras y los gestos no fosilizan, el tejido nervioso lo hace en raras ocasiones, y los restos fósiles de nuestros ancestros, de las especies de homininos que nos precedieron, son escasos y dispersos. Y, con todo, existen algunas pistas que permiten comenzar a tejer el lienzo en el que está representado el misterio de la evolución de la mente simbólica y el lenguaje. Pistas que vienen del pasado, a través de las investigaciones arqueológicas y el estudio de los fósiles, y pistas que podemos extraer del presente, agazapadas en nuestro intrincado tejido neuronal, en el proceso de aprendizaje lingüístico de las criaturas humanas, y en el comportamiento y capacidad de aprendizaje de nuestros parientes primates.
La capacidad de externalización, de comunicar a otras personas los pensamientos íntimos es, en realidad, la parte más sencilla de explicar. Lo complicado es descubrir cómo se ha producido la evolución de la capacidad lingüística, cómo se ha modificado el sistema nervioso de los humanos en los últimos dos millones de años, cómo se produce la asimilación y el aprendizaje de la lengua o las lenguas maternas por bebés humanos, y cómo la mente consciente brega a diario con el mundo de los símbolos.
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