La música, la conexión con el corazón, la fe y vislumbrar nuevos caminos
Abuelos presentes, abuelos amigos
Mamá multifacética. Mi camino interno en terapias alternativas
Mi madre, ROSA mi mejor amiga
Sangre armenia
La imagen del bisabuelo Agob en la luna
Quién dijo que los niños con autismo no tienen emociones o no las entienden...
El mar. Conexión con el agua y el mar
Habilidades encontradas
Luciano y su conexión con los caballos
Equinoterapia
Una noche mágica para la metafísica
Cumplía 7 años
Personas tóxicas, en la esfera de la discapacidad
Reiki. Sanación en mí
Hacia la inclusión pre escolar
Alfombra roja para la discapacidad
4 Abuelos. 4 Mosqueteros
Rumbo a sus 8 años
Otra noche mágica y la luna siempre presente jugando con la luna “es un chiste”
Este tiempo es para ellos. Hacia los 9 años
La catedral. Y la promesa de mi madre se cumple
Clínicas peregrinaje y mirada internacional de los 7 a los 10 años
Nueva etapa Nueva década
Logros del despertar del habla con Maximiliano Bouzada
Metodología de la terapia de trabajo conductual
Luciano a sus 9 años verbalizado
Descubrir un mundo nuevo. La comunicación
La magia del amor. El intercambio y la intención comunicativa
Terapia ocupacional
Primeras palabras. Primeras emociones.
Segunda etapa de educación especial
Alimentación
Opción de alimentación saludable
Descansar a la noche
Vacaciones sin rutinas
Sumar pequeños y grandes logros
Agenda y rutina habitual hacia sus 10 años
Habilidades sociales y deportivas
Nuevos tratamientos y terapias para evaluar paso a paso
Primeras frases en su expresión verbal
Nunca es tarde para empezar el cambio
El presente es ahora. Cambio en su vida. Respirar
La Resiliencia
La iluminación
Autismo mundo interior profundo, genialidad
Capítulo de Astrología
Reporte infantil luciano
Hacia la pre adolescencia
Agradecimientos especiales.
Introducción: Almas gemelas y su encuentro
Cuando conocí a Pablo supe que era la persona con la cual quería seguir el resto de mi vida, conocí a un compañero apasionado, muy divertido y contenedor, a quien podía decirle ampliamente: “Te amaré por siempre”.
Como el pasacalle caminero de ruta que le mandé a hacer, con esa misma frase cuando decidimos irnos a vivir juntos, iba a ser un camino de ruta juntos, con caminos rectos, curvos y todo tipo de vueltas.
Ambos con experiencias de convivencias vividas, pero sin hijos, noviamos un año para luego, con palabras de él, “ vamos a hacer las cosas bien”, casarnos y formar una familia... Así todo empezó un 30 de junio, fiesta familiar, ambas familias compatibilizaron al instante, y regia luna de miel a París, invitados por mi prima Victoria y Pim, donde por nuestros cálculos, el embarazo vino rápidamente, lo cual nos sorprendió, más rápido de lo planeado.
“Este bebé nos eligió como padres”
Embarazo ideal porque desde el primer momento sentí que debía dejar todo por él, siendo primeriza, dedicarme a este varón, y habiendo transitado por varias etapas profesionales de trabajo de tiempo completo, y extrema presión, tomé la iniciativa de una renuncia en un momento clave.
Un domingo 3 de noviembre, comienzo este libro y recorro por todo lo que fue el paso a paso de cada etapa vivida, hoy con más calma y satisfecha por lo transitado, comienzo por momentos únicos que todos tenemos, donde la intuición y la corazonada siempre me guiaron de la mejor manera y hoy lo compruebo así.
Embarazo e intuición
Fueron 9 meses de gestación, siempre sentí internamente una gran paz interior, que estaba haciendo las cosas bien, él era la prioridad. Luciano me decía en mi interior, que debía dejarlo todo por él, eso era mi profesión y carrera en una aerolínea, más de doce años de trayectoria en marketing y comunicación, y algo me decía que ya había cumplido un ciclo. Doce años de mantener un cargo sin colores políticos, etapa importante en mi vida, como lo que narraré en este libro, los siguientes doce años de vida desde el nacimiento de Luciano.
El embarazo era el momento ideal para unas buenas vacaciones laborales, que no las había tenido por muchos años. Año sabático en la mira, y por qué no, si era mi primer embarazo, debía disfrutarlo tranquila, cuidarlo más que nada en este mundo, y dedicarme al varón, esperado con tanto amor.
Mi esposo, siempre muy contemplativo al crecimiento de la panza, fotos, poemas, flores, pensando en cada detalle; todos cuidaban de mi embarazo, como si fuera una copa de cristal, así me sentía, siempre cuidada y contemplada, hasta el más mínimo detalle.
Se van perdiendo las curvas, el cuerpo cambia, pero lo más intenso era el amor con el cual aguardábamos al bebé, al cual, antes de llegar a término, llamaríamos Luciano Amadeo, ser de luz buscado con amor.
Todo tipo de ecografías y estudios normales, esperando al mes de abril, solo restaba esperar la semana 39, donde el parto venía normal. Sin embargo, al internarme el bebé venía de mentón y no quería bajar, escuchaba palabras de desesperación de médicos que decían “sube como un jabón”, no quería salir, y luego de agotadoras 10 horas de internación y trabajo de parto, me practicaron cesárea de apuro. Había pedido la epidural que, supuestamente, me dejó sin fuerzas por haberlo intentado todo, pero hubo temores de no escucharle los latidos del corazón, y practicaron cesárea. Nacimiento normal, lo poco que recuerdo fue un temblor continuo y la tranquilidad de que al nacer me lo acercaron a mi mejilla, con todas las señales normales de llanto. Peso normal average 10, el resultado fue excelente, Pablo, el papá, estuvo en la sala de operaciones, y quedó impactado al presenciarlo todo.
Solo mi cuerpo abarrotado y mi sentir colapsado, permanecí casi por dos horas temblando en otra sala para que lograran estabilizarme y llevarme a la habitación, donde me esperaban mi marido y familiares felices de la llegada de Luciano, y se inundó de alegría el lugar.
Me queda esta reflexión, por qué no dan a cada mamá el deseo de traer a su hijo al mundo como más quiera, NUNCA fui “fan” del parto natural, más si el parto viene complicado como el mío, sumado a una epidural que no me dejaba pujar, en esas últimas e interminables horas de trabajo de parto, buen final por la llegada normal por cesárea, pero muchísimo sufrimiento.
Primera etapa de padres. Primer y segundo año
Pareja unida y experimentando cada situación como padres, los baños los hacíamos juntos.
Sus primeros meses demostraban mucha ansiedad, lograba descansar a la noche, pero inexpertos como papis, puesto que era el primer hijo, nos abrazamos a la esperanza de que estábamos haciendo bien las cosas, no teníamos una guía pedagógica firme para medir mejor esa etapa temprana, quizás faltó una neonatóloga con mayor expertise al nivel de diagnosticar alarmas de autismo en su primer año de desarrollo, lo visualizo ahora, después de 12 años, para minimizar e ir contrarrestándolas como bebé, si bien teníamos pediatra de cabecera y rigurosos controles, mes a mes.
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