Pedro Arturo Estrada
Palabras de vuelta
Selección de poemas
1978-2020
Poesía
Editorial Universidad de Antioquia®
Colección Poesía
© Pedro Arturo Estrada
© Editorial Universidad de Antioquia®
ISBN: 978-958-714-963-0
ISBNe: 978-958-714-964-7
Primera edición: mayo de 2020
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Summa de un devenir
La poesía como experiencia vital, conocimiento y belleza ha sido para Pedro Arturo el centro de su vida, de su ser. Intuición y silencio son los caminos que a lo largo de más de cuarenta años ha sabido transitar con paciencia y discreción. Tantas veces lo he visto ahondar en su propia extrañeza sin importar que la vida parezca a veces orillarlo, dejarlo un poco al margen de sus asuntos. Para él, todo fluctúa —como lo sugirió en el título de su primer libro—, entre la luz y la sombra, la claridad y la incertidumbre. Sin embargo, su voz no pierde la serenidad de quien sabe que al final pocas cosas permanecen, excepto la palabra que intenta fijar y conciliar esa antinomia de la vida, ese flujo de experiencia y misterio que denominamos “realidad”.
Cuando apareció su primer libro, Poemas en blanco y negro (Editorial Universidad de Antioquia, Medellín, 1994), hace justamente veintiséis años, José Manuel Arango escribió: “Sus poemas son los de alguien que ha vivido una experiencia, de la que uno siente que vuelve con algún desencanto; alguien que ha dejado atrás, para decirlo con un bello verso suyo, el sueño mal soñado de la juventud. Amarga a trechos, su poesía se orienta sin embargo hacia el misterio, como si tratara de descifrar la aritmética exacta de la muerte pero también los signos que Dios escribe / en los dormitorios penumbrosos”. Todavía esas palabras mantienen vigencia puesto que a lo largo de este tiempo el tono y aun el fondo de sus poemas solo han ido depurándose, intensificándose en su decir, aunque extendiéndose también a nuevas posibilidades expresivas.
En sus libros de poesía posteriores, Fatum (Colección Autores Antioqueños, Medellín, 2000), Oscura edad y otros poemas (Universidad Nacional de Colombia, Bogotá, 2006), Suma del tiempo (Universidad Externado de Colombia, Bogotá, 2009), Poemas de Otra/parte (Editorial Cuadernos Negros, Armenia, 2012), Locus Solus (Sílaba, Medellín, 2013) y Monodia (Amazon, Nueva York, 2015), hasta Canción tardía y Morir al Sur, aún inéditos y de los cuales incluye aquí algunos poemas al final, ese tono, ese decir, esa visión en blanco y negro pero rica en gradaciones y matices tanto de su propia vida como del mundo que le correspondió, han adquirido madurez y plenitud, tal como ahora podemos apreciarlo en este volumen donde se recogen los textos que Pedro Arturo reconoce —con modificaciones hechas a los originales anteriores— realmente “menos malos”, según él.
Siempre he visto que Pedro Arturo vive y sueña a contracorriente de sí mismo, y esa terquedad de pretender pasar por el mundo sin que su propia sombra lo advierta, me conmueve ahora como al comienzo, cuando sin retórica innecesaria abrió para mí las puertas de un reino en el que cada palabra tiene un lugar, pero, también, un “no lugar” donde anida lo indecible. Con un poco de incredulidad frente al mundo y su propia existencia, lo veo aún adentrarse en laberintos en los que seguramente la poesía ha sido y seguirá siendo para él su verdadero Hilo de Ariadna.
Es probable para Pedro Arturo, a sus años, que la mano invisible de la poesía continúe señalándole nuevos derroteros, nuevos signos en el aire que él acogerá, continuará intentando descifrar. Por ahora, esta amplia selección de sus textos es para nosotros una prueba suficiente y bella de su paso, una indudable summa de su devenir.
Lucía Estrada
2020
A mi familia y amigos
De pie en un cruce.
Y en todas direcciones,
tarde de otoño
Seishi
Poemas en blanco y negro 1978-1994
Pasajero de las sombras
Al país de lo desconocido avanzo
lento pasajero de las sombras
Un cielo exiguo y bruno
alimenta mi inquietud con su cauda
de lluvias metálicas
con sus descendimientos mágicos
Soy el ciego viajero
del corazón lunar
Aquel que sube y luego cae
El que se precipita tras el viento
como si fuera su destino
Una ventana abierta a la noche
es mi alma sobre el abismo de la muerte
El vértigo se llena de estrellas
mi vacío
—de palabras.
Edad de hombre
Atrás
la mirada que indaga en el vacío
El sueño mal soñado de la juventud
fondos difusos
pálidos vestigios de los días
El rostro deslustrado por el tiempo
y el corazón, la carne, el hueso
que tal vez fueron soporte
del prodigio
Pero nada que conste
Nada que te salve de esos años perdidos
Nada que te quede de todo cuanto fuiste
o creíste ser en este mundo
Ahora miras aterrado
la línea de sombra que te cruza
como el reflejo oscuro de la guillotina
Despiertas en el estupor
y nada sabes
—Casi nada comprendes.
Del tigre y tu memoria
Al primer fogonazo de la fiebre
el tigre te saltaba del fondo de los párpados
La asfixia de sus zarpas en la noche sin ángel
—sin miradas
Era la sombra que acechaba tras el día turquesa
El rostro atravesado de gestos oblicuos
La risa tarántula de las visitas
Nadie salvaba tus ojos reventados
detrás de las hendijas del postigo
cuando pasaba lento
el cortejo del mundo ya sin máscaras
Sin embargo es ahora
Para siempre es ahora cuando no acude nadie
y el tigre del vacío
—es tan real.
En la casa
Para Gilma Zapata
En la casa de taburetes ordinarios
paredes que la sombra borra
ella vive y medita
plancha la ropa y lava
esa mugre acumulada de los días
Tras los techos de cal
vida que se cumple simplemente
Tiempo que se descuelga monótono del almanaque
sin que nadie sepa la aritmética exacta de la muerte
ni descifre los signos que dios escribe
en los dormitorios penumbrosos.
El grillo
El grillo todo
se hace estilete
Aguja
que cose la noche a los oídos
Largo hilo que nunca
dejará de zurcir
—su tela negra.
Los otros nosotros
Aquellos que también fuimos
Aquellos que quizá aún somos
desconocidamente otros
siendo, sin embargo, nosotros
Parte del juego
de ser y no saber dónde empezamos
dónde ciertamente terminamos
qué de verdad nos pertenece
qué de verdad hemos perdido
Parte del juego
de haber venido por azar
equivocadamente, sin rol
Extraviados en medio de una fiesta
donde no nos conocen
—ni conocemos a nadie.
Morada real
El tiempo excava en ti
una tumba
El vacío que habitas
ya sin sueños
y fáciles palabras
Secreto y único lugar
donde más vivamente
—te posees.
Saber perder
Acaso nada se pierda
ni la vida cuando en verdad
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