“… Grandes y buenas noticias le tengo acerca de mi salud. Resultado del examen del líquido cefalorraquídeo, negativo . Hay, eso sí, 0,80 de albúmina, y lo normal es 0,20 a 0,40. El Doctor Aymés le envió el resultado a Berenguela, junto con una boleta en que dice que es relativamente satisfactorio, y que fuera donde el Dr. Sedán para estudiar el fondo del ojo. En la tarjeta que envió para éste, se lee: ‘Ochoa Lucas. — Crisis comiciales muy raras. Albúmina citológica en el líquido’.
El Dr. Sedán dijo: ‘Usted puede estar contento, señor Lucas, nada de sífilis, nada de tumor; reflejos normales, pupilas iguales y astigmático’.
Parece que sea la misma enfermedad de Mahoma”.
En carta de 2 de junio se lee:
“Ayer salí de aquel hospital ‘San José’, donde pasaron cinco de mis días, felices. ¡Qué silencio, qué manos y qué almas! Es suave el catolicismo para con sus buenos siervos, como yo. Las Hermanitas de la Presentación son las únicas mujeres que me gustan.
Las noticias que le puedo dar es que no hay tumor. La radiografía es normal. La leyenda dice: ‘Cráneo soberbio. Ninguna anomalía, salvo un enorme seno frontal derecho’.
Mi vecino de cuarto era el abate Peracca, enfermo del corazón por la gordura. Se paseaba en calzoncillos a medio muslo, redactando el testamento, y a las doce gritaba que si no le daban almuerzo se iría para el restaurante.
También había un paralítico que ya no movía ni la cola y que gritaba al ver a su mujer: ¡Maguí…! ¡Maguííí!! (se llama María). Cuando la hermanita le daba el café con leche, exclamaba a cada sorbo: O que c’st bon! O que c’est bon!
Al abate Peracca lo cogieron las hermanas un día robando pan en la cocina, vestido de calzoncillos y una capita. Queda dicho que Peracca es italiano . ¡Aprenda a deducir!”.
Si el lector entrara ahora a la casa de nuestro hombre, lo más probable sería que lo encontrara con un frasco de Kalmidor en una mano; acaba de beber una cucharada y mira para el cielo. Vive de Kalmidor y píldoras azigol . En el frasco de éstas se lee: “Supresión de los bromuros. Para todos los estados nerviosos. Alejamiento progresivo de las crisis”.
Legumbres y legumbres. Pero también está entusiasmado con unas gotas de sales radioactivas .
Resumiendo su vida aparente: enterrar papelitos con promesas y juramentos. Mirar para el cielo. Tomar calmantes. Caminado lento unas veces, rápido, otras. Períodos en que emite juicios acerca de todo y épocas de mutismo. Encerrarse durante días en su cuarto, para llamar a Dios.
La esencia actual de la filosofía de Lucas es que la emisión de juicios hace parte de lo que llama excremento pasional . Lucha contra su persona, beber, fumar, cohabitar, amar, odiar, reaccionar, emitir juicios.
El juicio no hace parte del espíritu, sino de la persona. Toda proposición es reacción. “Italia es hermosa”; en esta proposición hay una reacción. “La tierra es grande”; “Dios es infinito”, etc., etc.
Hasta hoy se había considerado a la razón como facultad espiritual. Ochoa sostiene que hace parte de la apariencia. Dice que arte y ciencia son apariencias, pues no hay sino un verbo sustantivo: SER. No se puede concebir nada existente fuera del Dios escondido .
Sea lo que fuere de toda esta metafísica, lo cierto del caso es que nada mejor que emitir juicios en el café, mientras se fuman los cigarrillos. Y ninguno hace estas cosas con el deleite de Lucas Ochoa, sólo que la metafísica lo pervirtió… O quizá goce tanto por eso mismo, porque lo considera pecado.
“Vas a publicar todos mis excrementos pasionales”. Eso me repite acerca de este libro sobre Italia y sobre muchas cosas, que he arreglado con sus apuntes, correspondencia y conversaciones.
Lo he titulado El Hermafrodita dormido , pues me parece que las páginas acerca de esta obra griega merecen darle el nombre a todo el libro. Es una serie de juicios acerca de Italia. Mussolini, por medio de su policía, llegó a leer algunos de tales apuntes y arrojó a nuestro filósofo de su península. Fue incapaz de comprender.
El epílogo contendrá algunas notas de Ochoa, necesarias para conocer los juicios que ha emitido acerca de las otras naciones y de los sucesos de Colombia. Pero mejor será no decir nada de ésta, porque es mi madre.
ITALIA
PRIMERAS IMPRESIONES
GÉNOVA, 12 DE MARZO DE 1932.
GÉNOVA es ciudad bonita, mucho; original, porque no es plana. Tiene algo de Manizales. Es, con Venecia, la que posee más carácter. Los genoveses son comerciantes y nada más. Es la tierra del ambicioso Colón. Conociéndola, nos explicamos los motivos que lo indujeron a ir en tres cáscaras hasta Guanhaní: comerciar, comprar y vender; oro para comprar el cielo.
Italia está muy organizada; reduce cada día sus importaciones y aumenta las exportaciones. Los impuestos aduaneros son enormes, por ejemplo, para el café. Produce bananos en La Somalia y otras posesiones africanas y prohibió la importación de ellos. Está cerrada para nosotros.
Hay un nacionalismo terrible, lo mismo que en toda Europa. Nosotros somos hospitalarios hasta la bobada. Un pequeño ejemplo es nuestra ley sobre visa de pasaportes, que está basada en la reciprocidad; gratis a italianos y suizos, porque así lo hacen ellos; pero Italia y Suiza son países de turismo; les conviene que vengan por aquí a pasear. A nosotros ¿qué nos ha de convenir que vayan buhoneros italianos a traficar en nuestros pueblos? Para Francia le visan el pasaporte a cualquiera, pero le ponen un letrero que reza: “Prohibición de ejercer trabajo remunerado en Francia”. Somos muy inocentes. Nuestros países de Suramérica se están llenando de la hez de la tierra. Cuando leo la Prensa de allá, me quedo repitiendo: somos inocentes hasta la bobada; somos inocentes, pero aún no estamos pervertidos completamente.
MARZO, 17.
Todo esto es obra de la sugestión de un hombre: Mussolini. Ha logrado que todo italiano se crea un Napoleón y crea que ganaron ellos solos la guerra.
De esto se concluye que para engrandecer a los pueblos hay que instigarles la vitalidad. Es la única lección que puede sacarse de esta repugnante dictadura. Mussolini ha convencido a las nuevas generaciones de que son iguales o superiores a cualquiera, y apenas se convencieron, la creencia deviene realidad y el mundo la va aceptando mansamente. “¿Qué no puede hacerse con el hombre?”, preguntaba el Libertador.
Prohibida la importación de lo que Italia o sus colonias puedan producir. Todos los países de Europa se encierran.
Conclusiones : prohibir la entrada a Colombia de todo lo que pudiéramos producir. Es una vergüenza que allá introduzcan comida. Instigar la vitalidad, predicar que nuestra tierra es más bella y mejor. Sólo nos falta creerlo.
Para eso, el medio es la Prensa y la escuela. Cualquier cosa se puede hacer de un pueblo por medio de la escuela y la Prensa. De ahí que lo primero que hizo Mussolini fue apoderarse de la imprenta y de la niñez.
El principio de reciprocidad que anima nuestras relaciones internacionales, es absurdo: porque si algún país tiene posibilidades para vivir de sí mismo, es la gran Colombia, con dos océanos, con todos los climas y todas las alturas, con las faldas de los tres Andes, sus mesetas y sabanas; ríos con sus valles inmensos. Por ejemplo, es una gran inocencia el que se pueda introducir maíz, frísoles, arroz, huevos, a semejante tierra. Y sombreros, telas, etc. Lo único que debía permitirse, por ahora, es la entrada de maquinaria.
El art. 2 de la Ley 69 de 1930 es absurdo. Los países que no cobran por visar los pasaportes, es porque tienen gran renta en el turismo. Esto sucede con Italia. Mientras que los italianos que van a Colombia es a vender telas, sombreros, corbatas y tronquitos de mármol.
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