Los controles negativos son los que cuentan con mecanismos negativos como el ridículo y la murmuración. Muchas sociedades se valen del ridículo como uno de los principales sistemas de control sobre los niños: el niño obedece no por temor al castigo, sino para que no se rían de él. La murmuración resulta especialmente eficaz en comunidades pequeñas en donde la mayoría de la gente pasa su vida en un alto grado de notoriedad social y sujeta a inspección por parte de sus vecinos.
(b) Controles formales e informales: El control formal se refiere a los decretos, ordenanzas y leyes públicas que han emanado de la autoridad competente y cuentan con una elaboración metódica.
Los controles informales son de índole más sutil pero gozan de gran efectividad como la moral, las costumbres y los modales. La mayoría de ellos no cuentan con una sanción legal, salvo aquellos que tienen un ribete más apremiante son acreedores de sanciones legales. Lo dicho no implica que podamos ser inmorales, excéntricos o groseros sin límite alguno, porque la inmoralidad y la excentricidad pueden ser castigadas con la pérdida de empleo, como la falta de educación puede implicar el veto para participar en grupos sociales relevantes.
(c) Controles institucionales: Se pueden definir como “la influencia efectiva del ambiente cultural estandarizado, en cuanto se manifiesta en la respuesta subconsciente de las personas del grupo o de la sociedad” 103. A este género pertenecen los controles políticos y legales, debemos colocar también como un elemento de control social a la presión económica. Existen pocos medios de coacción tan efectivos como los que amenazan nuestra subsistencia o nuestras ganancias.
La oposición extrema a las costumbres de nuestra sociedad particular puede, además, acarrear una consecuencia más: la de que se nos defina, de común acuerdo, como enfermos.
E) La dinámica y la estática social
Toda sociedad y toda cultura, aun la más tradicional o conservadora está sujeta a cambios.
El cambio se define en pocas palabras como “una variación de un estado o modo precedente de existencia” 104. Sin embargo, debemos distinguir el cambio que es cíclico (como el cambio estacional de las modas), o esperado (como los que experimenta un niño al nacer).
Llevando el análisis a la esfera de la sociedad, se debe atender el trabajo de Kingsley Davis, quien sostiene que el cambio social comprende “sólo las alteraciones que se producen en la organización social, es decir, la estructura y funciones de la sociedad. El cambio social constituye, pues, sólo una parte de lo que en esencia es una categoría más amplia denominada “cambio cultural”. Este último abarca todos los cambios que ocurren en cualquier rama de la cultura... así como los cambios en las formas y reglas de la organización social” 105.
En esta línea se puede sostener que el cambio que es verdaderamente un cambio cultural, ocurre cuando algún elemento cultural es aceptado como una nueva norma y compartido por muchas personas.
E.1) Condiciones y factores del cambio
Respecto de los conceptos anunciados es importante tener presente lo que significa cada uno de ellos: “Por condiciones del cambio entendemos sencillamente las circunstancias en que es probable que éste ocurra, y por factores del cambio las causas que pueden producirlo” 106.
Todos los cambios se efectúan bajo ciertas condiciones necesarias: debe ocurrir en algún tiempo, en algún lugar o ambiente concretos y, para que tenga relevancia en nuestro estudio, debe afectar a las personas. Sin embargo, el cambio social no abarcará ni afectará nunca de la misma manera y al mismo tiempo a todos los miembros de una población, ya que siempre existirán grupos más proclives a éste o que se adaptarán antes a sus nuevos desafíos 107.
Existen además diversas condiciones sociales y culturales en las que suele ocurrir el cambio social; la aparición de nuevas necesidades sociales, la existencia de un caudal de conocimientos previos, la mayor complejidad de la estructura social y la existencia de valores dominantes que favorezcan al cambio.
Debido a que estas condiciones se presentan de modo desigual entre las distintas sociedades y los factores son distintos entre los grupos sociales, las direcciones y ritmos de los cambios son también diferentes.
E.2) Dirección y ritmo del cambio
Los cambios sociales pueden darse de dos maneras, ya sea en la forma de progreso o también como un retroceso social.
Por progreso entendemos, en términos generales, un movimiento en una dirección consciente y deseable. Esta dirección estaría determinada por los fines que la sociedad se haya propuesto y logra alcanzar a través de los medios de que dispone. Si estos fines se concretan se podría hablar de progreso.
En cuanto al ritmo, hay que tener presente que un cambio acelerado no es siempre sinónimo de progreso.
E.3) Cambio deliberado e imprevisto
Tanto el ritmo como la dirección dependen en gran medida de si éste es deliberado o no. Por cambio deliberado entendemos aquel “que se efectúa con control social, con planes y proyectos, ya sea por parte de gobernantes, inventores, reformadores o grupos de presión” 108. Esto ocurre cuando los miembros visualizan la dirección en que les gustaría que se moviese la sociedad y la cultura, llevando a cabo los esfuerzos para lograr el cambio deseado.
El cambio no deliberado “es generalmente imprevisto. Con frecuencia ocurre a consecuencia de catástrofes naturales, como inundaciones, sequías y terremotos” 109. Su importancia se ciñe al hecho de la capacidad de la sociedad para reaccionar y superar las consecuencias que acompañan a esta situación inesperada.
E.4) Cambios y estabilidad
Si bien es cierto que el cambio es un fenómeno universal, debemos recordar que las sociedades son relativamente permanentes y estables. Las estructuras sociales no cambian de la noche a la mañana y como “toda obra humana, están sujetas a modificaciones, pero las modificaciones institucionales son relativamente lentas” 110.
Existen algunas de ellas, como las normas, que cuando son ampliamente aceptadas ofrecen una gran resistencia a la innovación. Lo mismo ocurre con las instituciones mayores, en las que están muy enraizadas las costumbres como son las instituciones religiosas y matrimoniales.
E.5) Instituciones y cambio social
La estabilidad, es decir, la permanencia en el tiempo, es la característica de todas las instituciones, pero esto no implica que se excluya el cambio. Estas duran un período más o menos largo, atendiendo a si responden a las necesidades del medio social y sus ideas interpretan o no el sistema de valores imperantes en la sociedad.
Las relaciones entre las necesidades humanas y las instituciones creadas para satisfacerlas pueden ser inestables y provocar el cambio o desaparición de una institución.
Cuando una modificación de las necesidades que subyacen a la institución no va acompañada del cambio de las instituciones o de sus formas, se produce la decadencia natural de ésta, y cuando una institución es modificada sin que varíen las necesidades que le dieron origen ya no responderá a su objetivo y morirá.
Es un constante desafío para el hombre ir readecuando sus instituciones a las necesidades reales de la sociedad para que éstas puedan subsistir y permitir el progreso.
E.6) Instituciones políticas y comunidad jurídica
En las instituciones políticas el factor de estabilidad adquiere una importancia aún mayor, puesto que por su propia naturaleza debe proyectarse hacia el futuro con la intención de subsistir. Sin este objetivo carecerán de sentido.
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