1 ...6 7 8 10 11 12 ...26 La experiencia ya esbozada se puede sintetizar diciendo que al hombre religioso Dios se le aparece como sujeto supremamente valioso . Si el planteamiento religioso de la cuestión de Dios es la experiencia de un sujeto máximamente valioso, debemos por lo tanto explicar los conceptos “sujeto” y “valor” que son los dos conceptos claves para entender el planteamiento religioso.
Definición de conceptos
Sujeto se opone, lógicamente, a objeto. Sujeto es el que responde a otro, es aquel con quien se dialoga. El objeto, que está ahí delante, de obiectum = lo que yace delante, no responde, solo está y no sabe que está. El objeto está expuesto al sujeto, pero no sabe que lo está. El sujeto, en cambio, sabe si está ante un objeto o ante otro sujeto.
En las religiones no teístas, no se concibe a Dios como sujeto y por eso no tienen culto. Lo que aquí se dice vale solamente de las religiones teístas.
El sujeto tiene una interioridad que él puede revelar o velar a su arbitrio. Esa interioridad está oculta detrás de lo que se ve, de su apariencia. El sujeto determina si quiere manifestarla o no. Al objeto —en cambio— le es arrancado su secreto sin que lo sepa y sin que lo pueda evitar.
El sujeto es dialogal. Le descubre a otro sujeto su interioridad en la comunicación y le pregunta a otro; esto no lo hace el objeto, que es mudo. El hombre religioso le pregunta a Dios y espera de él una respuesta. El filósofo, en cambio, medita frente al mundo y se pregunta a sí mismo por lo absoluto o lo incondicionado ante la realidad condicionada. El religioso no está solo frente al mundo, sino acompañado por Dios. En el ejercicio filosófico el hombre está luchando con el ser al que debe poner al descubierto.
Es preferible en este caso, en mi opinión, refiriéndonos a Dios decir “sujeto” que “persona” porque se evita la dificultad de explicar en qué sentido Dios es persona ya que no puede serlo en el mismo sentido que un hombre, pues no puede tener las limitaciones de este. El concepto persona tiene hoy una connotación fuertemente psicológica, no fue siempre así. Siempre ha tenido el contenido de agente (el que ejecuta). Dios no puede tener nuestra psicología de existentes limitados, aunque debe tener en grado supremo todo lo valioso que hay en los hombres, por lo cual superamos al resto de las creaturas. El término “sujeto” salva tanto la interioridad como el carácter de agente que tiene el concepto persona y no tiene el inconveniente psicológico ya mencionado.
Valor es una cualidad que poseen algunas realidades llamadas por eso “bienes” y que son, en consecuencia, apreciadas. Bien es otro nombre de valor 27. El valor es distinto del ser. Para tener valor algo debe ser, pero siendo el ser estable, el valor puede cambiar y ahí se muestra que no es lo mismo que el ser. El valor puede aumentar o diminuir permaneciendo el ser. El valor económico sube si hay escasez.
La noción “valor” es esencialmente relativa porque solo puede establecerse por comparación (e.d., en relación) con otra realidad, e.d., algo es valioso cuando es más valioso que otra cosa, y porque nada puede ser valioso aislado de un contexto o situación que permite valorarlo.
Razón del valor
Intramundanamente, es muy frecuente el valor utilitario o instrumental, p.ej., un remedio es muy valioso cuando uno tiene una enfermedad que él puede curar; y bastante menos cuando ya nos curamos (solo en previsión de una futura enfermedad). Pero hay valores que superan la utilidad instrumental, como la belleza, que no es para otro fin sino directamente para gozar de ella. La persona amada, por ejemplo, es valor por lo que ella es y no por su utilidad.
En el caso de Dios, el hombre lo reconoce como valor por una obra salvadora y lo sigue apreciando después de esa obra por lo que descubrió que Él es. El cántico de Éxodo 15, posterior al Éxodo, exalta a Yavé porque derrotó a los dioses de Egipto, v.15: “¿Quién como tú entre los dioses?”. Se mostró superior como guerrero a los dioses de Egipto: v.3: “El Señor es un fuerte guerrero”. El contexto es politeísta e implica una comparación entre el Dios de Israel y los dioses egipcios, sobre los cuales se mostró como más poderoso, v.6: “Tu diestra, Señor, resplandece de poder; …”.
Si se dice que Dios es valor absoluto , lo es por dos razones. En primer lugar, porque el hombre lo descubre como estable (=siempre permanece) porque todo lo demás depende de él. Sin él, todo lo demás pierde su ser, e.d., queda insalvado. Dios es un valor porque afecta a la realidad de todo lo demás. La segunda razón de la absolutez de valor de Dios está en la incomparabilidad que tiene Dios —en sí mismo— con todo lo demás en cuanto a que los supera de tal manera que esa comparación pierde sentido. No hay una categoría común que abarque a Dios y a todo lo demás, y en la que Dios sea el primero en esa escala de comparación. En su categoría está solo él, es incomparable con todo lo demás y le da sentido (que salva) a todo lo demás.
Expresiones del valor de Dios
En las expresiones que usamos se ven reflejados los modos de concebir a Dios. Cuando hay dioses, muchos y mundanos, como los dioses griegos que viven en el Olimpo y bajan y suben, ellos son comparables, son lo mejor del conjunto de lo mundano. Entonces, el adjetivo “divino” significa el mejor de un género porque es el mejor, comparado con otros que son especies inferiores del género divino. Un paso más de separación de lo mundano es el adjetivo sustantivado “lo divino”, que es abstracto y singular, se refiere a una substancia distinta a las substancias mundanas. Y, por fin, “Dios” es directamente sustantivo.
Una expresión del valor de Dios en el judeo-cristianismo es la “gloria de Dios” 28. La gloria es la manifestación —simbolizada, p.ej., por el fuego o por la nube— de su presencia. Kabod viene de la idea de peso (“gravedad”, en el sentido de seriedad) y se refiere a la importancia de Dios como superior a la de lo mundano (comparación implícita y necesaria porque no hay nada más con qué comparar a Dios que con lo no Dios). El concepto bíblico “temor de Dios” tiene relación con el de gloria de Dios. El temeroso de Dios, que es el hombre religioso, es quien toma en serio —en su verdadero valor— a Dios, e.d., el que “le toma el peso” a Dios. El temeroso de Dios reconoce su valor en la salvación que de él ha recibido.
Modos de expresar el valor de Dios: Modo positivo ( catafático 29). Algunos nombres dados a Dios subrayan su valor supremo, por ejemplo, Allah tiene, según el Profeta, 99 nombres bellos, e.d., toda la belleza se puede decir de él. Entre los nombres bellos están el Prudente (Sura 6,96); el Sabio ( ibid . y 103), el misericordioso (Sura 18,110), el Sutil (Sura 6,103). Este modo compara a Dios con toda otra realidad, mostrando su superioridad .
Modo negativo ( apofático 30). El silencio de los judíos piadosos después del exilio sobre el nombre de Dios es expresión de su valor y eso es más de lo que se puede decir, al punto que es expresivo el callar el nombre por él revelado en Ex 3,14, sabiendo que es un callar voluntario, e.d., que intenta expresar, intenta ser elocuente. Este modo destaca la incomparabilidad de Dios con toda otra realidad. Cuando hay varios dioses, como en el politeísmo, hay una comparación —al menos implícita— entre ellos: cuál es el más salvador, lo que se expresa en la monolatría. Pero cuando se aquilata el valor supremo de uno, como en el monoteísmo, la comparación se pierde porque se ve que es incomparable con nada más por ser demasiado distinto. Y aquí entra el monoteísmo estricto y el silencio.
Читать дальше