1 ...7 8 9 11 12 13 ...26 El material de primera mano para la fenomenología: las expresiones religiosas
Las expresiones de los hombres religiosos y las explicaciones que ellos mismos dan (y se dan a sí mismos, e.d., el modo como ellos comprenden sus vivencias) sobre lo que hacen y dicen son materiales de primera mano para conocer el planteamiento religioso de la cuestión de Dios, p.ej., las oraciones y los actos de culto, considerados en su unidad de significado con los gestos y los símbolos que contienen.
Un caso especialmente interesante para este estudio son las explicaciones de los conversos porque contienen (implícita o explícitamente) la comparación con su vivencia anterior. La conversión es un hecho biográfico, es el cambio de un modo de vivir a otro tanto en lo intelectual como en el comportamiento, como en los símbolos e ideas del grupo social de referencia. Consideremos dos aspectos, el cognoscitivo y el ético de la conversión.
El aspecto cognoscitivo consiste en el descubrimiento de Dios. Ahora entiende el converso que Dios no es como él entendía que era. Lo descubre como valor, porque es el fundamento de todo lo que no es Dios, e.d., del mundo. El nuevo valor descubierto es capaz de reorganizar la valoración del resto de la realidad. Dios pasa a ser entonces el valor ordenante que abre a una nueva comprensión de todo. El cambio cognoscitivo que implica la conversión es, en palabras de B. Lonergan: “como si a uno se le abrieran los ojos y el mundo que antes había visto se esfumara 31“.
A ese cambio cognoscitivo sigue uno ético. El hombre reacciona a lo que entiende que las cosas son y, como ahora —por razón de su relación con Dios— las entiende de otro modo, se comportará ante el resto de los hombres y el mundo de un modo dependiente de la comprensión de mundo que ahora tiene.
Este cambio de visión se deja ver en el modo de expresarse. El género filosófico es un discurso en tercera persona, e.d., sobre un “algo” y expuesto a cualquier auditor o lector que se interese sobre ese objeto del pensamiento del filósofo. El filósofo habla directamente sobre un ser y se dirige, indirectamente, a cualquiera que lo quiera oir o leer. En el caso del texto escrito, ni siquiera necesita conocer ni tener presente a su lector. El género expresivo religioso, en cambio, es dialogal o interpelativo , de una primera persona se dirige a una segunda persona, que es Dios, a la que pide o da gracias y de la que espera una respuesta. Esto se ve en todas las expresiones cultuales sean de palabra o gesto: oraciones, ofrendas, gestos de culto.
Nota : No confundir la expresión religiosa con la teología. La teología no es a lo que nos referimos aquí, porque es un discurso científico posterior a las expresiones directas del hombre religioso que siguen a sus experiencias religosas. Es un discurso segundo que depende de la vivencia religiosa pero que no es ella. Las expresiones religiosas de las que aquí hablamos son los materiales de primera mano que recoge la fenomenología: oraciones, ofrendas, cánticos, gestos, etc., en suma, actos cultuales que son todos dirigidos a Dios. La teología no se dirige a Dios sino a los hombres, aunque sea sobre Dios.
Ejemplos: Las oraciones son dirigidas directamente a Dios, que es el tú del hombre orante. Incluso para decirle lo que Dios ya sabe, “Señor, tú me sondeas y me conoces, sabes cuándo me siento o me levanto, desde lejos conoces mis pensamientos” (salmo 139).
Pudiera pensarse que es una excepción a la norma que señalamos el caso de las oraciones que son reflexiones del orante. “¿Cómo pagaré al Señor todo el bien que me ha hecho?”, dice el salmo 116(115),12. El bien al que se refiere, como se ve en los versos que preceden, es haberlo librado de la muerte. Esa reflexión es para decidir lo que resuelve hacer en los vv. siguientes: ofrecer a Dios un acto de culto y cumplirle las promesas que le hizo. Por lo tanto, tampoco la reflexión del orante está fuera del diálogo con Dios porque se ordena a él. Este ejemplo muestra el contexto y carácter existencial de la experiencia religiosa- El tema es biográfico, comenta el peligro en que estaba su vida y la salvación obrada por Dios como la materia de su oración.
Tampoco son excepción las oraciones que se dirigen directamente a otros hombres invitándolos a reconocer al salvador. En ellas un hombre se dirige a otro, pero sobre un tercer sujeto al que le deben la salvación. Como sucede el salmo 95(94), 1-2, que son exhortaciones del orante: “¡Vengan, cantemos alegres al Señor, aclamemos a la Roca que nos salva! Entremos en su presencia dándole gracias, aclamándolo con canto “. Invita a otros hombres a la alabanza a Dios por su grandeza que reconoce en que sostiene el mundo, cf. vv.4-5.
Incluso si se mira al culto más en general (no solo a la oración en particular), todo él tiene forma dialogal. El sacrificio —por ejemplo— es una actuación (drama) que se dirige a Dios por medio de gestos y está dirigida al receptor, a quien el oferente entiende capaz de entender su ofrenda y de responder a ella. El oferente sabe a quién le dirige su ofrenda y sabe lo que sus gestos le dicen.
Tomenos tres ejemplos lejanos al judeo-cristianismo, para ver que la expresión religiosa es dialogal y relativa a la experiencia humana de necesidad de salvación. Una oración musulmana, de Afganistán, dice: “Alabado sea Allah, el Señor del mundo, el Piadoso [=el que tiene piedad (de nosotros)], el Misericordioso, ¡el Rey del día del juicio! A ti te servimos nosotros y a ti te llamamos para que nos ayudes; guíanos por el camino recto. El camino es el de los que gozan de tu misericordia, no el de aquellos que tú rechazas 32y no el de los equivocados “ 33. Una oración vietnamita dice: “Danos la lluvia para los arrozales, para que nuestro arroz crezca” 34. Una oración japonesa dice: “Oh, Dios, nosotros no vemos al demonio al que atacamos, pero queremos expulsarlo de aquí, ayúdanos a ahuyentarlo” 35.
Comparación entre las perspectivas filosófica y religiosa sobre lo Absoluto
La diferencia entre las dos perspectivas la expresa así S. Croatto:
La filosofía de la religión se preocupa por el Absoluto, no como “encuentro” con él, ni en cuanto Dios, sino como el Ser y fundamento de toda realidad. … La filosofía de la religión habla sobre Dios y [sobre] el hombre religioso. Es un saber, no un compromiso. No reemplaza al acto religioso, sino que reflexiona críticamente acerca de él. 36
En vez de “filosofía de la religión”, sería más preciso que dijera “teología natural” y que no mezclara el tratamiento del tema “Dios” con el tema “religión”, pero esta imprecisión no le quita valor a lo que dice. El contenido de su observación es muy correcto, distingue las dos perspectivas. La Filosofía se preocupa de un Ser absoluto que es fundamento de toda la realidad, la cual es, por consecuencia, fundamentada. El encuentro con Dios es propio de la perspectiva religiosa, es la teofanía. Nada impide que el Ser absoluto sobre el que habla la filosofía y el Dios del compromiso de la religión sean la misma realidad, pero es claro que son dos perspectivas distintas, dos experiencias distintas. Una es una experiencia intelectual, el plantearse la pregunta radical ante el mundo 37. La otra no es ante el mundo sino dentro de él, es una vivencia del mundo que compromete con lo descubierto en esa vivencia. Por este motivo, el planteamiento religioso incluye al hombre de un modo que no se da en el filosófico, el cual es separado o destacado del sujeto cognoscente.
Croatto reserva el término “Dios” para el planteamiento religioso. Y el término “Ser” o “fundamento” para el filosófico. El acto religioso es vital. La reflexión crítica sobre él, que es posterior a él, es tarea filosófica.
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