Durante la entrevista lo llaman por teléfono: don Teodoro tiene que hacer un trabajo con una gallina negra para cambiar la situación desfavorable de un hombre que vive en Olavarría, provincia de Buenos Aires.
El cerro Pachjiri se encuentra en las cercanías del lago Titicaca. En él, los maestros curanderos enseñan a sus discípulos las artes del bien y del mal. Se hacen peregrinaciones hasta el cerro para celebrar rituales con la mediación de los yatiris . 1
El nuevo yatiri debe realizar tres visitas al cerro para rendir pruebas de su conocimiento curanderil, que incluye la curación de un enfermo. La iniciación del futuro curandero abarca ayuno, dietas, abstención de relaciones sexuales y observación de aseo personal (Fernández Juárez, 2004: 26). Luego de la selección del candidato, el proceso de aprendizaje está a cargo de un maestro curandero.
Como afirma Fernández Juárez (2004: 23-24), el futuro curandero debe transitar por los pasajes del ritual de iniciación:
Luego del juramento, el “maestro” entrega el tari de coca al aspirante, quien debe sostenerlo junto a su corazón. A continuación, prepara una “dulce mesa” que se va a entregar esa misma noche en el “cabezal” o altar del cerro sagrado de la comunidad; después una ch’íyara misa ( mesa negra ), para que los seres malignos no molesten ni engañen al protegido, asperjadas con vino y alcohol. Después se emprende la subida al cerro; el postulante lleva sobre su corazón, durante todo el ascenso, el tari de coca y las mesas convenientemente empaquetadas. La noche es el momento en que los saxra y antawalla actúan, por lo que el “maestro” abre el camino ch’allando y asperjando alcohol en cada descanso y hacia las sombras que envuelven.
Respecto de las mesas , la mesa dulce se hace para obtener suerte en un emprendimiento, y la mesa negra para curar enfermedades producidas por una entidad maligna o conjurar maleficios.
En cuanto a las herramientas o elementos que el curandero utiliza en sus prácticas, el hermano Oscar mencionó cuáles son los elementos básicos:
Los curanderos tienen un poncho de protección, una bolsa de poder donde calan el ojo del águila, la uña del puma y el ojo del búho para ver en la noche, se contacta todo eso, que algunos llaman amuleto. Después tienen una alforja donde llevan hierbas de medicina, tienen sus maracas, sus utensilios, su tambor llamador para llamar a los espíritus, para tener contacto, para llevar al trance a la persona que está con la planta.
Los curanderos utilizan amuletos formados por elementos extraídos de animales con el objeto de obtener sus capacidades y aumentar los poderes; y mediante la utilización de hierbas alucinógenas establecen contactos con los espíritus del más allá.
Entre las herramientas del yatiri se halla en primer lugar la hoja de coca, junto con elementos vegetales, animales y minerales que configuren la representación de los cuatro factores básicos para utilizar en rituales y mesadas . Además, llevan lanas multicolores, campanas (para llamar a los espíritus) y crucifijos, alcohol y vino para realizar las ch’allas y las aspersiones en las mesadas (Fernández Juárez, 2004: 24).
Todos los entrevistados en sus testimonios de cuándo fueron llamados para ser iniciados en el camino de la sanación resaltaron que ello implica un compromiso social.
Los caminos de la sanación
El camino de la especialización contempla el rol a desempeñar por los curanderos andinos en su comunidad.
Para Fernández Juárez (2004: 24), “el «maestro» tiene que saber cuál es su «camino» en el que va a especializarse, si es «para el rayo», si es «para la Pachamama»”, y que el iniciado debe cambiar de vida y observar buena conducta, y con sus dones velar por la salud, la prosperidad, y la protección espiritual sirve a la comunidad, características que también releva Tomás Huanca (1990).
El compromiso que adquiere el nuevo yatiri no admite renuncias de ningún tipo. La persona que desatienda su compromiso como elegido del rayo está expuesta a desgracias. El curandero retribuye a los encantos y espíritus auxiliares, quienes le dieron el don de la videncia y lo asisten en su trabajo de terapeuta y adivino con ofrendas y rituales de agradecimiento.
Polia Meconi (1996: 101) señala que la función del curandero es “garantizar el control ritual de las fuerzas sobrenaturales, cuida la salud, protege contra los «contagios» espirituales que causan la enfermedad, asegurando el normal desarrollo de las actividades cotidianas”.
El yatiri asume el compromiso de utilizar todo su saber para el bien de la comunidad y rendir sacrificio a los espíritus tutelares, la Pachamama y los santos.
Los testimonios que se transcriben a continuación refieren a los curanderos y chamanes en Perú y Bolivia:
Soy de Trujillo, Perú, vine a los dieciséis años a la Argentina. Mi familia es católica, pero siempre consultaba a los curanderos. En ese entonces yo estaba mal, mi madre me dijo: “¿Por qué no te hacés curar?”. Me recomendaron al maestro Zurita. Yo pedí plata para viajar, fui de Laredo a Trujillo, después tomé un ómnibus a Piura, después una combi para ver al maestro Zurita. Hay un lugar donde salen las combis que van a los distintos curanderos, te dicen: “Al maestro Zurita sube a esa combi”, el que va a la laguna es aparte. Yo tenía un poncho y un sombrero por el frío de la sierra. Allí estuve dos días, te hospedan, va mucha gente, artistas, políticos, alcaldes (a ellos les cobran en dólares), van a la laguna de noche. De doce de la noche a seis de la mañana es “la limpia”, después de las seis empieza el baño de florecimiento. La laguna es inmensa, el agua helada, el baño de florecimiento se hace con flores, rosas, ramillete de novia; los curanderos exprimen bien las hojas. Después se hace una dieta, que no te vea el sol, no hay que bañarse, no comer condimentos, bebidas negras, comer después de mediodía. (Luz, peruana, 40)
Luz destaca la convocatoria de los maestros curanderos en Piura y la intensa actividad que desarrollan en la zona, convertida en un importante mercado mágico-religioso de bienes simbólicos de sanación. Las sesiones duran toda la noche, al final las personas que acuden hacen un baño de florecimiento, luego del cual salen renovadas; resulta como una especie de renacimiento. Posteriormente deben observar una dieta y abstención de baño para mantener el equilibrio humoral.
Yo vengo de afrodescendientes. En Perú los que venimos de afrodescendientes nos reunimos en hermandades. Allá los curanderos pueden sanar, pero han hecho un pacto con el demonio en los cerros, van a la noche y hacen un pacto con el diablo para tener poderes y pueden curar enfermedades, pero son hechiceros . (Hombre peruano, 55 años)
El entrevistado señaló que los curanderos llamados “maleros” realizan pactos con el demonio en los cerros para obtener poderes con los que también curan enfermedades, y en los cerros están junto con los maestros curanderos comunes.
Asimismo, se destaca la vigencia de las creencias mágico-médicas en los centros culturales de Perú y Bolivia. El curandero sanador se halla investido de un halo mágico-religioso social fundamental para la curación (Bianchetti, 2014: 129).
En cuanto a los yatiris llegados a la ciudad, Fernández Juárez (2004: 35) observa que “los yatiris aymaras han encontrado adecuado acomodo en ciudades como El Alto y La Paz, donde cada vez resultan más numerosos”. De acuerdo con el autor, se pueden distinguir dos tipos de yatiris : los que están organizados en sindicatos o afiliados a algún tipo de asociación como en Faro Murillo (La Paz) y aquellos que trabajan en forma independiente.
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