Independencia Impulse a las personas a que actúen en su propio nombre, se sientan en control de sus vidas, sientan esperanza, y perciban oportunidades.
Responsabilidad Asuma la responsabilidad de sus actos. Si usted ha violado la dignidad de otra persona, pida perdón. Comprométase a cambiar sus comportamientos dañinos.
La dignidad consiste en estos diez elementos esenciales. Necesitamos llegar a plena consciencia de estos elementos esenciales para comprender cómo honrar la dignidad de otros. En vista de que nuestra inconsciencia nos puede llevar a violar la dignidad de otros, debemos aprender cómo puede ocurrir eso. También debemos desarrollar nuestra sensibilidad a las maneras en que otros nos sienten. Con una desarrollada sensibilidad a los puntos de vista de otros, podemos minimizar el número de veces que violamos su dignidad e incrementar muestras posibilidades de comunicar el hecho de que valoramos a toda persona a la que conocemos.
¿Cómo derivé los elementos esenciales de la dignidad? Mientras facilitaba diálogos entre partes en guerra, dediqué mucho tiempo a observar las dinámicas de los grupos. Corrientes emocionales subterráneas afectaban las conversaciones políticas. Ambas partes mostraban reacciones no verbales. Pude comprender el contenido emocional de la conversación no verbal al invocar el concepto de la dignidad y asignar nombres a las emociones en torbellino. “¿Cómo te atreves a tratarme tan mal? ¿Crees que no me doy cuenta de las maneras degradantes en que me estás tratando? ¿No puedes ver que soy un ser humano?”
Una vez que tuve claro que las violaciones de la dignidad no enfrentadas jugaban un rol en impedir que las partes puedan llegar a acuerdos, comencé a buscar las circunstancias que provocaban las reacciones emocionales. Había sido entrenada en la teoría del conflicto por necesidades de John Burton y en el enfoque de solución interactiva de problemas para la resolución de conflictos de Hebert Kelman, de manera que ya estaba consciente que todos los seres humanos tenemos necesidades sicológicas que, si son amenazadas, pueden dar lugar a un conflicto. 1El enfoque Burton-Kelman se centra en proporcionar un foro para que las partes compartan sus necesidades insatisfechas y canalicen los resultados hacia el proceso político.
La lista original de Burton de las necesidades “ontológicas” —necesidades que están siendo alimentadas por la fuerza del desarrollo humano— incluyen la identidad, el reconocimiento, la seguridad y la pertenencia. 2Cuando comencé a tratar de ver cuáles eran las condiciones que resultaban en una observable reacción emocional durante procesos de diálogo, ya estaba sensibilizada a esas cuatro necesidades. Cuando alguien comenzaba a gritar, se sonrojaba o parecía retirarse de la conversación, tomaba nota de los intercambios que habían dado lugar a esas señales físicas de violaciones de la dignidad. También comencé a ver otros detonantes que producían reacciones viscerales, como cuando alguien sentía que había sido ignorada o despreciada.
En una ocasión, un participante describía una experiencia horrible, y nadie del otro lado de la mesa respondió. No hubo ninguna muestra de remordimiento o de compasión, ni se diga un pedido de perdón. Me di cuenta de que si quería comprender más totalmente las maneras en que las personas sienten que su dignidad ha sido violada, tenía que expandir la lista original de Burton. ¿Qué pasa con el deseo de ser comprendido? ¿El deseo de que se perciba y valide el sufrimiento? ¿El deseo de sentirse libre de dominio para que pueda aflorar un sentido de esperanza y de posibilidades? ¿El deseo de que a uno se le conceda el beneficio de la duda? ¿El deseo de que a uno se le pida perdón cuando se la ha hecho un daño?
Luego de compilar la lista, comencé a investigar lo que otros habían escrito sobre la dignidad, y descubrí, para sorpresa mía, que había poco por encontrar. No obstante las muchas referencias a la dignidad en la literatura, nadie la había convertido en un concepto operativo. Yo buscaba respuestas a preguntas tales como “Si yo fuera a decir que me comporté de manera digna, ¿cuál habría sido mi comportamiento?” “Si deseo tratar a alguien de manera digna, ¿qué debo hacer?” “¿Qué ocurre cuando violo la dignidad de otra persona o pongo en entredicho la mía?” Al final del día, los diez elementos esenciales de la dignidad, construidos sobre las necesidades originales de Burton, representan años de observaciones: tomé nota de las condiciones (las maneras en que las personas se trataban mutuamente) que daban origen a las mismas reacciones en personas en conflicto en cualquier parte del mundo mientras estaban sentadas dialogando.
En el transcurso de mis investigaciones, descubrí el trabajo extraordinario de Evelin Lindner de la red de Estudios de la Dignidad Humana y la Humillación que desarrolló junto con Linda Hartling. 3El libro de Lindner Making Enemies: Humilation and International Conflict* es de lejos la obra más extensamente documentada actualmente disponible de investigaciones sobre la humillación y su rol en el conflicto internacional. 4En este libro, ella aborda un tema que ha sido examinado infrecuentemente en el campo de la política internacional: al haberlo escrito, ha hecho una contribución de enrome importancia a la comprensión de uno de los aspectos menos comprendidos del comportamiento humano en tiempos de guerra. Aunque ella analiza, en minucioso detalle, la naturaleza destructiva e insidiosa de la humillación, no profundiza en las preguntas acerca de la dignidad a las cuales yo buscaba respuestas.
Peter Coleman, un sicólogo social en la Universidad de Columbia, también ha investigado extensamente la manera en que la humillación contribuye a la inamovilidad y dificultad de manejo del conflicto. 5Él y sus colegas han explorado las maneras en que la experiencia emocional de la humillación opera, psicológicamente, en personas que han sido sometidas a ella en tiempos de guerra, y en cómo la humillación tiene un papel en la exacerbación y la perpetuación del conflicto. Aunque este muy significativo trabajo mejoró mi comprensión de las dinámicas psicológicas que entran en acción cuando las personas se sienten humilladas, no me ayudó en mi búsqueda de hacer operativo el concepto de la dignidad.
Aunque los diez elementos de la dignidad se inspiraron en la lista de Burton de las necesidades de identidad, reconocimiento, seguridad y pertenencia, se me hizo crecientemente más incómodo describirlas como las “necesidades de la dignidad”. No pienso que la dignidad es una necesidad. Es un aspecto esencial de nuestra humanidad. No la necesitamos, porque ya la poseemos. Los aspectos físicos de lo que nos hace humanos no son “necesidades”. ¿“Necesitamos” un cerebro, un corazón, una nariz? No. Son partes naturales de lo que nos hace seres humanos. Al término de una larga conversación, mi amiga y colega Lucy Nusseibeh tuvo la idea de llamar a los elementos esenciales de la dignidad precisamente eso: “elementos esenciales”. 6Se convirtieron en diez maneras específicas y observables de describir la experiencia humana de la dignidad.
Luego de someter mis elementos esenciales a la consideración de cientos de participantes en mis talleres, sentí confianza en que había encontrado algunas respuestas a mis preguntas. Al leer la lista de los elementos esenciales, por favor tenga en mente que si describen diez maneras diferentes en las que las personas experimentan la validación sicológica de su dignidad, también describen, a la inversa, diez maneras diferentes en las que las personas pueden experimentar heridas a su dignidad —heridas emocionales que dañan el sentido de la propia valía como ser humano. Porque esas heridas son internas, podemos no verlas con facilidad. Pero si usted observa con suficiente cuidado y detenimiento, tal como yo lo hice durante mis años de diálogos con partes en guerra, comenzará a conectar comportamientos familiares con esas heridas interiores.
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