—Porque haré todo lo necesario, Consejero Johr.
—¿Es usted idealista, Señor Bilson? ¿Está dispuesto a cambiar la galaxia?
—¡Sí! —respondió de manera tajante.
El Consejero sonrió por primera vez.
—A estas alturas, permíteme tutearte. Nos encontramos frente a un sistema corrupto, donde los intereses de los más poderosos prevalecen sobre los comunes, donde se gobierna para unos pocos en detrimento de tantos… Donde la Unión Colonial se muestra ineficaz para acabar con la podredumbre que se ha instalado en los sectores planetarios. Pero la raíz del problema está en quien nos gobierna, en aquellos que se han plegado al poder en busca de su propio enriquecimiento, desatendiendo el deber por el que fueron asignados. Nunca antes un Primer Cónsul había sido una figura tan fútil dentro del engranaje de la Unión. Las decisiones las toman otros, los mismos que dicen defender a la ciudadanía de sus sectores, pero lo único que buscan es tener los bolsillos llenos pisando a quien haga falta. Así que esto va de provocar un cambio. Un gran cambio que genere ilusión y donde el poder vuelva a quien siempre debió tenerlo: la gente de esta galaxia. De esto trata nuestro viaje. Tengo una estrategia, o llámalo plan. Un camino a seguir para conseguir ese propósito. Y te seré sincero, tu perfil me gusta, tu trabajo con el magistrado de Valkuum fue brillante. Tienes potencial, lo veo. Lo noto. Si trabajas para mí, conocerás todos los entresijos. Verás las dos caras del poder, la amable y la oscura. Aprenderás lo que realmente significa la política. Aquí no hay piedad. Quien se enfrenta al orden establecido es vilipendiado y destrozado sin consideración, pues pretenden defender como sea y a toda costa un sistema caduco y corrupto. ¿Estás dispuesto a someterte a tales dificultades?
—Sí, por supuesto. Sin dudarlo —no pudo más que responder afirmativamente, albergado por un estado de máxima excitación.
El Consejero Johr se acercó y le estrechó la mano. Una bienvenida silenciosa pero cargada de gran simbolismo.
—Entonces, Señor Bilson, acompáñame—le dijo mientras se volteaba y empezaba a caminar hacía la salida—. Tenemos un pleno al que asistir. Tu primera lección —y abrió la puerta de la sala de par en par, con una decisión y seguridad que a Daniel Bilson le pareció digna de un gran líder.
CAPÍTULO 1
Conflicto en el sector
planetario Zoé
El carguero espacial Andrómeda seguía su peregrinaje hacía el planeta Ladakh, situado en la frontera del sector Astra. A bordo, más de 3.000 refugiados que huían del conflicto religioso que azotaba el sector colonial Zoé entre fundamentalistas religiosos y el mundo científico. La reciente escalada de ataques y atentados acaecidos los planetas más significativos de la región, era una la señal inequívoca que el enfrentamiento se había recrudecido en los dos últimos años.
La raíz de esta situación se remonta hasta casi cien años atrás, cuando empezó a extenderse el culto a RaShal por todos los sectores coloniales de la galaxia. La historia mítico-religiosa de RaShal bebe directamente de varias fuentes: está vinculada al Dios Inuéh [3] , también conocido como señor de las estrellas, quien entristecido por el destino de la humanidad, soltó unas lágrimas formadas de agua, fuego, tierra y viento, creando así los planetas de la galaxia Henna; así como también se basa en ciertos aspectos de las leyendas de los Cinco Creadores y el cubo de Chrysopoeia, el elemento vital que encierra los secretos de la evolución y la creación.
Walter Zin, devoto creacionista y humanista, aprovechó para unir la historia de un antiguo colonizador llamado Delroy Shal (quien vivió durante la última etapa de la gran expansión, formó parte de la expedición Kronos [4] , y desapareció misteriosamente el año 2817 ET por causas desconocidas) con estos mitos. Según algunas fuentes documentadas por organismos gubernamentales, varias personas afirmaron ver a Delroy Shal durante siglos, algo así como una aparición fantasmal, otorgándole acciones y poderes sobrenaturales.
El propio Zin escribiría el texto del nuevo credo, la mayor fuente de doctrina para los seguidores de RaShal. En el libro, se explica que RaShal nació de la lágrima más grande de Inuéh, y fue obligado a permanecer desterrado en los planetas de la nueva galaxia, al considerarse fruto de un accidente. Con el tiempo, encontró el cubo de Chrysopoeia, y al entrar en contacto con él, adquirió poderes divinos. Con la llegada de la humanidad, se mezcló con ellos y les ayudó durante la gran expansión. Walter Zin utilizó la unión entre Ra, dios del sol y el origen de la vida, y Shal, primer apellido del explorador, para nombrar a esta nueva divinidad. Tras recorrerse media galaxia predicando en nombre de RaShal, Walter Zin fundó la Prelatura de Los Hijos de RaShal.
Pero el dogma creado por Zin no se popularizó hasta la aparición de los onager, la única especie no originaría de la Tierra que habita en la galaxia. Esta peculiar raza mamífera fue descubierta en el planeta Dalian, durante una prospección minera.
Los onager son un género de mamíferos perisodáctilos. Se trata de animales de tamaño mediano, que puede variar desde el metro y cincuenta hasta casi los tres metros. Su cola es larga, y llega a los diez centímetros. Cada espécimen pesa de dos cientos a tres cientos kilogramos. Su principal característica es un alargado hocico alargado y de forma tubular, que usa principalmente para alimentarse de hojas, hierbas y raíces. Este tipo de trompa les resulta bastante útil para recolectar las plantas que crecen en las redes de túneles de cuevas donde habitan, tales como musgos, helechos, raíces, monophyllaea, algas y otras variedades. El cuerpo de estos animales es compacto, y tienen la cabeza y el cuello robusto. También están previstos de unas pequeñas alas, por lo que todo indica que durante un período estos animales vivían fuera de las cuevas subterráneas. Se especula que las utilizaban para llegar hasta los árboles más altos y así alimentarse de sus hojas. El pelaje suele ser corto y oscuro, que se va emblanqueciendo a medida que pasan los años. Destacan también sus grandes ojos, con un amplio campo de visión y adaptados a la oscuridad y la luz tenue, sin duda una habilidad desarrollada en su particular hábitat. Debido a que no existe una gran cantidad de ejemplares, se la considera una especie protegida.
La falta de una razón concluyente sobre el origen de esta especie, sin que se hayan encontrado fósiles en ningún otro lugar para poder determinar con precisión la procedencia y edad de los onager, propició todo tipo de especulaciones y creencias. La leyenda más extendida atribuía a RaShal la creación de esta nueva especie animal, como un presente que este regalaba a Inuéh, buscando regresar a su lugar entre los dioses del espacio. Esta fábula fue extendida en gran medida por la prelatura de Los Hijos de RaShal, quienes acabaron incluyéndola en el texto del nuevo credo para darle más veracidad a sus relatos.
Desde entonces, los seguidores de RaShal establecidos por toda la galaxia han peregrinado hacia Dalian sin cesar, llegando a convertirse en la comunidad religiosa más numerosa del sector planetario Zoé. Su crecimiento coincidió con el asentamiento de las grandes compañías pioneras en robótica, ciencia e investigación, que situaron al sector como el más vanguardista en esta materia. Uno de los mayores logros científicos se encontraba en la construcción del satélite Luna Doce, habitado exclusivamente por inteligencia artificial, que llevaba a cabo trabajos que por condiciones atmosféricas y de vida no eran realizables por seres humanos. Estas dos posiciones antagónicas no tardaron en colisionar y los seguidores de RaShal, liderados por la prelatura, empezaron a considerar la fabricación de robots humanoides, los avances científicos, o los implantes ciborgs [5] como auténticas blasfemias antinaturales en contraposición al origen y creación de vida natural que encarnaba su dios.
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