ESTATUAS DE SAL
MARGARITA HANS PALMERO
ESTATUAS DE SAL
EXLIBRIC
ANTEQUERA 2017
ESTATUAS DE SAL
© Margarita Hans Palmero
Diseño de portada: Dpto. de Diseño Gráfico Exlibric
Iª edición
© ExLibric, 2017.
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ISBN: 978-84-16848-78-2
Nota de la editorial: ExLibric pertenece a Innovación y Cualificación S. L.
MARGARITA HANS PALMERO
ESTATUAS DE SAL
La línea entre lo posible y lo imposible es tan delgada,
que a veces, ni siquiera existe.
Dicen que es de bien nacido el ser agradecido… y yo, siempre intento dar las gracias a todos aquellos que están ahí, de una forma u otra.
Si comienzo a poner nombres en estos agradecimientos, podría escribir otro libro, así que por favor, familiares y amigos míos, permitidme que sea algo más genérica.
Solo puedo decir, que sin mi hija y mi hijo no habría podido realizar este sueño, pues ellos me han animado, me han puesto alas y me han hecho creer en lo imposible. Publicar un libro no es tarea fácil, entre otras cosas, porque hay que superar el miedo a las críticas y a los obstáculos. Pero la vida es eso, una carrera de obstáculos en cierta forma, obstáculos que hay que aprender a saltar. Así que aquí están estas Estatuas de sal.
Es mi primer libro oficial. Ya antes escribí Mundo de cristal, donde narraba la vida de mi hermano Juan. Un libro biográfico y lleno de sentimiento y amor hacia él. Pero Mundo de cristal narraba vivencias que la vida me ha regalado de manos de mi Juanito, pero esto… esto es otra cosa bien distinta, pura ficción que me atrevo a mostrar.
No puedo dejar atrás en estos agradecimientos a mis padres, hermanos, y a toda mi familia, y todo su apoyo, que ha sido inmenso y me ha ayudado a continuar en momentos bajos.
No quiero olvidarme de los seguidores de mi blog. Amigos de Pergamino de sueños escritos… gracias por vuestro aliento.
El Club literario el Tintero llegó a mi vida de una forma tan profunda que me ha servido de lanzadera e impulso.
Mis amigos, mis compañeros, esas personas maravillosas a las que les pasé el borrador primero, y el segundo y hasta el tercero para que sufrieran en silencio o a voces los cambios…
El maravilloso equipo de ExLibric que ha confiado en mí lo suficiente como para arriesgarse a esta aventura. Gracias por vuestro apoyo y vuestro trabajo, y gracias Inmaculada Pavía por tu paciencia con tanto correo electrónico y llamada telefónica.
El taller de escritura de Casa Tomada, que me enseñó que la escritura no es una obligación, sino una devoción, un deseo, un anhelo cumplido, unas alas para la imaginación que quieres dejar desbordar.
José Antonio Contreras Rosado… cuántas y cuántas horas dedicaste a revisar este libro con todo lo que en aquellos momentos tenías ante ti…
Podría seguir líneas y líneas de agradecimiento, porque el Universo ha sido muy generoso conmigo y me ha regalado a muchas personas estupendas en mi vida… pero mi último agradecimiento va para una persona que ya no está aquí.
Para ti IVÁN. Con todos mis respetos, no podía dejar de nombrarte, porque tu cuerpo se fue, pero tu alma sigue aquí y cada vez que sentía que iba a flaquear a la hora de lanzar este proyecto a la realidad, pensaba en ti y en que no tenía derecho a quedarme parada… cuando a ti te pararon de golpe.
Mi agradecimiento más profundo a todos los lectores de este libro por darme una oportunidad, y mis disculpas por no haber puesto nombres y apellidos de todos, necesitaría haber hecho una trilogía para ello.
Espero que disfruten el libro. Y si no es así… me ayuden a mejorar el siguiente… porque AMO ESCRIBIR.
Dedicado con todo el amor que una madre puede albergar en su corazón, a mis hijos, Encarni y Francisco.
Gracias por vuestro amor y vuestro apoyo. Sin vosotros, no estaría viviendo este momento. Por ello os voy a dar un consejo...
“Que nadie corte vuestras alas”
Y os recuerdo esa afirmación que tanto me gusta...
Hay una fuerza motriz más poderosa que el vapor,
la electricidad y la energía atómica: la voluntad.
-Albert Einstein
Cuenta la leyenda, que hace ya mucho tiempo, una sirena hermosa de ojos verdes, quedó prendada de un joven marinero de ojos azul mar.
Y esa misma leyenda cuenta, como tras vivir una historia de amor intensa, la sirena quedó embarazada, siendo transformada en mujer hasta dar a luz a su bebé.
Sin embargo, la joven tuvo que regresar al mar, y enfadada, estableció que cada generación resultante, habría de entregar como tributo, a un joven de ojos azules, símbolo inequívoco de su procedencia, hijo del mar.
Cuenta la leyenda, que con el transcurso de los años, el verde sirena y el azul mar se entrelazaron, formando una combinación hermosa, y siendo poseedor el afortunado, de los llamados “Ojos de sirena”.
Prólogo
7 de febrero de 2006
Un ligero mareo la hizo apoyarse sobre el brocal de la fuente. Respiró profundamente varias veces hasta volver a sentir que su visión se aclaraba. Una nueva punzada le hizo sentir miedo. Tobías no debía verla en ese estado, y daba gracias de que su pequeña Anabel ya hubiese salido para el colegio.
Observó sus maravillosos rosales y sintió un anhelo en el pecho. No volvería a verlos de igual forma tras lo ocurrido.
—Cariño, ¿te encuentras bien? —escuchó la voz de Tobías, su marido, que se acercaba a ella.
—Sí, claro que sí.
—Te veo un poco pálida —le insistió preocupado.
—Me encuentro bien amor. Venga, no te entretengas que Julio te está esperando.
—Ay, ese coche nos está dando el día. Yo creo que con cambiar la pieza que él dice no es bastante, pero tú sabes lo cabezón que se pone —le dijo él sonriente.
Tobías la miraba embelesado, como hacía desde aquel primer día en que el destino los unió. Le acarició su larga melena y la besó con suavidad. Los labios de ella seguían siendo igual de dulces que el primer día que los probó. Un néctar imposible de olvidar, una miel adictiva para él.
—Cada día estás más hermosa —terminó susurrándole.
—Y tú más socarrón —le contestó ella entre risas—. Venga, no hagas esperar más a Julio, sabes que se impacientará si lo haces, se pondrá de mal humor y lo pagará con la buenaza de Lola, que a su vez, lo pagará conmigo.
—Me cuesta trabajo separarme de ti.
Ella le miró con la profundidad de sus ojos verdes y le acarició con suavidad la incipiente barba que empezaba a poblar su rostro. Los ojos azules de Tobías eran un remanso de paz donde sumergirse. Pero hoy, ella debía hacer algo importante, muy importante, y él no debía saberlo hasta su vuelta, o no se lo permitiría.
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