El autor nos muestra aquí retazos de la historia de Antequera, basándose en los fondos documentales del Archivo Histórico Municipal, con sus personajes y sus gentes, la producción artística, las instituciones, las asociaciones, la religiosidad popular, etc. Fragmentos que, sumados, permiten conformar un puzle, gracias al cual el lector puede conocer en profundidad el devenir histórico de los temas analizados, e incluso ir más allá, y pensar e imaginar cómo vivían, sentían y qué veían nuestros antepasados al pasear por sus calles. Y esto lo consigue con un lenguaje sencillo y claro que le posibilita llegar al gran público y al especializado. Asimismo, abre nuevas líneas de investigación, que esperamos otros investigadores se animen a continuar. En definitiva, estamos ante una obra imprescindible para los amantes de la historia de Antequera.
Mercedes Fernández-Paradas
(Universidad de Málaga)
Miscelánea histórica de Antequera y Fragmentos para una historia de Antequera nace de la recopilación de una serie de trabajos publicados en un semanario de tirada local como es Antequera Información. A través de ese periódico se planteó en el año 2002 realizar una serie de publicaciones sobre historia local, con un carácter plenamente divulgativo y dirigido a un público general y no especializado, impulsado por la iniciativa y entusiasmo del periodista y responsable de ese medio en aquellos años, don Antonio Arquillo.
En Antequera en concreto existe un especial regusto por la lectura y el conocimiento histórico. De hecho, nuestro planteamiento no es algo novedoso. Una simple mirada a la prensa antequerana desde principios del pasado siglo XX nos desvelará como algo habitual este tipo de secciones, que en su día desarrollaron autores como José María Fernández Rodríguez, Francisco Muñoz Burgos o, más recientemente, Antonio Parejo Barranco y Jesús Romero Benítez, en la década de los ochenta, o el profesor Juan M. Moreno en la década de los noventa y, ya en la actualidad, de la mano del historiador Juan Campos Rodríguez.
El hecho de ir dirigidos a un público en general justifica en cierta medida el modo de redacción blando y elemental. Se trata de que la información guste al lector y le enganche. No se pretende en ningún momento hacer grandes galas ni realizar concienzudos análisis de investigación, sino que se trata de ofrecer la historia en su estado puro, casi rayando el positivismo, y usando como componente común a todos los trabajos el documento, como elemento parlante que nos habla de un momento de un personaje. Se trata de recrear la pequeña historia, la que no aparece en los manuales.
Algo más de 120 artículos fue el resultado del trabajo, que en un momento determinado, en octubre de 2004, decidimos finalizar, tras casi tres años de publicaciones semanales. La mitad de estas pequeñas historias se agruparon en una obra que editó el Excmo. Ayuntamiento de Antequera, en 2004, con el título de Miscelánea histórica de Antequera, hoy día agotada en su totalidad. El resto, 60 artículos, son las que compusieron la segunda recopilación, Fragmentos para una historia de Antequera, y que en la actualidad ha corrido la misma suerte que su antecesora. Esta circunstancia nos ha hecho plantear la realización de esta tercera publicación, en la que agrupamos en seis grandes capítulos todos estos trabajos, de los que hemos desgajado la parte correspondiente a los trabajos realizados sobre el ámbito del arte de nuestra ciudad, dado que este grupo de trabajos, más una gran parte inédita que está pendiente de ver la luz, perfectamente pueden configurar un nuevo volumen que confiamos poder ofrecer antes de comienzo de verano.
En este primer volumen hemos agrupado los distintos trabajos de manera temática, como ya hicimos en Fragmentos para una historia de Antequera, creando, como hemos dicho, seis capítulos. En el primero, denominado “Del Archivo y sus documentos”, recogemos las publicaciones vinculadas de alguna manera con el Archivo Histórico de Antequera y con el análisis de determinados documentos o series documentales especificas, que además están en la base y origen de nuestros estudios. “De personas y Gentes” recoge algunas destacadas figuras del ámbito cultural de la ciudad. Con una significativa trascendencia, de alguna forma establecemos el inicio de un memorial, ya apuntado en la obra 20 antequeranos del siglo XX, y nunca realizado. El mundo cofrade también tiene un hueco en “De la religiosidad popular”, donde hacemos una aproximación necesaria al mundo de las mentalidades colectivas y su influencia en la sociedad de la Edad Moderna, principalmente. “Sobre las instituciones” recoge un recorrido por organismos y entidades que en muchos casos han pasado desapercibidas o de las que se ignora su verdadero origen y existencia y, por tanto, su influencia en nuestra sociedad. La Antequera conventual tampoco podía ser eludida: “De lo Secular” incluye referencias a más de 25 templos y a las diversas órdenes religiosas cuyos vestigios han llegado a nuestros días conformando un rico patrimonio artístico. Los templos forman parte indiscutible del paisaje antequerano.
Por último, en el capítulo “Reseñas” agrupamos una miscelánea de artículos de difícil inclusión en los bloques anteriores y que tocan temas tan dispares como las epidemias de peste que asolaron la ciudad, los orígenes de la imprenta o la colonización por antequeranos de una población de las Alpujarras, por destacar algunos.
Con El Puzle de la Historia pretendemos reunir estos trabajos en un libro que dé continuidad a la labor divulgativa que les dio origen, con la intención de sacar a la luz la información de que hemos podido disponer y las fuentes de donde procede, más como colofón de una labor archivística que con pretensión de historiador.
Nuestra única intención es divulgar el conocimiento histórico entre el gran público, dar a conocer la pequeña historia, la que todos y cada uno de nosotros hacemos a diario, porque al fin y al cabo la historia con letras grandes la hace el pueblo, el ciudadano de a pie. Los gobernantes, al fin y al cabo, son meros mandatarios de la voluntad del pueblo soberano, que los designa por un tiempo efímero.
Portadilla expediente de organización del Archivo, 1894.
El archivo de los Marqueses de Fuente de la Piedra
El Fondo de Archivos Familiares está formado en la actualidad con los archivos Juan Fernández Burgos y el archivo Rojas Álvarez, este último con unas muy importantes series y documentos del siglo XVII, concretamente la fecha tope del documento más antiguo es 1651. A estos dos interesantes archivos, nuestra ciudad tiene la suerte de poder agregar una tercera colección: el Archivo de los Marqueses de Fuente Piedra.
Su documentación abarca desde el siglo XVII hasta principios del pasado siglo XX. Se trata de una importante contribución a los Fondos de nuestro Archivo Histórico, ya que sin duda aportará al investigador un significativo campo de trabajo, dada la vinculación que desde el siglo XV tienen los personajes relacionados con este título.
Hagamos un poco de Historia. El título de Marqués de Fuente de la Piedra, es un título de Castilla, relativamente moderno en el tiempo, ya que fue concedido por Fernando VII, en 1817, concretamente el 4 de junio, a don Diego Vicente Casasola Benjumea y Paniagua, para él, sus hijos y sucesores perpetuamente, en atención a los grandes servicios prestados a la corona. Don Diego Vicente de Casasola fue regidor de Antequera desde 1791, era quinto nieto de Diego González Casasola, descendiente de don Juan Vázquez de Casasola. Este último personaje acompañó al Infante don Fernando en la toma de Antequera. Bajo su responsabilidad se realizó una importante misión: la traída desde Sevilla de las bastidas para el asalto de la ciudad. A él se le atribuye la negociación con los regidos sevillanos, para derribar parte de las murallas de la ciudad hispalense y así poder sacar estos ingenios de los talleres, dado que su tamaño impedía su salida por las puertas de la ciudad. Juan Vázquez de Casasola consiguió lo que el tiempo y las guerras no lograron: abrir una brecha en las defensas de Sevilla.
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