Veo también procedente destacar, entre los documentos de las Conferencias Episcopales que se han ocupado de la justicia social, los de las Conferencias Generales del Episcopado Latinoamericano, en especial: la segunda, celebrada en Medellín, en 1968; la tercera celebrada en Puebla (México), en 1979; la cuarta celebrada en Santo Domingo, en 1992; y la quinta, celebrada en Aparecida (Sao Paulo), en 2007, en la que el cardenal Bergoglio, actual Papa Francisco, fue el coordinador principal en la redacción del documento. Los documentos surgidos de estas Conferencias pueden considerarse resituados dentro de la perspectiva teológica de la liberación:
En efecto, la tercera (Puebla, 1979) introdujo el tema de la Doctrina Social de la Iglesia dentro de la evangelización liberadora (Documento de Puebla, n. 472-479). Interpreta el significado histórico y teológico de la DSI como “el aporte de la Iglesia a la liberación y promoción humana” (n. 472), y le asigna como finalidad actual “la promoción de liberación integral de la persona humana, en su dimensión terrena y trascendente, contribuyendo así a la construcción del reino último y definitivo (n. 475). (Vidal, 1991, p. 176).
La exhortación de Pablo VI Evangelii Nuntiandi sustituyó oficialmente el término misión por evangelización. Al mismo tiempo se ensanchó este concepto, al incluir los latinoamericanos la lucha por la justicia, la promoción humana y la liberación, los africanos la inculturación y los orientales el diálogo interreligioso […]
La exhortación apostólica Evangelii Nuntiandi de 1975 afirmó que “entre evangelización y promoción humana –desarrollo, liberación- existen efectivamente lazos muy fuertes” (EN 31). Al inaugurar la Conferencia de Puebla dijo Juan Pablo II –de acuerdo con este texto de Evangelii nuntiandi- que la “misión evangelizadora tiene como parte indispensable la acción por la justicia y las tareas de promoción del hombre, y que entre evangelización y promoción humana […] hay lazos muy fuertes de orden antropológico, teológico y de caridad”. En resumen, la lucha por la liberación es “parte integrante”, “parte indispensable” o “dimensión constitutiva” de la evangelización. Nuevamente volvió sobre este tema la XXXII Congregación General de los Jesuitas (1 de marzo de 1975), al aprobar un punto crucial que dice: “La evangelización no puede actualizarse sin promoción de la justicia. La acción para transformar las estructuras está estrechamente ligada a la obra de la evangelización (Floristán, 2005, p. 607).
d) La Iglesia católica tiene mucho dinero que utiliza para su propio provecho.
Esta afirmación fue uno de los argumentos que en nuestro país se escuchó con más frecuencia, por parte de los que quisieron que la Iglesia Católica española desapareciese. Pesa todavía mucho sobre la población la influencia de la campaña del comunismo en los años treinta, en tiempos de Stalin. Con esta campaña se aspiraba a erradicar el Cristianismo de nuestro país, asesinando a todos los sacerdotes, religiosos y laicos eclesialmente comprometidos, e incendiando templos y otros edificios religiosos. Respecto a lo primero, los resultados fueron: asesinatos –precedidos mayoritariamente de torturas- de 12 obispos, 4.184 sacerdotes, 2.365 monjes, y 283 monjas (vid. Montero, 1961). Fueron muchos más los católicos laicos asesinados a causa de su fe religiosa. Respecto a los templos, recuerdo que en Barcelona, durante mi infancia y adolescencia –es decir, durante los años cuarenta del siglo pasado- se encontraban casi todos en estado de reconstrucción, tras haber sido incendiados. En estas circunstancias se comprende que Andrés Nin, jefe del Partido Obrero de Unificación Marxista pudiese declarar en un discurso pronunciado en Barcelona, el 8 de agosto de 1936, la siguiente afirmación:
Había muchos problemas en España. El problema de la Iglesia. Nosotros lo hemos resuelto totalmente, yendo a la raíz: hemos suprimido todos los sacerdotes, las iglesias y el culto (cit. en Cárcel, 2003, p. 405).
- José Díaz, secretario general de la sección española de la III Internacional, afirmaba en Valencia el 5 de marzo de 1937: “En las provincias en que dominamos, la Iglesia ya no existe. España ha sobrepasado en mucho la obra de los Soviets, porque la Iglesia, en España, está hoy día aniquilada”.
- A finales de agosto de 1936, un alto dirigente catalán, preguntado por una redactora de L’Oeuvre sobre la posibilidad de reanudar el culto católico, respondió: “¡Oh!, este problema no se plantea siquiera, porque todas las iglesias han sido destruidas.”
- Y el periódico socialista-anarquista de Barcelona, Solidaridad Obrera, publicaba el 25 de mayo de 1937: “¿Qué quiere decir restablecer la libertad de cultos? ¿Qué se puede volver a decir misa? Por lo que respecta a Barcelona y Madrid, no sabemos dónde se podrá hacer esta clase de pantomimas. No hay un templo en pie ni un altar donde colocar un cáliz. Tampoco creemos que haya muchos curas por este lado capaces de esta misión.”
La lectura de estos textos nos descubre que los perseguidores estaban ufanos no sólo por la eliminación de los sacerdotes sino también por la destrucción de los templos.
Aunque no se puede probar documentalmente que el gobierno de la República ordenara la persecución contra la Iglesia, sin embargo, no puede explicarse la crueldad y determinación con que fue llevada a cabo en tan pocos meses y en todo el territorio republicano, si no hubiesen existido consignas concretas de exterminio, que nada tenían que ver con la sublevación militar y los avances del Ejército en la zona llamada nacional. Varios hechos nos permiten afirmar que la consigna fue terminante, y los hechos posteriores lo demostraron (Cárcel, 2003, pp. 405ss.).
La calumnia de que la Iglesia tenía mucho dinero y lo utilizaba para su propio provecho fue uno de los argumentos principales para estas matanzas e incendios. Hubo otras variantes como la calumnia, en Madrid, de que unas monjas repartían caramelos envenenados a los niños de los comunistas o anarquistas, para exterminarlos. Esta calumnia fue un desencadenante importante para que la marxista atea Regina García, directora de la prensa y propaganda del Partido Comunista español durante la guerra civil, al tener ocasión de comprobar la falsedad de esa noticia, decidiese convertirse al Cristianismo y a la Iglesia. Fue la consecuencia principal de su profunda decepción respecto a sus camaradas comunistas.
¿Para qué utilizaba el dinero la Iglesia Católica? Puede ser oportuno incluir aquí un listado que conservo facilitado por la agencia Fides, en el año 2007, sobre las instituciones que estaban económicamente mantenidas por la Iglesia. Diez años después podríamos encontrar datos semejantes.
África
En este continente, la Iglesia mantiene:
12.496 Escuelas maternas
33.263 Escuelas primarias
9.838 Escuelas secundarias
1.074 Hospitales
5.373 Dispensarios
186 Leproserías
753 Casas para ancianos, enfermos crónicos, minusválidos
979 Orfanatos
1.997 Jardines de infancia
1.590 Consultorios matrimoniales
2.947 Centros de educación o reeducación.
1.279 Otras instituciones
América
En este continente, la Iglesia mantiene:
15.788 Escuelas maternas
22.562 Escuelas primarias
11.053 Escuelas secundarias
1.669 Hospitales
5.663 Dispensarios
38 Leproserías
3.839 Casas para ancianos, enfermos crónicos, minusválidos
2.463 Orfanatos
3.715 Jardines de infancia
4.827 Consultorios matrimoniales
13.652 Centros de educación o reeducación.
4.239 Otras instituciones
Asia
En este continente, la Iglesia mantiene:
13.683 Escuelas maternas
Читать дальше