El hándicap ha sido que no he tardado ni cinco minutos en tener que presenciar mi peor pesadilla, la que me acaba de dejar inmóvil y con el corazón más que encogido. Aquí estoy, teniendo que observar como Álvaro ha rehecho su vida. Realmente en shock y con el corazón en mil pedazos.
Lo sé, puedo ser muy ilusa si después de seis años, cuatro si contamos desde nuestro distanciamiento, pensaba que me iba a guardar el luto, pero éramos como el príncipe y la princesa de este pueblo y yo nunca me imaginé una vida sin él. Además, que la mujer que lleva del brazo sea Teresa es lo peor que me podía pasar. Mi grandísima enemiga, y seré una creída, pero la envidia que me tenía era inhumana, no lo digo solo yo, lo dice prácticamente todo el pueblo. Sí, ella también tiene amigas, pero son las del pueblo vecino, así que aquí todos opinan como yo.
No sé cómo ha llegado a pasar todo esto, me imagino que mis amigos acabarán de ponerme al corriente. He seguido manteniendo el contacto con la mayoría, por eso me extraña el doble no estar informada de este acontecimiento. También es cierto que, de inicio, no perdí la buena conexión con Álvaro, por lo que él también podría haberme hablado de la situación. Cuando me fui, no pusimos un punto y final definitivo, lo que yo os decía, cuando crees en las historias de amor, sabes que cuando vuelvas, te va a estar esperando. Añado que no me fui con fecha exacta de retorno, por lo que eso podría haber sido una eternidad. Pero fuese como fuese, yo creía en mi cuento perfecto. Ahora mismo maldigo todas esas películas románticas donde todo acaba bien. Hacen que nuestras expectativas en cuanto el amor sean demasiado grandes y luego pasa lo que pasa.
Álvaro y yo seguimos hablando cada día durante una temporada, incluso tuvimos algún reencuentro en América y puntos intermedios. Fue como intentarlo en la distancia, acostumbrándonos a un tipo de vida diferente, una especie de relación que no sabíamos a dónde nos podía llevar. Hasta que, supongo, que la diferencia horaria, nuestras complicadas agendas y nosotros mismos hicimos que esa comunicación disminuyera. También tuvimos ciertas discusiones, las que yo consideré que se debían a sus celos cuando me veía en alguna revista y especulaban con alguno del mundo del famoseo, y al final, pues, cortamos por lo sano. Para no hacernos daño. Bueno, por lo sano es un decir, ya que todo vino provocado por una tremenda discusión que llevo años intentando olvidar. Claro que nunca pensé que no sería el hombre de mi vida. Yo confiaba en que cuando decidiera volver, porque si algo tenía claro era que tarde o temprano volvería a casa, retomaríamos lo que dejamos a medias. Y es más, tenía la esperanza de que, una vez olvidadas todas esas palabras que nos dijimos hará unos tres años, él sería el que se encargaría de hacerme una visita. Sí, una de esas donde se pide perdón, todo queda atrás, y nos declaramos amor eterno. Muchas películas he visto a lo largo de mi vida, por esa misma razón creía en la posibilidad de tener mi propio final feliz.
Quizás puedo tener más esperanza de la permitida o viva en un cuento de princesas que no debo. Pero cuando sientes este amor por una persona, no hay barrera que valga. Bueno, sí, la que tengo delante de mis ojos. Que él ha decidido pasar página y encontrar a otra persona. ¿Habrá dejado de sentir por mí? ¿Será solo una manera de consolarse? No quiero ser mala, pero Teresa ya existía cuando estábamos juntos, y entonces me eligió a mí, por algo sería, ¿no? Es decir, que si entonces no le gustó suficiente, ¿por qué ahora sí?
Me temo que es un tema más complejo de lo que me puedo estar imaginando, sin embargo, como él no me ha visto a mí, prefiero encontrar una fuente fiable que me explique qué ha pasado antes de enfrentarme a la dura realidad. Y esa fuente no puede ser otra que Vanesa, espero que mi mejor amiga no me mienta, tenga motivos para habérmelo ocultado y sepa maquillarlo suficiente para que no duela.
—Dime que eres una gran amiga y nos reunimos en diez minutos en el pub —le digo al descolgar; no hace falta especificar, para tres pubs que tiene el pueblo, todos sabemos a cuál nos referimos.
—No todas contamos con tu potencial, estoy trabajando —me responde entre risas.
—Sé que sabrás ganarte a tu jefe, te espero ahí. —Y cuelgo antes de que pueda darme otra clase de excusa estúpida.
Vanesa es mi amiga desde que nací. Es también mi vecina y hemos sido siempre uña y carne. Le afectó mucho mi partida, pero su camino estaba aquí, en la empresa familiar, por lo que no pudo venirse conmigo. Viene a verme una vez cada dos meses y hacemos un viaje juntas al año. De todas maneras, seguimos manteniendo conversaciones, prácticamente diarias, por Skype. Y eso solo hace que me replantee el por qué me ha estado ocultando lo que acabo de ver. Algo que voy a tardar muy poco en averiguar, puesto que ya está entrando por la puerta con su mejor sonrisa.
—En mi defensa diré que me hizo prometer que no diría nada y que no contábamos con que volverías tan pronto. —No hace falta que exponga el motivo de mi quedada, Vanesa me conoce incluso mejor que yo misma.
—¿Seis años es volver pronto? No tiene sentido que os haya hecho prometer algo así, ¿tampoco pensaba decírmelo él? —Quizás me haya olvidado, pero podría mantener un poco del cariño que nos teníamos.
—Sí, te ha olvidado —pues lo que yo decía—, aunque… la noticia no es solo que están juntos… Se prometieron hace dos semanas.
—¿Cómo? ¿Cuánto llevan juntos? ¿Por qué está con ella? ¿Os ha hablado de mí? ¿Sabe que he venido? —Tengo demasiadas cuestiones ahora mismo.
—Frena el caballo, reina; yo no le he dicho nada, pero lo sabe medio pueblo, así que a la otra mitad, poco le queda. Habla con él y que sea él quien responda a todo eso. Yo no me hago responsable, pero piensa que te fuiste, que han pasado seis, cuatro o tres años, desde donde quieras contar, y todo el mundo tiene derecho a rehacer su vida, que tú tampoco te lo has pasado mal…
—Yo no estoy prometida —me quejo.
—Envíale un mensaje, proponle quedar y luego yo estaré aquí para la buena fiesta de bienvenida que te mereces; han renovado todo el hotel y hay un coctelero ideal… Hoy amuéblate, mañana eres mía.
Y tal como ha venido, se va. Esta es mi mejor amiga, ni una cerveza se ha tomado. Y me da a mí que el coctelero le ofrece algo más que simples cócteles. Pero quizás tenga razón, debo hablar con Álvaro. Por mucho miedo que me dé la situación, debo afrontarla como mujer adulta en la que me estoy convirtiendo. Tal vez debería haberme tomado más molestias y venir algún que otro verano o vacaciones por aquí para seguir manteniendo la esperanza entre los dos, pero de nada me sirve ahora lamentarme de todo lo que podría haber hecho. Prefiero coger el toro por los cuernos el primer día y sacármelo de encima, si no, las minivacaciones se me pueden hacer muy largas. Y, de hecho, he venido aquí para estar con mi familia. Lástima que lo haya tenido que ver nada más llegar y que estuviera tremendamente guapo.
Lara: Holiii, no te lo creerás, pero estoy en casa… ¿tomamos algo esta noche?
Capítulo 1
¿Es normal que esté nerviosa? Acabo de enviarle el mensaje y he vuelto a mis quince años y la primera vez que me dijo de quedar. La recuerdo perfectamente, estaba esperando a que mi hermano regresara a casa, porque mi gran cabecita me había hecho olvidar las llaves dentro y de repente Álvaro apareció. Estaba escuchando música en las escaleras del porche cuando se me acercó y me sacó un auricular. Ya teníamos buena relación, entre que no somos muchos de generaciones parecidas y que es uno de los mejores amigos de mi hermano, teníamos bastante acercamiento. Pero nunca estábamos solos ni con esa proximidad. Cuando acabó la canción, me informó de que mi hermano se retrasaría y me propuso de ir a tomar un helado mientras lo esperaba. Después de esa tarde, llegó su mensaje para una primera cita. Yo me sentía toda una niña y un chico mayor me había pedido de quedar. Ya nos conocíamos, nuestras familias llevaban años siendo amigas, pero para mí seguía siendo un chico mayor. Además, también era el chico más guapo que había en el instituto y yo me sentí como en una película Disney. Así que no es buena señal que me esté sintiendo de esta manera. Gracias a Dios que no se ha hecho mucho de rogar.
Читать дальше