Margarita Hans Palmero - Brumas del pasado

Здесь есть возможность читать онлайн «Margarita Hans Palmero - Brumas del pasado» — ознакомительный отрывок электронной книги совершенно бесплатно, а после прочтения отрывка купить полную версию. В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: unrecognised, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

Brumas del pasado: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Brumas del pasado»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

Helena es una mujer que en apariencia lo tiene todo, pero en el fondo, ella sabe que algo no cuadra en su apacible vida de ama de casa, casada y madre de dos hijas.Una noche acude a una fiesta medieval, donde conoce a un hombre extraño envuelto en un halo de misterio ; y donde una vidente le vaticina un giro inesperado en su vida, alegando que tendrá de buscar sus orígenes y su destino.Desde este momento, la vida de Helena da un giro sorprendente, donde descubre que pudo ser víctima de un secuestro infantil . A través de la hipnosis alcanza a descubrir un pasado más que inquietante e inesperado.

Brumas del pasado — читать онлайн ознакомительный отрывок

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Brumas del pasado», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Me recojo el pelo con una pinza sobre la cabeza y tomo esa ducha rápida. Me envuelvo en mi súper maravillosa y gigantesca toalla y comienzo a secarme con movimientos rápidos y enérgicos. Y entonces paro. Sin saber muy bien por qué, me detengo de repente y me dirijo a mi dormitorio donde hay un espejo de pie. Un espejo grande, de cuerpo entero. Y me observo desnuda en él.

Hace mucho tiempo que no me dedico a observarme a mí misma. Mi amiga Inés se pasa media vida mirándose en los espejos porque no le gusta ir despeinada o llevar mal el maquillaje. Dice que no hay nada peor que dejar de cuidarse a una misma y empezar a parecer desaliñada.

Me acerco algo más al espejo y me fijo bien en mi rostro. Casi siento miedo de mirar más abajo. Por ello, me concentro en mi cara. Mis ojos se ven hoy algo tristones. Mi pelo necesita un nuevo tinte. Tan solo hace tres semanas que lo teñí la última vez. Me encargo yo misma, aquí en casa. Es fácil, es de color castaño claro y existen infinidad de tintes de esa tonalidad. Pero lo cierto y verdad es que cada vez me dura menos el dichoso tinte de las narices.

Mi rostro se ve pálido. Las raíces blancas que comienzan a surgir traicioneras en la base de mi pelo, junto con la falta total y absoluta de maquillaje, hacen que parezca enferma. Para colmo de los colmos, estas dichosas manchas que han empezado a salirme en la cara. Tendré que comprarme algún protector solar de esos de pantalla total. Sonrío para mis adentros. Con quince años, esto eran pecas. Con treinta y nueve, son manchas solares.

Luego me retiro un poco del espejo para tomar algo más de conciencia sobre mi cuerpo. Mis brazos parecen ser más redondeados y me temo que al levantarlos cuelga de ellos algo que antes no estaba ahí. Claro que he ganado unos kilitos desde que nació mi pequeña Maia, que por cierto, ya tiene ocho años. Es increíble lo rápido que pasa el tiempo.

Mis pechos no están nada mal, aunque quizás también estén un poco más bajos que antes. Pero lo que de veras llama mi atención es mi nuevo amigo grande, hermoso, redondeado, incitador a todas las dietas posibles, habidas y por haber, y de las que nunca jamás fui capaz de llevar a cabo. Mi gran amigo el michelín. Cada vez gana más terreno el condenado. Cuando empezó a salir, bromeaba diciéndole a Fernando que me lo estaba dejando crecer en honor a la conocida marca de neumáticos. Ahora ya se ha apoderado de mí el desagradecido.

No estoy gorda, pero tampoco estoy delgada. Mi cuerpo está raro. Distinto. Mis glúteos también parecen haber bajado. Y mi piel aparece muy rara en las piernas. Surquitos asquerosos, los llamaría yo. ¿Qué ocurre aquí? ¡Maldita ley de la gravedad!

Esta no soy yo. Es una señora mayor que se ha metido en mi espejo. Dejo de observarme y me dirijo de nuevo al cuarto de baño. De pronto me siento un poco mareada… un poco… no sé, no me encuentro bien.

La habitación empieza a inclinarse y, de pronto, todo está tumbado. ¿O soy yo la que está tumbada? Me pitan los oídos y veo unas manchas amarillentas y anaranjadas frente a mí. Cierro los ojos un momento y todo se calma. Huelo un suave perfume, escucho una suave melodía y siento como si debajo de mí hubiese hierba fresca en lugar de un terrazo frío.

“Mi adorada esposa, eres la mujer más hermosa del mundo, la más bella, mi amor, mi vida…”.

Abro los ojos con rapidez, asombrada y asustada. Ya no escucho música y siento de nuevo la dureza del suelo. También ha desaparecido el suave perfume. Esa voz… Me ha hecho sentirme diferente por un instante, fuerte, incluso hermosa. ¿Me habré golpeado la cabeza al caer sin darme cuenta? ¡De dónde ha salido esa voz! Una voz vibrante que me llamó esposa…, pero que no era la voz de Fernando.

Noto un agujero en la boca del estómago y me falta el aire. Me siento aturdida. He tenido que perder el conocimiento un instante aunque yo crea que no. No encuentro otra explicación.

El espejo me devuelve un rostro pálido y unas ojeras marcadas. Y justo al lado del espejo, el reloj me recuerda que estoy parada en el tiempo. ¡Tengo que vestirme! La más bella… y un pimiento, pienso enfadada mientras, aun temblando, cojo mi elegante, cómodo y amplio chándal azul.

– 5 –

–Tienes que animarte un poco, Helena, verás cómo te alegras de esto –me dice mi traicionera cuñada.

–Vamos a estar estupendas de aquí al verano –añade Inés con una sonrisita confabuladora.

–¿De aquí al verano? ¡Pero si el verano acaba de terminar! ¿No podemos volver en junio? –pregunto yo.

–¡No seas boba! –casi me pega Carmela.

Señor, ya es tarde. Aquí estamos las tres discutiendo sobre el tema, por así denominarlo, en el aparcamiento del gimnasio Líneas, un nuevo gimnasio para mujeres repleto de una serie de máquinas ideales para el cuerpo femenino. Y digo yo, ¿serán tan fantásticas como para ponerte en forma con tan solo apuntarte al gimnasio?

Inés quería ir a uno mixto, pero Carmela le dijo que si Ángel se enteraba que iba en pantalones cortos y hacía determinados movimientos ante otro tío, se iba a montar gorda.

Yo, como siempre, neutral. Si es que soy así, como el queso de un sándwich. Es más, mi hija Selena, la mayor de mis dos pequeñas, ya me dice a sus catorce años de edad que, o me espabilo, o me espabilan.

–¡Mamá, que a los tontos se los comen por sopas!

–Y a los nerviosos le dan ataques al corazón, cariño.

Es muy probable que lleve razón y, en un par de años o tres, alguien me engulla junto a un trozo gigantesco de pan.

Mi hija mayor está en el Instituto, cursando el tercer curso de la ESO. ¿Qué tipo de educación seria denomina a un ciclo tan importante de la vida como ESO? Lo cierto y verdad es que los catorce no son una edad fácil. Ella es prudente, simpática, inteligente, muy guapa. Cabello rubio a media espalda, ojos marrones, complexión media, moderna. Amante de la ecología y casi herbívora. En este caso, las alitas de pollo me salvaron de que realmente lo fuese.

Por su parte, mi pequeña Maia tiene el pelo del color del chocolate, como el mío, y sus ojos también son marrones. Ninguna de mis hijas ha heredado los bellos ojos azules de su padre (qué le vamos a hacer, cosas de la genética).

Cuando Maia nació, nos dijeron a su padre y a mí que tenía un pequeño problema en una cadera. El tiempo nos diría si era algo temporal, o por el contrario, algo serio y permanente. Conforme comenzó a crecer y empezaron a hacerle pruebas médicas, comprobamos que no tenía nada de importancia, pero que su pierna derecha es ligeramente más corta que su pierna izquierda. Aproximadamente unos dos centímetros. Ello no le impide llevar a cabo su vida de una forma normal, pero sí es cierto que ella misma se limita a veces. No quiere participar en muchos deportes a pesar de que le gustan, porque no se ve a la altura de los demás y jamás utiliza faldas porque no quiere que nadie vea que lleva un alzador en una de sus botas ortopédicas.

Ella dice que no le importa, pero lo cierto es que los niños pueden ser muy crueles y a veces pueden coartar bastante. Lo único que me alivia en esta situación es la forma de ser de Maia. Es una niña muy madura para su edad. Habla con suavidad, y a veces, tiene argumentos que los adultos no tienen.

Y hablando de problemas. Acabamos de entrar en uno muy grande. Aquí estamos las tres, en este maravilloso y rosa gimnasio donde nos recibe una encantadora joven embutida en unas ajustadas mallas negras, con un hermoso chaleco, poco mayor que un sujetador, en un bonito tono rosa bebé.

–Hola, ¿qué tal? ¿Puedo ayudaros? ¿Queréis visitar el gimnasio? –nos pregunta solícita.

–¡Nos encantaría! –responde una alegre Carmela–. Llamé hace dos días por teléfono y estuve hablando con Ana. Me dijo que podíamos venir y visitar las instalaciones y que alguien nos explicaría como funciona todo esto.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «Brumas del pasado»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Brumas del pasado» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Отзывы о книге «Brumas del pasado»

Обсуждение, отзывы о книге «Brumas del pasado» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x