Marc Crépon - Tiempos difíciles

Здесь есть возможность читать онлайн «Marc Crépon - Tiempos difíciles» — ознакомительный отрывок электронной книги совершенно бесплатно, а после прочтения отрывка купить полную версию. В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: unrecognised, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

Tiempos difíciles: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Tiempos difíciles»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

"Sería desastroso, en efecto, que la pandemia pase, sin haber revelado las conciencias suficientemente para que recuerden que la urgencia sanitaria no es la última palabra de la crisis. Una vez salidos de los combates dados día a día para salvar vidas, son otras las luchas futuras las que será necesario saber inventar; es otro mundo el que será necesario imaginar y encontrar los medios de imponer", señala Marc Crépon en Tiempos difíciles: Las sociedades democráticas en la encrucijada.
¿Cuál es la encrucijada aquí? Dos conceptos: deseo y palabra. La demanda de deseo de participación ciudadana significa otro reparto de la palabra, la cual traduce este deseo como una intervención en la vida pública. La tesis que el filósofo francés sostiene es que la disyuntiva por la cual las democracias están sometidas a juicio tiene relación con la anulación de la palabra, debido a la invalidación de las voces que no han sido escuchadas y que buscan la participación en común.
Esta puesta en común es expresada en la queja frente a los gobiernos que han pretendido hablar por el pueblo a través del populismo, del decreto y del control. Hablar en el lugar de los gobernados y en su nombre, ha conllevado a una repetición de ciertos traumas legitimados por los Estados de excepción que se manifiestan en populismos democráticos. La participación no debe pasar por la desconfianza en la voz popular, definida desde la ignorancia, la desinformación o el desinterés y que, por tanto, se presume que necesita ser iluminada y guiada. Esto solo ha legitimado una demo-fobia.
El propósito de este libro es repensar una democracia participativa que pueda anudar un contra-peritaje por parte de los gobernados, que no se reduzca a individuos, quienes actúan animados por la preocupación de defender sus propios intereses y no escuchan sus afectos. Lo que caracteriza este contra-peritaje es crear redes y movimientos asociativos que reúnan el compromiso para la vigilancia crítica contra los abusos de poder, las negligencias y las violencias.

Tiempos difíciles — читать онлайн ознакомительный отрывок

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Tiempos difíciles», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Esto no quita nada a la crítica necesaria del Estado en el cual el dogma de un liberalismo intransigente preocupado de la rentabilidad, ha dejado a los sistemas hospitalarios europeos, desheredados desde hace décadas. Los Estados y sus ciudadanos habrán pagado un gran precio estos últimos meses por la ideología que ha impuesto la doctrina. No obstante, esto hace más admirable la manera en la cual el personal de los hospitales, quien ha sido la primera víctima, –protestan desde hace años contra las dificultades crecientes que, confundiendo todas las funciones, unos y otros encontraban en el transcurso de su vocación, a la altura de la disponibilidad que esta exige– no habrían escuchado otra voz, en la urgencia, que ésta, íntima, visceral, que la de salvar el mayor número de vidas.

VII

La pandemia es un trauma, en la medida que separa a los vivos los unos de los otros, y a cada uno de los moribundos. Lo más duro del confinamiento habrá sido vivir en la angustia del aislamiento, en un corte que no permitirá, si sucediera lo peor, acompañar a los seres queridos en sus últimos instantes, de unirnos a ellos y verlos por última vez, para cuidarlos, darles un último aliento o una última palabra y, por mucho, de experimentar lo doloroso de un alejamiento definitivo, dejándonos como único adiós la herencia de la culpabilidad como ausencia.

Por mucho, reducidos a la impotencia, habrá sido igualmente duro haber visto pasar las semanas y el tiempo avanzar, sin poder aprovecharlo para haber llevado a buen término sus proyectos, de dejarse así invadir por el peso del tiempo perdido, con la irremisible impresión de haber dejado, a pesar de sí mismos, su vida caer fuera de sí. En fin, sería en vano negar que el distanciamiento físico es un sufrimiento. Tenemos necesidad de vernos sin que medien las pantallas, de tomarnos la mano, de tocarnos, de abrazarnos. Tendremos suerte, estos últimos meses, de haber multiplicado los subterfugios, inventado rituales, solicitado esas prótesis que se han vuelto, más que nunca en una sociedad confinada, el teléfono celular y el computador, avanzado en sus aplicaciones.

Estos no habrán paliado más que de manera imperfecta la ausencia de aquellos y aquellas con los cuales tenemos el deseo de vivir. Vivir con, esto no sería más que vivir de manera duradera a distancia. De esta forma, no podemos más que estar de acuerdo con Giorgio Agamben cuando afirma no creer que “una comunidad fundada sobre el distanciamiento social es humana y políticamente vivible”.

En los tiempos del confinamiento –lo recordábamos recientemente– hemos inventado llamadas, enlaces, tantas maneras de prestarnos atención mutuamente. Acechados por el cansancio o esta forma de inatención propia de la melancolía, encontramos en ellos el recurso de una vigilancia compartida para no hundirnos. Nuestra preocupación fue la de no cortar los mil y un hilos que nos unían a los otros y hacer la vida vivible. En la prolongación de los días, los gestos, los signos que ataban estos hilos llevaban el rechazo ético de estas formas insidiosas que implica el abandono de los otros, la exclusiva autoprotección de sí, el repliegue sobre sus propias defensas, la indiferencia o el silencio.

El reto del des-confinamiento, ¿qué es lo que persigue? Sería de guardar la medida de las fragilidades inducidas por la catástrofe de manera cada vez más singular. No será fácil dar vuelta la página y sus efectos no desaparecerán por la acción de una vara mágica, reencontrando progresivamente la libertad. Las marcas específicas de la atención, del cuidado y de la ayuda que nos tocará a cada uno inventar quedarán largo tiempo todavía con la fuerza de una llamada, a la cual el ejercicio de la responsabilidad ordenará que no se nos escape.

Suponiendo que se insista en querer hablar de «barbarie», es preciso reconocer entonces que, en tales circunstancias, su riesgo se debe menos a los residuos del «estado de emergencia sanitaria», de las cuales cualquiera se prolongará, que a la voluntad que se impondría de poner a la sociedad en movimiento, en marcha forzada. Esta se manifestará menos en la excepción misma que en las infracciones cometidas en nombre de esta marcha, al reconocimiento de que lo que el traumatismo tuvo de «excepcional», a la consideración patente de sus efectos físicos y psíquicos. «Excepcionales», las semanas pasadas lo fueron sin duda, y la mayor farsa sería minimizar esto o ignorarlo en nombre de una norma ética indebida, como la de afrontar la muerte en masa con valentía, sin tenerle miedo.

La urgencia será, desde entonces, no precipitarse en nada, de dejar a cada uno, se tratará de comenzar por aquellos a quienes la epidemia habrá golpeado más duramente, el tiempo de recuperar su aliento, de no imponer, en otros términos, ninguna norma a la resiliencia. He aquí porqué la barbarie, si es así, debe ser temida en todas las formas de brutalidad, cuya voluntad política y el deseo social de un «retorno a la normalidad» serían susceptibles de acomodarse. De igual forma que el tiempo del duelo es incomprensible y que no es decretable, las secuelas, individuales y colectivas, de un trauma no se borran por orden de nadie.

Lo anterior no se impone en ninguna parte tanto como en el terreno económico y social. Ya en las filas inquietas de los aduladores del liberalismo que quisieran que nada sea cuestionado ni cambiado, una pequeña música se hace escuchar que quisiera que el des-confinamiento sea sinónimo de una vuelta al trabajo sin fechas y que la viabilidad de las empresas sea asegurada a cualquier precio. No tomó mucho tiempo para que la reducción progresiva del desempleo parcial, la disminución de las cargas de las empresas, y sobre todo el aumento del tiempo de trabajo sean presentados como anticuerpos necesarios para resistir a los efectos económicos y sociales del virus –como sí lo que se excluyera por principio fuera el cuestionamiento de un sistema a los efectos desastrosos, como si fuera necesario salvar todo pasando por encima–.

Podemos ya imaginar los «sacrificios» que este mundo demandará para hacer posible el «retorno a lo normal», asumiendo las presiones ejercidas por los gobiernos para que estas se impongan. Acomodándose desde siempre en el drama social vivido por aquellos y aquellas que sacrifican sobre el altar de la competitividad y rentabilidad, es de temer que la pandemia sirva de coartada para, en esto, sacrificar más. Quizás si en todo esto, a fin de cuentas, es la «barbarie» la más temible, la forma moderna más insidiosa de un consentimiento asesino que esconde su verdadero rostro.

Estas medidas reclamadas por las voces más conservadoras conducirán, al final del día, a sumar violencia a la violencia. Será entonces responsabilidad política de cada uno, individual y colectiva, de manifestar el rechazo intransigente. Sería desastroso, en efecto, que la pandemia pase, sin haber revelado las conciencias suficientemente para que recuerden que la urgencia sanitaria no es la última palabra de la crisis.

Una vez salido de los combates dados cotidianamente para salvar vidas, son otras las luchas futuras que será necesario saber inventar; es otro mundo el que será necesario imaginar y encontrar los medios de imponer. Hemos remarcado mucho, este último tiempo, la manera que han tenido los gobiernos de dirigirse a la población, igualmente a las medidas tan necesarias para forzar la protección de la población misma, planteando el tema de que a los ciudadanos se le había negado la capacidad de hacerse cargo de ellos mismos.

Incluso, se habló del fenómeno de «infantilización ». Esto no es exagerado. Tratados como una banda de niños indisciplinados a los que hay que advertir, amenazar, vigilar, controlar, regañar y sancionar, la población habrá soportado el peso de una fuerza infantilizante, imponiéndose obligaciones, restricciones y privaciones, al mismo tiempo que ésta generaba un corto circuito y no podía participar de los debates, de discutir y oponerse, asumiendo sin duda que esto hubiera sido una pérdida de tiempo. El estado de urgencia no tiene otro sentido.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «Tiempos difíciles»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Tiempos difíciles» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Отзывы о книге «Tiempos difíciles»

Обсуждение, отзывы о книге «Tiempos difíciles» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x