“Hay un exceso de energía masculina
que recalienta y quema.
El femenino es agua, frescura, templanza.
Conviene rescatar la dimensión femenina
tanto en el hombre como en la mujer.
Mediante esta dimensión femenina
el ser humano se abre a la acogida,
se sensibiliza en la profundidad misteriosa de la vida
y recupera la capacidad de maravillarse.
Lo femenino ayuda a recuperar la dimensión de lo sagrado, y lo sagrado siempre impone límites a la manipulación.
Lo femenino ofrece la capacidad de religar todas las cosas con la fuente creadora, y esto es fundamental para la evolución del ser humano y para salvaguardar la Tierra”.
Equilibrar el masculino y el femenino beneficiará todos los procesos de desarrollo humano. Al igual que las polaridades de un imán, cada polo no es un ente aislado sino una parte inseparable de una totalidad; cada lado posee unas cualidades complementarias que deben reajustarse. Tal como no está siendo exitosa la excesiva masculinización, tampoco sería un triunfo la extrema feminización de la educación, la política ni la religión. El logro será la ecuanimidad y equilibrio entre polaridades y entre géneros, más allá del patriarcado y el matriarcado.
EL HOMBRE Y LA MUJER
Víctor Hugo
(También se puede leer desde la perspectiva masculina y femenina)
El hombre es la más elevada de las criaturas
La mujer el más sublime de los ideales
El hombre tiene la supremacía
La mujer tiene la preferencia
El hombre es un código
La mujer es un evangelio
El código corrige
El evangelio perfecciona
El hombre es un templo
La mujer es el sagrario
Ante el templo nos descubrimos
Ante el sagrario no arrodillamos
El hombre es el águila que vuela.
La mujer el ruiseñor que canta
Volar es dominar el espacio
cantar es conquistar el alma.
El hombre tiene el farol de la conciencia
La mujer tiene la estrella de la esperanza
El farol guía, la esperanza salva
El hombre está colocado donde termina la tierra
La mujer donde comienza el cielo.
ARQUETIPOS
Antiguamente se consideró a la mujer como una continuación de la Tierra por su poder de generar y nutrir la vida. En muchas culturas eran comunes los cultos dedicados a la Tierra como Madre original. La figura divina más antigua que se conoce es la de una mujer, y en los más antiguos manuscritos sagrados se puede encontrar la expresión “Madre Tierra”; sin embargo, la identidad del hombre se ha mantenido en una ambigua posición, y aunque existen representaciones fálicas de dioses cazadores, de héroes y guerreros, las mitologías no llegan a ser lo bastante ilustrativas para expresar debidamente su naturaleza cósmica como amantes, como defensores de la libertad, como navegantes y guías dimensionales y como protectores y guardianes. En cierto modo, se tiende a asignar al hombre un lugar en el Cielo más que en la Tierra, como sigue evidenciando su obstinado desarrollo de la tecnosfera y las odiseas del espacio sideral.
Las enormes facultades de creatividad y transformación de la materia y la capacidad de conquista y poder que han desarrollado los hombres demuestran también que en el fondo aún siguen atrapados en un alma temerosa e infantil que vive un profundo dilema entre el ser lúdico y el amante generoso, o el guerrero, conquistador y dominante, que siempre “huye” hacia delante persistiendo en el combate espiritual.
Una cierta “ventaja” de la mujer, es que ella experimenta una parte importante de trascendencia y autorrealización a través de la maternidad, mientras que la masculinidad profunda se realiza ante el constante reto de explorar, construir, competir, transgredir y ejercer el poder a través de un estado psicológico arraigado en el esfuerzo por la supervivencia, la adaptación y la productividad que le dificulta integrar su femenino interno.
Esta inercia oprime la psique profunda del hombre a través del modelo heroico-dominador tal cual refleja el mercado libre y la globalización económica: una psicosis masiva y enfermedad cultural y ambiental desde un estado de escisión esencial.
El viaje interior hacia la sanación pasa por la integración
del corazón arquetípico, mítico y eterno del hombre y de la mujer.
Cuando la mujer desarrolla las habilidades masculinas sin la conexión con su feminidad profunda, o cuando el hombre no desarrolla adecuadamente sus cualidades femeninas, ambos se desconectan de sus ciclos, de su ritmo, y viven sus límites mediante el control, la exigencia, la rabia, la crítica y la rigidez… Se trata pues de que ambos escuchen sus propias pulsiones anímicas y descubran sus auténticas necesidades para saber en qué forma han de colaborar y nutrirse sin competir ni depredarse.
CUALIDADES INTERACTIVAS DE LOS PRINCIPIOS MASCULINO Y FEMENINO,
INHERENTES A LA NATURALEZA TANTO DEL HOMBRE COMO DE LA MUJER.
El objetivo final de la evolución humana reside en el equilibrio de ambas energías
FEMINIDAD
Desde el movimiento de reivindicación política y social e igualdad de derechos iniciado en los albores de la Revolución francesa a finales del siglo XVIII, el movimiento de reafirmación de la mujer sigue evolucionado. Ellas participan muy activamente en su desarrollo psicológico, emocional y cultural, están mucho más presentes en el movimiento asociativo, son mayoría en los talleres de crecimiento personal, se interesan por la naturaleza profunda de su ser, crean grupos de autoayuda. Generalmente no tienen tanto ego y se relacionan con más soltura y complicidad, con menos defensas y prejuicios. Aun así, las mujeres también siguen recuperándose de sus marcas y todavía siguen inmersas en un mundo con predominio de valores patriarcales y con diferencias y dificultades de acceso a la igualdad de derechos.
Un avance de la evolución humanista, más allá de los tópicos feministas y machistas, está siendo el proceso de conciencia e individuación personal realmente completado cuando se logran armonizar los arquetipos internos de masculinidad y feminidad. Cada persona consolida su autonomía, asume y libera sus improntas patológicas, fortaleciendo su autoestima y su sabiduría instintiva. Así pues, hombres y mujeres recuperan su profunda esencia y recalibran sus aspectos masculino y femenino. A medida que dicho proceso se realiza, la interacción es fluida y coherente
MASCULINIDAD
Puesto que hemos comentado la descompensación del lado masculino y la incongruencia de gran parte de las estructuras patriarcales, también hay que destacar la transformación de la masculinidad que están desarrollando los hombres.
En general, los hombres siguen mostrando dificultades en la expresión de sus sentimientos profundos, siguen siendo bastante autónomos y territoriales, aunque cada vez hay más hombres que se muestran receptivos y expresan su apertura y sensibilidad desde su masculino profundo.
1. Hombres que se cuestionan lo que aprendieron sobre lo que atañe a ser hombre y que se rebelan contra las dominaciones y limitaciones impuestas por los roles tradicionales.
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