En cualquier modo la tecnocracia pervierte los medios y desmarca los fines, eliminando el cuestionamiento ético en pro de una sociedad relativista, ortopédica y funcional, donde todo es valorado de forma similar a como funciona la tecnología, es decir, mecánicamente. El ser humano se convierte en algo tan efímero y sustituible, como son sustituibles todos los componentes tecnológicos. Se aplican controles y protocolos que rayan lo absurdo, tergiversando el sentido común y la obviedad acerca de la verdad, el bien o la belleza. Se propaga un mundo de aparente perfección instrumental, pero de una total confusión del sentido y de la finalidad.
NANOTECNOLOGÍA
Es la tecnología que se dedica al diseño y manipulación de la materia a nivel de átomos o moléculas, con fines industriales o médicos, entre otros. La nanotecnología trabaja a escala molecular modificando la disposición de los átomos.
La química, la biología y la física son algunos de los campos de aplicación de la nanotecnología que aparece como un reto para la manipulación y creación de la materia. Uno de sus primeros logros ha sido la comprensión del ADN como un factor decisivo en la regulación del organismo tal como las moléculas son determinantes en los procesos de vida. Junto a la cibernética abre grandes expectativas en la realización de la eterna juventud o la prolongación de la vida humana.
La nanotecnología también es denominada tecnología convergente, porque requiere la participación de diversos campos del conocimiento, la biología molecular, la informática, la química, la medicina, y supuestamente, una rigurosa aplicación ética y humanista, ya que la complejidad de resultados que se abren con estas tecnologías pueden desbordar la codicia y el poder a extremos insostenibles.
Los aspectos críticos señalan riesgos relacionados con su desarrollo, como la toxicidad potencial de emergentes clases de nanosustancias o de una posible situación endémica, donde los nanorobots se autoreplicarían sin control, hasta consumir toda la materia viva del planeta.
EGREGOR
Al conglomerado de energías sutiles que surge de las creencias específicas compartidas por un colectivo humano se denomina egregor.
Todas las tendencias culturales tienen su propia filosofía y valores que atraen por afinidad a las personas que se identifican con ellas. A través de la adhesión grupal se retroalimentan conjuntamente acciones, retos, hazañas, fracasos y éxitos que justifican y refuerzan su identidad, y la lealtad hacia esta figura, entidad o persona.
La persistencia de las emociones y la atención que se le dedica son las vías de nutrición del egregor y por ello su alcance y poder es proporcional a la cantidad de personas que lo sostienen con sus emociones, su atención y su dinero.
El grado de identificación que una persona o grupo proyecta hacia una causa, genera un intenso sentimiento de pertenencia y es entonces cuando el egregor se manifiesta a través de ellos, y los individuos se tornan instrumentos de una causa compartida y se impulsan a través de esta suma de energía sutil, incluso más allá de su propia voluntad individual consciente. Como entidad viva, inteligente y evolutiva, cualquier egregor se defiende de todo aquello que cuestione o amenace su integridad o la de sus creadores o promotores.
Podemos identificar como egrégores:
• Partidos políticos • Congregaciones religiosas • Empresas • Campañas publicitarias • Marcas comerciales • Cine, Teatro, Música, Informativos, TV, Teleseries • Personalidades artísticas • Fútbol, y eventos deportivos • Pornografía, etc.
A nivel mundial existen muchas ideas y entidades que la gente alimenta con su tiempo, su mente y sus emociones como la guerra, el fascismo, el racismo, la conquista del espacio, el show business… También la democracia, la ecología, la paz, tienen su egregor.... A todo cuanto aportamos energía y dedicamos atención, nos retorna su cualidad en proporción a la masa de atención que le hayamos dedicado.
Nuestras creencias y pensamientos configuran la realidad. El hecho de no pensar en “algo” no hace que deje de existir... pero el hecho de prestarle nuestra atención, emociones, pensamientos a determinados conceptos, hacen que estos tengan más potencia, se manifiesten y se precipiten activamente creando y recreando nuestra realidad
MASA CRÍTICA
Se denomina así la “medida” o cantidad necesaria para que un cambio se produzca (crítica, de crisis = cambio) ya sea positivo o negativo. Concretamente, cuando la mitad más una de las personas de un ámbito determinado piensan en cambiar, el cambio está hecho, porque son mayoría absoluta.
¿Qué criterios de consumo y qué orden de prioridades aplicamos consciente o inconscientemente?
Cuando adquirimos cualquier objeto o servicio, estamos colaborando económicamente con las entidades y procesos que lo han hecho posible. Al escoger entre las distintas ofertas que hay en el mercado solemos guiarnos por el precio, la calidad o los consejos publicitarios, pero también hay que considerar el tipo de práctica empresarial a la que apoyamos y las repercusiones sociales y medioambientales que dichos productos comportan.
¿A qué o a quién te vendes?... ¿A qué o a quién le compras?...
¿A qué entidades estás entregando tus energías con tus pensamientos, palabras, acciones y consumo?---
¿Cuáles son tus principales conversaciones y tus principales temas de interés?... ¿Son útiles para cuidar los aspectos básicos que todos necesitamos para sobrevivir a corto plazo, y en el próximo futuro?...
CULTURA
El término Cultura se refiere básicamente al conjunto de recursos de adaptación al medio y a la obtención de alimentos, proceso que se inicia con el cultivo de la tierra, la recolección, el intercambio, y extensivamente al conjunto de ideas y conocimientos que forman parte de la calidad de vida de nuestra comunidad. Sin embargo, el conjunto de información mediatizada que consumimos a través de la educación y los medios informativos nos satura y nos distrae creando una dicotomía que no ayuda a una formación objetiva de criterios y valores, ni tampoco nos proporciona suficientes recursos prácticos y cohesionadores. Llegamos a suponer que tenemos muchos datos y conocimientos, que estamos informados de todo, pero en el fondo no integramos nada lo bastante provechoso para crear sociedades entusiastas, activas e incorruptibles, motivadas en la aplicación de soluciones éticas y sostenibles. Los canales educativos e informativos ofrecen productos demasiado híbridos y difusos, con planes muy inconexos y distantes
La cohesión entre naturaleza esencial y realidad se vuelve cada vez más confusa y complicada. ¿Cómo priorizar valores, estructurar, organizar y difundir un conocimiento práctico de acuerdo a las prioridades sociales y ambientales?
Un referente ejemplar es el Reino de Bután, un pequeño país al sur de Asia, ubicado en la cordillera del Himalaya con una superficie de 40.994 km2 y una población de unos 800.000 habitantes. El rey de Bután, Jigme Singye Wang Chuck respondió a las críticas occidentales sobre el atraso y la pobreza de su país con un medidor cualitativo llamado “Felicidad interna bruta”, como contraste al PIB “Producto interno bruto” de la economía capitalista. Los valores culturales autóctonos, la simplicidad y el bienestar son más satisfactorios que el consumismo y la ansia de riqueza y poder.
El gobierno evaluó periódicamente a la ciudadanía de Bután mediante encuestas sobre su verdadero estado de ánimo, con el sensato criterio de que la economía y la cohesión social se adaptaran al bienestar real de sus habitantes. Se basa en la agricultura, la ganadería y la extracción forestal controlada, como medios de subsistencia principales para más del 60% de la población. El sistema educativo considerado de alto nivel, está complementado con programas sociales y ambientales con el apoyo de organizaciones multilaterales de desarrollo.
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