A. Pink - La soberanía de Dios

Здесь есть возможность читать онлайн «A. Pink - La soberanía de Dios» — ознакомительный отрывок электронной книги совершенно бесплатно, а после прочтения отрывка купить полную версию. В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: unrecognised, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

La soberanía de Dios: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «La soberanía de Dios»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

¿Quién gobierna todas las cosas?La situación actual exige a gritos un nuevo examen y una nueva presentación de la omnipotencia, suficiencia y soberanía de Dios. Es preciso que desde todos los púlpitos se predique a gran voz que Dios vive todavía, y que todavía reina. La fe está actualmente sometida a la prueba del fuego, y no hay lugar alguno de reposo firme y suficiente para el corazón y la mente sino en el Trono de Dios. Lo que ahora se necesita, como nunca antes, es un énfasis pleno, positivo y constructivo en el hecho de que Dios es Dios. A grandes males grandes remedios. Las congregaciones están hartas de palabras huecas y simples generalizaciones; es preciso que se les de algo concreto y específico. El jarabe tranquilizante quizá pueda servir para los niños de carácter nervioso; pero los adultos necesitan un tónico de hierro, y no conocemos nada mejor para infundir vigor espiritual en nuestro ánimo que una comprensión espiritual del pleno carácter de Dios. Está escrito: «El pueblo que conoce a su Dios se esforzará y actuará» (Daniel 11:32).

La soberanía de Dios — читать онлайн ознакомительный отрывок

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «La soberanía de Dios», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Dios es soberano en la delegación de Su poder a otros. ¿Por qué dio a Matusalén una vitalidad que le permitió sobrevivir a todos sus contemporáneos? ¿Por qué concedió a Sansón una fuerza que nadie jamás ha podido igualar? Porque está escrito: «Sino acuérdate de Jehová tu Dios, porque él te da el poder para hacer las riquezas» (Deuteronomio 8:18). Pero es evidente que Dios no derrama este poder por igual sobre todas las criaturas. ¿Por qué no? He aquí la única y suficiente respuesta a estas preguntas: porque Dios es soberano y por ser soberano, hace lo que Le place.

Dios es soberano en el ejercicio de Su misericordia . Es necesario que sea así, pues la misericordia está regida por la voluntad de Aquel que es misericordioso. La misericordia no es un derecho del hombre. La misericordia es el adorable atributo de Dios por medio del cual muestra compasión y socorro hacia los desamparados. Sin embargo, bajo el justo gobierno de Dios, nadie es infeliz sin merecerlo. La misericordia se derrama por tanto sobre los desgraciados; estos merecen castigo y no misericordia. Hablar de merecer misericordia es una contradicción de términos.

Dios concede misericordia a quién Él quiere y la retiene según Le parece bien. Una ilustración notable de esta verdad se puede ver en la manera que respondió a las oraciones de dos hombres, hechas bajos dos circunstancias muy diferentes. Se había decretado una sentencia de muerte sobre Moisés por un tan solo acto de desobediencia, y este buscó al Señor para ser perdonado. Pero, ¿fue cumplido este deseo? No; Moisés le dice a Israel: «Pero Jehová se había enojado contra mí a causa de vosotros, por lo cual no me escuchó ; y me dijo Jehová: Basta» (Deuteronomio 3:26). Ahora toma nota del segundo caso: «En aquellos días Ezequías cayó enfermo de muerte. Y vino a él el profeta Isaías hijo de Amoz, y le dijo: Jehová dice así: Ordena tu casa, porque morirás, y no vivirás. Entonces él volvió su rostro a la pared, y oró a Jehová y dijo: Te ruego, oh Jehová, te ruego que hagas memoria de que he andado delante de ti en verdad y con íntegro corazón, y que he hecho las cosas que te agradan. Y lloró Ezequías con gran lloro. Y antes que Isaías saliese hasta la mitad del patio, vino palabra de Jehová a Isaías, diciendo: Vuelve, y di a Ezequías, príncipe de mi pueblo: Así dice Jehová, el Dios de David tu padre: Yo he oído tu oración , y he visto tus lágrimas; he aquí que yo te sano; al tercer día subirás a la casa de Jehová. Y añadiré a tus días quince años». (2 Reyes 20:1– 6). Estos dos hombres recibieron una sentencia de muerte y ambos oraron al Señor sinceramente para ser perdonados, uno escribió «No me escuchó» y murió; pero al otro se le dijo: «He oído tu oración» y su vida fue perdonada. ¡Qué gran ilustración y ejemplo de la verdad expresada en Romanos 9:15! «Pues a Moisés dice: Tendré misericordia del que yo tenga misericordia , y me compadeceré del que yo me compadezca».

El ejercicio soberano de la misericordia de Dios —la compasión demostrada hacia los desventurados— se mostró cuando Jehová Se hizo carne y habitó entre los hombres. Tomemos una ilustración. Durante una de las fiestas de los judíos, el Señor Jesús subió a Jerusalén, llegó al estanque de Betesda donde se encontraban «multitud de enfermos, ciegos, cojos y paralíticos, que esperaban el movimiento del agua». Entre esta multitud se encontraba allí «un hombre que hacía treinta y ocho años que estaba enfermo». ¿Qué sucedió? «Cuando Jesús lo vio acostado, y supo que llevaba ya mucho tiempo así, le dijo: ¿Quieres ser sano?» La historia continúa: «Señor, le respondió el enfermo, no tengo quien me meta en el estanque cuando se agita el agua; y entre tanto que yo voy, otro desciende antes que yo. Jesús le dijo: Levántate, toma tu lecho y anda. Y al instante aquel hombre fue sanado, y tomó su lecho, y anduvo» (Juan 5:1–9). ¿Por qué este hombre fue escogido entre todos los demás? No se nos dice que clamara: «Señor, ten misericordia de mí». No hay ni una sola palabra en este relato que sugiera que este hombre poseía algo que le diese derecho a recibir un favor especial. Se trataba, pues, de un caso del ejercicio soberano de la misericordia divina, pues a Cristo Le era exactamente igual de fácil curar a toda aquella multitud, como a este hombre. Pero no lo hizo. Mostró Su poder aliviando la desventura de este hombre en particular; y por alguna razón, solo por Él conocida, Se abstuvo de hacer lo mismo por los demás. ¡Qué gran ejemplo de Romanos 9:15! —«Tendré misericordia del que yo tenga misericordia, y me compadeceré del que yo me compadezca».

Dios es soberano en el ejercicio de Su amor. ¡Esta es una declaración dura! ¿Quién puede recibirla? Está escrito: «No puede el hombre recibir nada, si no le fuere dado del cielo» (Juan 3:27). Cuando decimos que Dios es soberano en el ejercicio de Su amor, queremos decir que Él ama a quienes elije. Dios no ama a todos (examinaremos Juan 3:16 posteriormente); si lo hiciera, amaría a Satanás también. ¿Por qué razón Dios no ama al Diablo? Porque no existe nada en él que pueda ser amado; porque no hay nada en él que atraiga el corazón de Dios. Tampoco existe nada que atraiga el amor de Dios en los hijos de Adán, ya que todos ellos son, por naturaleza, «hijos de ira » (Efesios 2:3). Si no existe nada en ningún miembro de la raza humana capaz de atraer el amor de Dios, y a pesar de ello, Él ama a algunos , entonces necesariamente concluimos que la causa de Su amor se encuentra en Él mismo, lo cual es simplemente otra forma de declarar que el ejercicio del amor de Dios para con los caídos depende solamente de Su buena voluntad. No ignoramos el hecho de que los hombres han inventado la distinción entre el amor de complacencia de Dios, y Su amor de compasión , pero este es un mero invento. La Escritura lo expresa más bien en términos de la «compasión» (Mateo 18:33 LBLA), y dice que Él «es benigno para con los ingratos y malos» (Lucas 6:35).

En el análisis final, el ejercicio del amor de Dios debe ser vinculado a Su soberanía, ya que de otra manera Él estaría amando basado en alguna regla ; y si amara basado en una regla, entonces Él se encontraría bajo una ley de amor y si Él estuviera bajo una ley de amor, entonces no sería supremo, sino gobernado por una ley. Pero podrías preguntar: «¿Acaso estás negando que Dios ama a la raza humana?» A lo anterior contestamos, «Como está escrito: A Jacob amé, mas a Esaú aborrecí» (Romano 9:13). Si Dios amó a Jacob y aborreció a Esaú antes de que ellos nacieran y hubiesen hecho algo bueno o malo, entonces la causa de Su amor no se encontraba en ellos, sino en Él mismo.

Que el ejercicio de Su amor sea de acuerdo solamente a Su soberanía también queda claro en Efesios 1:3–5, en donde leemos: «Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos bendijo con toda bendición espiritual en los lugares celestiales en Cristo, según nos escogió en él antes de la fundación del mundo, para que fuésemos santos y sin mancha delante de él, en amor habiéndonos predestinado para ser adoptados hijos suyos por medio de Jesucristo, según el puro afecto de su voluntad». Fue «en amor» que Dios nos predestinó para ser adoptados hijos Suyos por medio de Jesucristo. ¿Según qué? ¿Según alguna bondad que encontró en ellos? No. ¿Según Su previsión de lo que seríamos? No. Veamos detenidamente la respuesta: «Según el puro afecto de su voluntad».

Dios es soberano en el ejercicio de Su gracia. Es necesario que sea así, pues la gracia es el favor mostrado hacia el que nada merece, más aún, al que merece el infierno. La gracia es lo contrario de la justicia, ya que esta exige que la ley sea aplicada imparcialmente. Exige que cada uno reciba lo que legítimamente merece, ni más ni menos. La justicia no concede favores ni hace acepción de personas. La justicia, como tal, no muestra compasión ni muestra misericordia. Sin embargo la gracia divina no se ejerce sobrepasando la justicia, antes bien «la gracia reina por la justicia» (Romanos 5:21); y si la gracia «reina», por tanto es gracia soberana.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «La soberanía de Dios»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «La soberanía de Dios» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Отзывы о книге «La soberanía de Dios»

Обсуждение, отзывы о книге «La soberanía de Dios» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x