Establecimiento de objetivos
Los objetivos del tratamiento fueron establecidos junto con FV, luego de explicarse el resultado de las evaluaciones y de relacionarlo con las fallas que él observaba en su vida diaria. Así, el objetivo general del tratamiento, transversal a todas las áreas, fue favorecer una mayor autonomía a nivel global, posibilitando el desarrollo del rol adulto y ampliar su red social. Los objetivos específicos del área de neuropsicología fueron:
Psicoeducació n de las habilidades sociales y su importancia en la vida cotidiana.
Entrenar y desarrollar las habilidades sociales necesarias para interactuar con pares del mismo sexo y del sexo opuesto.
Incorporar herramientas de resolución de problemas que le permitan enfrentar situaciones problemáticas cotidianas.
Escalas de sintomatología cognitiva orientadas a la cognición social
A partir de los síntomas referidos por el paciente y los objetivos propuestos de manera conjunta, se crearon y administraron escalas visuoanalógicas tanto para el paciente como para la familia. Contó con dieciocho ítems, con una escala de respuesta tipo Likert (en la que cero era “nunca” y diez, “siempre”). FV, al igual que su familia, puntuaron bajo en la mayoría de los ítems de esta escala. Es decir, identificaron muy pocas veces o casi nunca la capacidad para sostener la mirada al hablar tanto con personas conocidas y familiares como con extraños, iniciar una conversación con conocidos o desconocidos, expresar lo que piensa o siente ante terceros ni actuar en consecuencia. También reportaron la incapacidad para resolver problemas cotidianos y tendencia a dejar las tareas sin hacer, especialmente si estas implican interactuar con una persona nueva o en un contexto desconocido.
También se administró la escala SECHS (Sistema de Evaluación Conductual de la Habilidad Social; Caballo, 1993), que fue completada por el paciente y el profesional. Esta escala evalúa el comportamiento social del sujeto puntuando del uno al cinco los componentes no verbal, paralingüístico y verbal . Cada uno de ellos incluye subcomponentes. FV puntuó bajo en las siguientes áreas: miradas, sonrisas, postura, orientación, distancia, gestos, oportunidad de los reforzamientos, volumen de la voz, entonación, velocidad, tiempo del habla, humor y respuestas a preguntas.
A partir de lo reportado por el paciente y su familia, y de los resultados de las evaluaciones cognitivas administradas, FV comenzó tratamiento en la institución, en forma de sesiones individuales de neuropsicología y sesiones grupales de habilidades sociales. Las sesiones individuales comenzaron con una frecuencia semanal y luego, a medida que se avanzó en los objetivos de tratamiento planteados, se espaciaron a una frecuencia quincenal. Las sesiones grupales de habilidades sociales tuvieron una frecuencia semanal e incluyeron una sesión semanal de neuropsicología y otra de teatroterapia, que se desarrollaban de manera articulada. De marzo a diciembre se realizaron sesiones en consultorio, y durante enero y febrero se realizaron salidas a la comunidad. El grupo estaba compuesto por ocho personas, de entre 20 y 40 años, con dificultades en las habilidades sociales con diferentes características (así, algunos de los integrantes tenían un estilo comunicacional pasivo como el de FV y otros, más agresivo o pasivo-agresivo). El objetivo del grupo era apropiarse de habilidades sociales que posibiliten generar interacciones asertivas con otros en diferentes contextos.
El tratamiento de FV, como ya se mencionó, fue interdisciplinario y, además de neuropsicología, incluyó teatroterapia, terapia ocupacional, psicoterapia y seguimiento psiquiátrico.
Intervenciones y desarrollo de los objetivos de tratamiento
Psicoeducación de las habilidades sociales y su importancia en la vida cotidiana:La psicoeducación es un pilar muy importante de la rehabilitación cognitiva. Enseñarles a la persona y a su familia a conocer y entender sus dificultades, y la razón por las que estas se presentan, les da un sentido a los síntomas, baja el grado de incertidumbre y genera seguridad. Además, ayuda a prevenir la estigmatización, la desinformación, el abandono innecesario de tareas, la falta de adherencia al tratamiento y las consecuencias emocionales que muchas enfermedades pueden acarrear.
En primera instancia, se explicó qué son las habilidades sociales, su desarrollo y adquisición a lo largo de la vida, por qué son importantes para la vida adulta y para qué necesitamos ser habilidosos socialmente. Con posterioridad, se trabajó sobre las posibles manifestaciones cognitivas y conductuales que pueden generar un estado anímico deprimido y los pensamientos disfuncionales. Se identificó junto con FV en qué aspectos de la cognición social presentaba dificultades, en qué otras funciones cognitivas encontraba alteraciones y cómo estas repercutían negativamente en su desempeño diario en los diferentes ámbitos en los que se desenvolvía. “Nunca tuve amigos o alguien con quien hablar. A veces quiero acercarme a otra persona, pero no sé cómo, y otras me siento triste y no me dan ganas”.
Se reforzaron los conceptos desarrollados por medio del trabajo con una serie de televisión de producción nacional, dada la relevancia que cobran el uso del léxico local y el de los códigos sociales (implícitos y explícitos). FV debía identificar qué conductas extrañas o disfuncionales observaba en el protagonista (quien presentaba compromiso severo en la cognición social). Se repasaron también los resultados de las evaluaciones cognitivas, para poder comprender en mayor detalle cómo los hallazgos de estas se relacionaban con las dificultades que FV identificaba. Se trabajó en esta instancia con registros de situaciones de la vida cotidiana en las que no logró responder adecuadamente por acción u omisión.
La comprensión por parte del paciente y la familia de las características y la naturaleza de los déficits sociales en FV posibilitó su colaboración con las tareas propuestas durante el tratamiento y la generalización de las habilidades adquiridas en el contexto terapéutico a otros contextos.
Entrenar y desarrollar las habilidades sociales necesarias para interactuar con pares del mismo sexo y del sexo opuesto:Este objetivo fue el eje principal en el tratamiento de FV. En sesiones individuales, se retomaron conceptos incorporados en el grupo y se articularon con situaciones concretas de su vida cotidiana en las que podrían ser aplicados, se especificaron tareas concretas en torno a esto y se les hizo un seguimiento pormenorizado.
En las sesiones grupales se trabajó del siguiente modo:
Se comenzó por favorecer el registro de emociones en uno mismo y en los demás, intentando incorporar estrategias de regulación emocional . Para esto, se trabajó con la identificación de los diferentes componentes (fisiológicos, cognitivos y conductuales) de cada emoción. Algunas de las tareas realizadas fueron:
Visualización de imágenes de rostros que expresan diferentes emociones, con focalización en las diferentes expresiones faciales asociadas a cada emoción.
Proyección de videos o fragmentos de películas, sin sonido y con sonido, con focalización en las expresiones corporales asociadas a los diferentes estados emocionales.
Ejercicios de expresión facial y corporal: ronda de emociones básicas y complejas. La terapeuta propuso una cara de determinada emoción y el integrante que estaba a su derecha la tenía que imitar y pasársela al compañero que tenía a su derecha, y así sucesivamente. El objetivo fue inferir qué emoción se estaba transmitiendo, imitar lo más fielmente posible la expresión del otro y registrar la propia y la de los demás.
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