El objetivo de este capítulo fue describir el proceso de rehabilitación cognitiva en un paciente con importantes fallas en sus funciones ejecutivas. El primer punto a resaltar es que hablamos de las funciones ejecutivas, y no la ; este punto es crucial, ya que ellas son un conjunto de habilidades cognitivas, una serie de procesos que tienen como fin facilitar la adaptación de la persona a situaciones de su vida cotidiana.
Las funciones ejecutivas nos permiten conocer el mundo, relacionarnos con pares, ser funcionales, optimizar nuestros procesos mentales, resolver conflictos, planificar y organizar el día a día, entre otras cosas.
En esto radica la importancia de una correcta evaluación, un sólido plan de rehabilitación e intervenciones efectivas a fin de compensar o restituir las dificultades ejecutivas.
El fin último es poder mejorar la calidad de vida de los pacientes, que puedan generalizar las estrategias y colaborar a una mejor funcionalidad en todos los contextos de su vida.
“El objetivo de las intervenciones, en el control inhibitorio, es eliminar o reducir las conductas inapropiadas y potenciar las adecuadas o positivas” (Fernández y cols., 2002).
Indirectamente, los logros permiten mejorar la calidad de vida del paciente, su familia, su contexto y sus relaciones.
ARANGO LASPRILLA, J.C.; Parra Rodríguez, M.A. (2008). Rehabilitación de las funciones ejecutivas en caso de patología cerebral. Revista Neuropsicología, Neuropsiquiatría y Neurociencias , 8(1): 159-178.
FERNÁNDEZ, S., Rubin, E., Espinosa, A., Arango, J. C. & Pérez, E. (2002). Manejo de las conductas de agresividad en pacientes con probable enfermedad de Alzheimer. En Cerebro y salud mental (pp. 368-382). Madrid, España: Mapfre, S. A.
KUMAR, A.; Agarwal, M. (1988). Secondary affective disorder in survivor of cardiac arrest: A case report. British Journal of Psychiatry , 153(6): 836-839. doi:10.1192/bjp.153.6.836.
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WILSON, B.A. (Ed.). (2009). Neuropsychological Rehabilitation: Theory, models, therapy and outcome . Cambridge University Press.
Capítulo 4
Cognición social
Agostina Galiani y Diana Bruno
Introducción
En este capítulo nos abocaremos a cómo pensar y plantear la rehabilitación de la cognición social de una persona adulta por medio de un caso clínico, pero antes es importante que hagamos una revisión breve de algunos conceptos.
La cognición social se refiere al conjunto de operaciones mentales que subyacen en las interacciones sociales, y que incluyen los procesos implicados en la percepción, la interpretación y la generación de respuestas ante las intenciones, disposiciones y conductas de otros (Ojeda y cols., 2012). Muchas veces estas habilidades se encuentran afectadas, ya sea por una patología de base o por no haberlas desarrollado adecuadamente a lo largo de la vida. Es de suma importancia ser habilidosos socialmente para manejarnos en diferentes contextos y con diferentes interlocutores. Toda interacción con otros, sea cual fuere el ámbito (familiar, laboral, académico o social), demanda habilidades básicas de interacción social.
La rehabilitación de la cognición social tiene como objetivo el desarrollo de las habilidades cognitivas y metacognitivas necesarias para una adecuada comprensión y manejo de las situaciones sociales, así como de los problemas derivados de la vida cotidiana (Romero y Ruiz, 2006). Cuando se piensa este tipo de rehabilitación, se deberían tener en cuenta todas las variables presentes en este campo, tales como el procesamiento emocional (reconocimiento de emociones), la teoría de la mente (capacidad de inferir intenciones y emociones en los otros), la percepción social, el conocimiento social y el estilo atribucional (Ruiz-Murugarren, García-Ramos y Lahera, 2011). Se deben diferenciar, además, diversos modelos terapéuticos. Estos se pueden dividir en tratamientos focalizados , basados en la rehabilitación de un solo constructo de la cognición social (por ejemplo, teoría de la mente); tratamientos integrales de la cognición social, dirigidos a la rehabilitación de dos o más aspectos (por ejemplo, teoría de la mente e identificación de emociones); y tratamientos integrales de la cognición social y la cognición general, que incluyen una combinación de rehabilitación de diversos aspectos propios de la cognición social con funciones puramente cognitivas y/o intervenciones psicoterapéuticas.
En el caso clínico que se desarrollará a continuación hemos utilizado un tratamiento integral de la cognición social y la cognición general en formato individual y grupal.
FV era un hombre de 38 años que se presentó a INECO en 2014 por dificultades para relacionarse con las personas, ánimo deprimido y pensamientos disfuncionales. Las dificultades para sostener vínculos habrían estado presentes desde su infancia, aunque se habrían agravado en los últimos años, con un impacto negativo en todos los ámbitos de su vida. Le costaba sostener la mirada, tenía una postura tensa, un tono de voz bajo y una actitud dubitativa, que derivó en un estilo de comunicación pasivo. Estas dificultades las reportaba el paciente, pero también eran observadas por terceros. “No me animo a decir las cosas, me da vergüenza y tengo miedo a tener discusiones porque no sabría qué hacer”. FV presentaba además poca flexibilidad cognitiva, rigidez corporal, pensamientos paranoides y conductas disfuncionales (por ejemplo, lavarse los dientes durante diez minutos para evitar tener mal aliento). Como antecedentes familiares se había reportado madre con delirio de persecución.
En relación con su historia académica, el paciente completó el secundario con un rendimiento normal. Tras finalizar sus estudios, comenzó la carrera de Ciencias Geológicas, la cual abandonó por dificultades para rendir los exámenes. Luego, realizó una Tecnicatura en Seguridad e Higiene y, tiempo después, la licenciatura correspondiente a dicha carrera. Al momento de la evaluación inicial trabajaba en una empresa de seguridad radiológica y nuclear, realizando tareas tales como manejo del correo electrónico, reservas en el bufet del lugar, registros de viajes, reseteo de contraseñas para acceso al sistema interno, entre otras.
En el momento de ingresar a la institución FV realizaba tratamiento psicológico. Vivía solo, pero no realizaba tareas domésticas, no se cocinaba ni se ocupaba de la limpieza de su casa. Cuando se exploró por intereses y tiempo libre, FV no logró referir ninguno en particular, aunque a nivel general manifestó interés por la cultura y el deporte. FV no estaba tomando medicación entonces, aunque fue medicado con risperidona hasta comienzos de 2019.
Resultados de la evaluación cognitiva
Cuando ingresó a la institución, se realizó una evaluación cognitiva general y una evaluación específica de las funciones ejecutivas y la cognición social, para conocer su perfil neuropsicológico. En dichas evaluaciones se observaron dificultades con predominio de la atención y las funciones ejecutivas, con ciertas dificultades en la memoria coherentes con el perfil disejecutivo-atencional. En tareas que implican el reconocimiento de emociones complejas y estados mentales a partir de fotografías de los ojos, presentó ciertas dificultades, y se observaron valores levemente descendidos en las habilidades implicadas en el reconocimiento de intenciones o pensamientos de personajes que presentaban un paso en falso (“metida de pata”) en una historia (teoría de la mente cognitiva).
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