EDICIONES UNIVERSIDAD CATÓLICA DE CHILE
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La democracia en Chile
Trayectoria de Sísifo
Joaquín Fermandois
© Inscripción Nº 2020-A-9069
Derechos reservados
Noviembre 2020
ISBN Nº 978-956-14-2727-3
ISBN digital Nº 978-956-14-2728-0
Diseño: Francisca Galilea R.
CIP-Pontificia Universidad Católica de Chile
Fermandois, Joaquín, autor.
La democracia en Chile: trayectoria de Sísifo / Joaquín Fermandois.
Incluye bibliografía.
1. Democracia – Chile – Historia.
2. Chile – Política y gobierno – Historia.
I. t.
2020 321.80983 + DDC23 RDA
Diagramación digital: ebooks Patagonia
www.ebookspatagonia.com info@ebookspatagonia.com
A
Mariana Silva Hübner
¿POR QUÉ LEER ESTE LIBRO?
Estamos viviendo en un mundo a-histórico, que tiene poco o ningún sentido del pasado, que manipula la historia para fines políticos y socioeconómicos y, más que todo hoy en día, para fines nacionalistas. Sin un sentido del pasado y del contexto en que se desarrollaron los acontecimientos del pasado, no se entiende nada. Una nación dominada por el presentismo es una nación mal informada, y es imposible que una nación mal informada sea una nación auténticamente democrática. Por esta razón es imprescindible la enseñanza de buena historia en las escuelas y universidades, y no de programas vagos de ciudadanía que miran solo al presente y al futuro. Chile ha tenido y sigue teniendo excelentes historiadores y todos los admiradores de Chile y de su trayectoria como pionero de la democracia esperamos que siga fiel a sus grandes tradiciones.
JOHN H. ELLIOT
John H. Elliot
Es catedrático emérito de Historia Moderna de la Universidad de Oxford y Honorary Fellow del Oriel College, Oxford y del Trinity College, Cambridge. Elliott fue catedrático de Historia en el King’s College de Londres entre 1968 y 1973. En 1972 fue elegido para la Academia Británica. Fue catedrático en Princeton desde 1973 hasta 1990, y Regius Professor de Historia Moderna de Oxford entre 1990 y 1997. Desde 1965 es miembro correspondiente de la Real Academia de la Historia de Madrid. Ha sido distinguido con numerosos galardones, entre ellos, el Premio Wolfson de Historia, el Premio Príncipe de Asturias de Ciencias Sociales y el Premio Balzan de Historia.
Contenido
Preámbulo
Prólogo
1. DEL ORDEN IMPERIAL AL BALBUCEO REPUBLICANO
2. PREFACIO A LA REPÚBLICA: ENTRE LAS PERSONAS Y LAS INSTITUCIONES
3. ¿POR QUÉ EL MODELO OCCIDENTAL?
4. DE LA REPÚBLICA AUTORITARIA A LA SOCIEDAD DISCUTIDORA
5. VERDAD Y MENTIRA DE LA ÉPOCA OLIGÁRQUICA
6. INTERREGNO, DICTADURA Y ABISMO, 1924-1932
7. CONSOLIDACIÓN, EXPLORACIÓN, FRUSTRACIÓN
8. POTENCIALIDAD Y CRISIS, 1958-1970
9. PRUEBA DE FUEGO, 1970-1973
10. LEVANTAMIENTO, GOLPE Y RÉGIMEN MILITAR
11. HUÍDA Y BÚSQUEDA DE LA DEMOCRACIA
12. LA TEMIDA Y ANSIADA TRANSICIÓN: SÚBITA PACIFICACIÓN
13. CHILE EN LA PLEAMAR DEMOCRÁTICA
14. EL NUEVO SIGLO, MÁS QUE UN ASUNTO DE NÚMEROS
15. SOCIEDAD, ECONOMÍA Y DEMOCRACIA
16. LA POLÍTICA MUNDIAL Y LA DEMOCRACIA CHILENA, ¿REPERCUSIÓN?
BIBLIOGRAFÍA
Preámbulo
Porque tiene este Chile florido algo de Sísifo, ya que, como él vive junto a una alta serranía, y como él, parece condenado a que se venga abajo cien veces, lo que con su esfuerzo cien veces elevó. (José Ortega y Gasset, 1928)1
Se sorprende uno al ver agitarse a las nuevas naciones de la América del Sur, desde hace un cuarto de siglo, en medio de revoluciones renacientes sin cesar, y cada día se espera verlas volver a lo que se llama su estado natural. Pero, ¿quién puede afirmar que las revoluciones no sean, en nuestro tiempo, el estado más natural de los españoles de la América del Sur? En esos países, la sociedad se debate en el fondo de un abismo del que sus propios esfuerzos no pueden hacerla salir. El pueblo que habita esta bella mitad de un hemisferio parece obstinadamente dedicado a desgarrarse las entrañas y nada podrá hacerlo desistir de ese empeño. El agotamiento lo hace un instante caer en reposo y el reposo lo lanza bien pronto a nuevos furores. Cuando llego a considerarlo en ese estado alternativo de miserias y de crímenes, me veo tentado a creer que para él el despotismo sería un beneficio. (Alexis de Tocqueville, 1835)2
El reino de Chile está llamado por la naturaleza de su situación, por las costumbres inocentes y virtuosas de sus moradores, por el ejemplo de sus vecinos, los fieros republicanos del Arauco, a gozar de las bendiciones que derraman las justas y dulces leyes de una república. Si alguna permanece largo tiempo en América, me inclino a pensar que será la chilena. Jamás se ha extinguido allí el espíritu de libertad; los vicios de la Europa y del Asia llegarán tarde o nunca a corromper las costumbres de aquel extremo del universo. Su territorio es limitado; estará siempre fuera del contacto inficionado del resto de los hombres; no alterará sus leyes, usos y prácticas; preservará su uniformidad en opiniones políticas y religiosas; en una palabra, Chile puede ser libre. (Simón Bolívar, 1815)3
El gobierno republicano, el democrático en que manda el pueblo por medio de sus representantes o diputados que elige, es el único que conserva la dignidad y majestad del pueblo: es el que más se acerca, y el que menos aparta a los hombres de la primitiva igualdad en que los ha creado el Dios Omnipotente; es el menos expuesto a los horrores de despotismo y de la arbitrariedad; es el más suave, el más moderado, el más libre, y es, por consiguiente, el mejor para hacer felices a los vivientes racionales. (José Amor de la Patria, 1810)4
La Democracia, que tanto pregonan los ilusos, es un absurdo en los países como los americanos, llenos de vicios y donde los ciudadanos carecen de toda virtud, como es necesario para establecer una verdadera República. La Monarquía no es tampoco el ideal americano: salimos de una terrible para volver a otra y ¿qué ganamos? La República es el sistema que hay que adoptar; ¿pero sabe cómo yo la entiendo para estos países? Un gobierno fuerte, centralizador, cuyos hombres sean verdaderos modelos de virtud y patriotismo, y así enderezar a los ciudadanos por el camino del orden y de las virtudes. Cuando se hayan moralizado, venga el Gobierno completamente liberal, libre y lleno de ideales, donde tengan parte todos los ciudadanos. Esto es lo que yo pienso y todo hombre de mediano criterio pensará igual. (Diego Portales, 1822)5
Es evidente que las Repúblicas del Nuevo Mundo llevan la vanguardia de la libertad del mundo entero y lo es también que el destino les conduce a romper los fierros del género humano, pues que en el ejemplo de la América están las más lisonjeras esperanzas del filósofo y del patriota. Pasados los siglos de opresión, el espíritu humano revienta por su libertad y ya alumbra la autora de la completa estructura de la sociedad civil por los irresistibles progresos de la ilustración y la opinión. (Bernardo O’Higgins, 1824)6
Esta democracia, mi padre, es el mayor enemigo que tiene la América, y que por muchos años le ocasionará muchos desastres, hasta traerle su completa ruina. Las federaciones, las puebladas, las sediciones, la inquietud continua que no dejan alentar al comercio, a la industria y a la difusión de los conocimientos útiles: en fin tantos crímenes y tantos desatinos como se cometen desde Tejas hasta Chiloé, todos son efectos de esta furia democrática que es el mayor azote de los pueblos sin experiencia y sin rectas nociones políticas, y que será la arma irresistible mediante la cual triunfa al cabo la España, si espera un tanto. (Mariano Egaña, 1827)7
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