Es un dispositivo, similar al obturador esofágico, que se diseñó como variante de este para intentar minimizar las posibilidades de distensión gástrica y regurgitación que se presentaban con el obturador esofágico, aunque actualmente está en claro desuso.
Su extremo distal abierto puede conectarse a un equipo de succión que permite vaciar el estómago. Tanto este dispositivo como el obturador esofágico están contraindicados en menores de 16 años.
Vía aérea faringotraqueal (combitubo)
El combitubo es un dispositivo que permite asegurar de forma rápida, segura y efectiva la ventilación pulmonar en situaciones en las que es necesario establecer una vía aérea rápidamente. Consiste en un tubo con dos luces de igual tamaño. La luz esofágica presenta un extremo distal cerrado, un extremo proximal abierto y perforaciones a nivel faríngeo. Por su parte, el orificio traqueal tiene ambos extremos abiertos. A diferencia del obturador esofágico, en lugar de una mascarilla facial está provisto de un gran balón inflable proximal que, al ser hinchado, intenta sellar la hipofaringe.
El combitubo se coloca a ciegas, sin necesidad de utilizar el laringoscopio, y se puede colocar en esófago o en tráquea. Una vez colocado, se procederá a ventilar por una de las luces exteriores auscultando al enfermo y se continuará ventilando al paciente por aquella luz por la que se consiga un correcto inflado pulmonar.
Nota
No requiere de la hiperextensión del cuello para su inserción, lo que lo hace estar especialmente indicado para asegurar la vía aérea en pacientes traumatizados.
Tubo combinado esofagotraqueal
Se trata de un dispositivo estructural. Funcionalmente es similar a la vía aérea faringrotraqueal, aunque con algunas modificaciones en cuanto al diseño del balón esofágico y la adición de una puerta para aspiración gástrica inmediata.
Mascarilla laríngea
La mascarilla laríngea (ML) es un dispositivo comercializado en 1988, formado por un tubo que en su extremo proximal es similar al tubo endotraqueal, pero que en su parte distal consta de un manguito neumático de forma anatómica que se alojará englobando la glotis, comunicándola con el exterior y aislándola de la hipofaringe.
La ML se puede introducir a ciegas, sin necesidad de utilizar el laringoscopio. Para su inserción, el paciente debería colocarse preferiblemente en decúbito supino con el cuello ligeramente flexionado, aunque también puede colocarse sin necesidad de movilizar el cuello del paciente ni alinearlo, lo que hace a este dispositivo especialmente útil ante pacientes en los que se sospeche daño cervical y que se encuentren en espacios restringidos y de difícil acceso que harían imposible una intubación endotraqueal.
Nota
La posibilidad de que existan complicaciones con la ML es menor que con el tubo endotraqueal.
Técnica
Los pasos que deben seguirse para el correcto desarrollo de esta técnica son los siguientes:
1 Asegurar la ventilación del paciente mientras preparamos el material.
2 Seleccionar la ML de tamaño adecuado. Los números del 3 al 5 son los más utilizados en adultos de tamaño medio (la 3 para adultos de baja talla, la número 4 para adultos de talla media y la 5 para los adultos de mayor talla).
3 Lubricar la mascarilla con gel en la cara opuesta a los orificios de ventilación.
4 Introducir la ML cogiéndola como un lápiz a ciegas por la boca del paciente, con la parte que contiene los orificios de ventilación mirando hacia la lengua y la opuesta deslizándose por el paladar hasta que haga tope.
5 Una vez colocada la ML se procederá a inflar el neumotaponamiento con una cantidad de aire predeterminada (20 a 40 ml para los números 3 a 5).
6 Comprobar la correcta ubicación de la ML y la correcta ventilación auscultando al paciente. La existencia de una pequeña fuga de aire es aceptable ya que el sellado no siempre es completo.
7 Fijar el tubo y conectar el extremo proximal a un sistema de ventilación.
No es infrecuente que, si durante la RCP se realizan maniobras de ventilación boca-boca, o con bolsa-válvula-mascarilla, los pacientes presenten una distensión gástrica que puede dificultar la ventilación, por lo que habrá que insertar una sonda nasogástrica que permita la descompresión de la cámara gástrica.
Nota
El sondaje nasogástrico deberá realizarse con prudencia y por vía oral (nunca por vía nasal) ante pacientes con traumatismos craneofaciales por el riesgo de que la sonda vaya hacia la cavidad intracraneal en caso de fractura de la base del cráneo.
Material necesario
Sonda nasogástrica: es un tubo de material plástico flexible que normalmente se coloca por vía nasal, aunque también se puede colocar por vía oral. Puede ser de diferentes materiales: polivinilo, silicona o poliuretano. Pueden tener diferentes calibres, midiéndose en French. El número 14 suele ser válido para la mayoría de los casos.
Lubricante hidrosolubre.
Guantes.
Esparadrapo, a ser posible hipoalergénico, gasas y una toalla o paño.
Jeringa de 50 ml y batea.
Fonendoscopio.
Un tapón para la sonda y/o una bolsa colectora adaptable a la luz de la sonda elegida.
Técnica
Los pasos a seguir para el sondaje nasogástrico son:
1 Colocar al paciente en posición de Fowler (con el cabecero de la camilla o de la cama en posición de sentado o semisentado).
2 Cubrir el pecho del paciente con la toalla colocando cerca el material necesario para el sondaje y la batea (por si se produce algún vómito al introducir la sonda).
3 Lavarnos las manos y enfundarnos los guantes.
4 Retirar las prótesis dentales si las hubiere y examinar los orificios nasales para comprobar su permeabilidad. Escogeremos el orificio más permeable y por el que respire mejor.
5 Calcular la cantidad de tubo que debemos introducir para llegar hasta el estómago. Para ello, mediremos, utilizando la propia sonda, la distancia que va desde la punta de la nariz del paciente hasta el lóbulo de la oreja, y de aquí al apéndice xifoides del esternón, y lo señalaremos con una marca en la propia sonda.
6 Lubricaremos el extremo distal de la sonda y la introduciremos por el orificio nasal elegido, dirigiéndola hacia abajo y hacia la oreja del mismo lado, haciéndola avanzar con un suave movimiento rotatorio.
7 Con la cabeza del paciente inclinada hacia delante y aprovechando los momentos en los que el paciente deglute, iremos avanzando suavemente y de forma rotatoria hasta alcanzar la marca anteriormente señalada.
8 En caso de que durante la técnica el paciente presente tos, indicará que el tubo se ha introducido en la vía respiratoria, procediéndose en tal caso a retirarlo totalmente hasta situarnos en la faringe, y posteriormente reintentarlo.
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