Samuel Pérez Millos - Comentario al libro de Josué

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El Comentario al libro de Josué de Samuel Pérez Millos es el estudio bíblico más actual y amplio que existe en español.
Está organizado en esta estructura:
Contexto histórico al libro, que incluye datos de historia, antropología, arqueología, sociología, lingüística, usos y costumbres, geografía, filosofía de la religión y otras áreas de conocimiento que ayudan a enriquecer la comprensión del mundo bíblico.
Estudio y exposición exegética versículo a versículo o pasaje a pasaje o los términos claves más importantes del texto.
Aplicación pastoral/ministerial con ayudas y exhortaciones prácticas.
Incluye 23 excursos o apéndices, para ampliar sobre un tema relevante.
Incluye infografías, gráficas y tablas.

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2. Evidencias extrabíblicas

2.1. La construcción de Pitom y Ramesés

La primera consideración tiene que ver con el asunto de la construcción de Pitom y Ramesés. Muchos de los partidarios de la fecha tardía hallan evidencia para su posición en esta orden de construcción mencionada en Éxodo 1:11. También parece que Ramsés II fue el soberano que, por primera vez, le diera el nombre de Pi-Ramesés a la antigua capital hicsa de Avaris, y parece que en esta época no hay ninguna otra ciudad egipcia llamada Ramesés que corresponda con la mención de Éxodo 1:11.

La explicación más probable es que el nombre de Ramesés ya lo habían empleado antes los reyes hicsos, que habían gobernado Egipto unos cuatrocientos años antes de la época de Ramsés II. Igualmente, está la referencia a Ramesés en Génesis 47:11, por lo que es difícil nombrar un territorio con el nombre de un faraón que no había nacido, este nombre de Ramesés es explicado por algunos eruditos como un anacronismo14, pero esto hace pensar de nuevo en hipótesis propuestas por investigadores cuando sus conclusiones no coinciden con el texto bíblico, despreciándolo y suponiendo añadidos para que sus hipótesis no se vean afectadas.

De igual modo, se ha apoyado la crítica liberal en la ausencia de actividad constructora en el Delta durante el reinado de Tutmosis III, pero los nuevos descubrimientos arqueológicos apuntan en otra dirección. Es un hecho bien conocido que Tutmosis III erigió dos obeliscos de granito rojo frente al Templo de Ra en Heliópolis, la ciudad situada en la base del Delta. Además, un escarabajo de la XIX dinastía refleja que Amenotep II (hijo de Tutmosis) nació en Menfis, ciudad situada a 37 km de Heliópolis. Esto permite la firme presunción de que, de tiempo en tiempo, tuvo allí su cuartel general y, probablemente, lo hizo así para consolidar sus fortificaciones y prepararse para sus campañas. Resulta inconcebible que pudiera haber actuado en catorce o más campañas bélicas en Siria, sin haber construido antes grandes cuarteles, depósitos y otras estructuras para acomodar a sus tropas. La tierra de Gosén, con su enorme reserva de mano de obra, tuvo que haber brindado el elemento necesario para la ejecución de esos proyectos15.

2.2. Jericó

La datación de la caída de Jericó es de suma importancia para determinar la fecha del libro de Josué, esto mismo es confirmado por la propia excavadora-jefe del yacimiento de Jericó16, pero, igualmente, se recoge una cita de su libro sobre la excavación de esa ciudad, en la que se dice que la caída de Jericó, arqueológicamente, no corresponde con la fecha que se propone en este estudio, ni con la fecha tardía. Este trabajo dedicado a Jericó es muy recomendable, ya que recoge una extensa información para realizar un estudio histórico-arqueológico de la ciudad más antigua del mundo17.

Para un estudio de sus evidencias arqueológicas —desde un punto de vista conservador y con un deseo de ser objetivo en sus conclusiones, pero que al igual que nosotros no puede confirmar la caída de Jericó para la fecha que se está proponiendo— es recomendable el trabajo de Leon Wood18, que proporciona también abundante material de estudio para la época que se está considerando en relación con la datación del libro de Josué.

En este presente solo nos atrevemos a decir con respecto a este complicado tema las palabras de uno de los arqueólogos de ese yacimiento durante bastantes años, el cual ha sido criticado duramente por parte de amplios sectores liberales, ante los cuales se defendió de la siguiente forma: “Sabemos que se han publicado diversas opiniones contrarias a nuestra interpretación de la fecha de la caída de Jericó, alrededor del año 1400 a.C., pero pocas de estas opiniones se basan en conocimientos científicos directos sobre el resultado de nuestras excavaciones, además, muchas de ellas carecen de razonamiento lógico o están basadas en conceptos preconcebidos sobre la fecha del Éxodo. Ningún comentarista ha producido todavía ninguna evidencia de que la ciudad IV se mantuvo en pie después del reinado de Amenotep III (1412-1376 a.C.), por lo tanto, no vemos la necesidad de discutir la fecha como si fuera tema de debate”19.

2.3. Laquis, Debir y Hai

Tal vez la más seria dificultad que enfrenta la propuesta que sostenemos radica en las fechas asignadas a la destrucción de las otras ciudades, que se dice fueron capturadas por las tropas comandadas por Josué, tales como Hai, Laquis y Debir (Josué 8:28; 10:32.38).

La ciudad de Laquis parece que fue arrasada durante el reinado de Mernepta (1224-1204 a.C.), pues se encontró allí, no solamente un escarabajo de Ramsés II, sino también algunos recibos en fragmentos de vasijas de barro cocido, empleados como material de escritura, con la anotación “año cuarto”. Se piensa que el estilo del texto es característico de la época Mernepta, es decir, estaríamos en la fecha del 1220 a.C.

Con respecto a Debir se halló un escarabajo de Amenotep III (1412-1376 a.C.). No se cita otra evidencia para la presunción de datación que la de la capa de cenizas que se halló por encima de la perteneciente a la “Edad del Bronce Posterior”, que representa una destrucción ocurrida poco antes del año 1200 a.C. En cuanto a la destrucción de Hai, descrita en Josué 8, se explica por lo general como una confusión con Bet-el, pero esta ciudad a 2 km de distancia de Hai fue destruida en algún momento del s. XIII, y el hecho de que el libro de Josué no menciona para nada la captura de Bet-el da fuerza a la creencia de que fue confundida con Hai.

Se pueden hacer varias consideraciones respecto a estos tres sitios. En primer lugar, Josué 10:32 nada dice sobre la destrucción física de la ciudad de Laquis; habla solamente de la matanza de sus habitantes. La devastación del 1220 a.C., puede representar un ataque posterior en tiempos de los jueces, después de que la despoblada ciudad hubiese sido reocupada al retirarse las tropas de Josué. La misma observación puede aplicarse a la destrucción de Debir. Josué 10:38 nada dice de que la ciudad fuese arrasada o puesta a fuego. Con respecto a la ciudad de Hai, su identificación con Bet-el es sumamente dudosa, puesto que esta era un sagrado y bien conocido centro religioso hebreo desde tiempos de Jacob y es sumamente improbable que hubiesen confundido su localización con Hai. Sin embargo, todo este estudio sobre el tiempo de la destrucción de Bet-el no es de importancia para establecer la fecha del Éxodo.

2.4. Los reinos de Transjordania

Otra razón que a menudo se cita en defensa de la fecha tardía tendría que ver con la supuesta falta de ocupación sedentaria de las regiones de la Transjordania y del Neguev entre el 1900 y el 1300 a.C. Ello significaría que no pudo existir entonces un reino edomita que se opusiera al avance de Israel hasta la ribera oriental del mar Muerto (Números 20:14-21) en la época de la fecha temprana. Por tanto, no tuvieron que hacer frente a una coalición moabita-madianita bajo el mando del rey Balac (Números 22-25); ni hubo ejércitos que aplastar en Sehón y Og (Números 21:21-35). Todos esos acontecimientos tuvieron lugar en la región de Transjordania y Neguev, lo que hace pensar que existió allí una población sedentaria en la época del Éxodo. En base a esto, los eruditos liberales sostienen una fecha tardía para el Éxodo, ya que los reinos de Moab y Edom surgieron a partir del s. XIII a.C.

Todas estas evidencias pierden su validez cuando se considera el momento en que se produjeron, a saber, la década de los cuarenta y principios de los años cincuenta. Aunque no rechazamos al historiador y arqueólogo que las enunció y reconocemos su valía y carácter pionero en cuanto a la Arqueología de la Transjordania, debemos rechazar sus conclusiones por estar desfasadas y basadas exclusivamente en una exploración de la superficie del terreno. Los descubrimientos arqueológicos posteriores parecen confirmar un grado de sedentarización elevado en épocas anteriores al s .XIV, e incluso antes. Se han encontrado numerosas tumbas con un buen surtido de objetos funerarios en ellas. Igualmente, se han hallado restos de un pequeño templo en la zona del aeropuerto de Amán (Jordania), que contenía numerosos restos de cerámica y otros objetos que los arqueólogos han fechado entre los años 1600 y 1339 a.C.20. A la luz de todo esto y de ulteriores trabajos que se han venido realizando en los últimos años en toda esa zona, se puede deducir que esos siglos vacíos, no lo son tanto y que existe una evidencia clara de ocupación durante la época que nosotros proponemos para el Éxodo.

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