Hubo una pausa. Félix y Harris se miraban.
—¿…y qué sabes del Estado Islámico? —preguntó Harris a quemarropa.
Félix frunció el ceño ¿que tenía el grupo terrorista que ver con el fallecido profesor? Harris continuó hablando.
—Muchos estados del Golfo Pérsico han sido acusados de financiar al Estado Islámico. Pero nuestro departamento piensa que en esta guerra las cosas no son tan claras ni definidas como parecen. Siempre hemos pensado que el apoyo que el Estado Islámico recibía se circunscribía a Qatar y Arabia Saudita y era solo cuestión de dinero.
—Creo que era obvio desde hace tiempo general —interrumpió Félix—. Pero sospecho que me va a decir algo más.
—La verdad es un poco más compleja querido amigo —prosiguió Harris—. Sabemos que algunos acaudalados individuos del Golfo han financiado a grupos extremistas en Siria, muchos llevando bolsas de efectivo a Turquía, simplemente repartiendo millones de dólares cada vez. Esta era una práctica extremadamente común en 2012 y 2013, pero desde entonces ha disminuido y es un porcentaje mínimo del ingreso total de Estado Islámico.
Harris hizo una breve pausa para saborear el café. Luego siguió explicando la situación a Félix.
—¿Has oído hablar del jeque Abdulá Al Awadi?
—¿Se refiere al millonario saudí al que siempre se le ha relacionado con la debilitada al Qaeda?
—Veo que estás enterado. Efectivamente, nunca se encontraron pruebas concretas de que apoyara al grupo terrorista, pero sus negocios siempre fueron turbios como poco. Los servicios secretos llevaban mucho tiempo detrás de esta intrigante figura que últimamente había intentado blanquear su imagen haciendo grandes inversiones en ciencia y tecnología gracias al grupo Alyira. Un fondo de inversión muy poderoso de los Emiratos Árabes.
—¿Y qué más dicen los servicios secretos?
—Suponen que es una pieza fundamental, no solo del Estado Islámico, sino de muchos otros grupos terrorista. Abdulá es una especie de tecnócrata del terrorismo. Se vale de una serie de científicos de fama mundial para desarrollar tecnologías que puedan ser empleadas para amar a estos grupos.
—¿Sugiere que el profesor Soltani había descubierto algo importante y Abdulá quería utilizarlo? —dedujo Félix.
—Así es. En realidad, el profesor trabajó sin saberlo para Abdulá. Cuando el profesor lo descubrió dejó la compañía donde desarrollaba su labor inmediatamente. Creemos que Abdulá se enfureció porque el trabajo quedó a medias. Mandó seguir al profesor. Le hizo una vigilancia exhaustiva. Espió su trabajo cuando daba clases en la universidad, pero no pudo dar con la clave de sus investigaciones. Finalmente mandó un par de sicarios para sonsacarle información.
—La cosa terminó mal para el viejo profesor —interrumpió Félix dejando su taza de café en la mesita.
—Así es. Pero creemos que Abdulá tiene parte de la información que el profesor Soltani iba a pasarle a Dowson, nuestro hombre en Berna.
—¿Y cuál es mi papel en todo esto?
—Tú has trabajado en los sistemas de defensa del caza europeo, ¿no es así?
—Sí, estuve trabajando en contramedidas pasivas. Pinturas que absorben radiaciones, señuelos y otras técnicas que hacen nuestros aviones sigilosos.
—Félix, lo que te voy a contar ahora está considerado como alto secreto —dijo Harris con tono adusto—. Ebrahim trabajaba en una base de datos para identificar con un margen de error casi nulo cualquier avión en vuelo.
—¿Cómo es eso posible? Tenemos técnicas para hacer que los aviones sean indetectables al radar.
—Ya no Félix. El profesor desarrolló un algoritmo muy sofisticado que literalmente puede detectar cualquier avión, aunque este emplee esas tecnologías sigilosas que tan bien conoces.
—Sé que el profesor estuvo trabajando en diversos aspectos del sistema defensivo de nuestros aviones. Pero no sabía que había dado con la clave para hacer detectables los aviones stealth.
—Pues así es —dijo Harris con tono de profunda preocupación—. Cualquier avión en vuelo presente y futuro ya no será invisible a los sistemas de detección enemigos. De alguna manera son todos susceptibles de ser derribados por un misil que tuviera esa información en su base de datos. Esta técnica también podría utilizarse para detectar barcos de guerra, submarinos y otros vehículos…
—¿Qué quiere que haga general? —contestó Harris inmediatamente al darse cuenta de la gravedad del asunto.
—Quiero que averigües qué es lo que el profesor había descubierto. Para ello, necesitamos que trabajes para Abdulá y te hagas con el sistema de detección para aviones sigilosos.
—¿Y cómo podré trabajar para el jeque?
El general sacó de un cajón varias fotografías y se las enseñó a Félix.
—Sabemos que Abdulá reside en los Emiratos Árabes. Es el CEO de una empresa de alta tecnología llamada Gulf Prime Electronics Ltd. Sabemos que está reclutando gente para proseguir con el trabajo del profesor. Tú tienes la cualificación y la experiencia. No te preocupes —prosiguió Harris con tono tranquilizador—, no estarás solo. Ya tenemos allí a una persona infiltrada que se pondrá en contacto contigo. Ella goza de buena reputación y ha hablado en tu favor para que seas aceptado como investigador asociado. Tus credenciales serán inmejorables.
—¿Ella? —preguntó perplejo Félix.
—Sí, es una mujer muy valiosa para nosotros. Especialmente para mí —dijo Harris con una sonrisa—, la he protegido desde que la conocí. Es casi como una hija. Contactará contigo cuando llegues allí y te dará más detalles.
Llamaron a la puerta y la secretaria de Harris entró de nuevo, esta vez con abundante documentación que entregó al general.
—Te hemos preparado todo lo necesario —dijo Harris entregándole varios papeles a Félix—. Tienes una cuenta abierta en el HSBC a tu nombre. Tarjetas de crédito, visado, tus credenciales y todo lo que puedas necesitar para no tener problemas con inmigración.
La secretaria también entregó a Félix un portafolios.
—Ahí tienes una copia de todo lo que sabemos del caso —dijo Harris con satisfacción.
—Ya veo —dijo Félix ojeando los papeles—, …dossier del jeque, datos e informes sobre Gulf Prime Electronics Ltd. y todo lo relativo a la investigación policial del asesinato de mi viejo amigo, el profesor Soltani.
—Estudia esos papeles y luego destrúyelos. Una cosa más. A partir de ahora tendrás que moverte solo por tu intuición. Hay muchas cosas que desconocemos sobre el lugar al que te diriges y la gente con la que tendrás que relacionarte. Habrá momentos en los que no tengas ayuda —dijo Harris entregando una tarjeta a Félix—. Este es mí número de teléfono personal. Mantenme informado. Puedes llamarme a cualquier hora.
—Muchas gracias mi general.
—Mucha suerte querido amigo.
Ambos se estrecharon las manos.
Capítulo III
Nuestro hombre en Oriente Medio
El vuelo de siete horas de duración desde Madrid dio tiempo a Félix para leer algo más sobre la empresa donde tendría que trabajar. Gulf Prime Electronics Ltd. había sido fundada en 2019 por el multimillonario jeque Al Awadi de origen saudí. Se creó inicialmente como una empresa de tecnología punta con la finalidad de avanzar en investigaciones electrónicas, empleo de superconductores y nuevos materiales recientemente descubiertos. La empresa formaba parte del grupo multinacional de inversión Alyira, propietario entre otras cosas del cinco por ciento de una conocida marca de automóviles deportivos de super lujo con presencia en la Fórmula Uno.
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