T: "Para muchos hombres, el primer requisito es la atracción física. Te pueden querer como amiga, pero…".
M: "¿Te parece justo eso? ¿Te parece justo?".
T: "Tal vez no sea justo, pero es lo que ocurre. Recuerda que las cosas son como son y no como deberían ser".
M: "Me rebelo frente a eso. Eso hay que cambiarlo".
T: "Tendrías que cambiar el funcionamiento hormonal de los hombres. O bien generar nuevos valores a nivel social. O bien quedarte con un hombre al que no le importe tu peso… aunque ese hombre te guste poco o tarde en aparecer".
M: "Suena a que alguien se apiade de mí. O bien me tendré que quedar con un perno a quien nadie lo pesque. O tal vez con otro guatón como yo".
T: "Suena a que a ti tampoco te gusta estar gorda."
M: "Te lo acabo de decir. Me carga estar gorda. me carga!".
T: … "Y además, te va mal".
M: "Y, además, me va como las pelotas".
T: "Después de todo, tal vez quieras bajar de peso".
M: "Me encantaría. A veces lo intento, pero no resulta. No sé por dónde empezar".
T: "Tal vez puedes empezar por querer estar más saludable, por querer verte mejor, y… por no justificar tu sobrepeso; por no intentar obligar a los hombres a que te encuentren atractiva con sobrepeso".
M: "Con sobrepeso, ¿no valgo nada?".
T: "Vales mucho… pero atraes menos".
M: "Suena algo cruel, pero tenís razón".
T: …
M: "¿Y, entonces?".
T: "Entonces, tú decides. Si quieres bajar de peso lo primero es pensar que te conviene hacerlo, y lo segundo es decididamente querer hacerlo. Los pasos concretos son la etapa siguiente".
A la hora de los aportes cognitivos a la psicoterapia, considero que los aportes no son tan menores. Destacaría especialmente la relevancia del procesar diferente los mismos datos, el rol de los aportes cognitivos al efecto placebo, y el rol de los aportes cognitivos a la meditación.
El novelista francés Marcel Proust (1871-1922) sostenía que el real viaje del descubrimiento no consiste en buscar nuevas tierras sino en mirar con nuevos ojos . Es así como, en psicoterapia, se puede progresar alcanzando nuevos logros; pero se puede progresar también reprocesando "lo que hay". Por la vía de la resignificación, la misma historia, las mismas características del paciente, el mismo ambiente, los mismos reforzamientos, y las mismas opciones de futuro, pueden ser atendidos, significados, valorizados, y "ecualizados" de un modo tal, que entreguen un balance global y un impacto emocional totalmente diferentes. Esto puede involucrar prestar atención a hechos de la historia personal que habían sido "bypaseados"; por ejemplo, al hecho que en el colegio el paciente fue elegido el mejor compañero. Puede involucrar valorar cualidades personales que habían sido desperfiladas; por ejemplo, simpatía y capacidad de contacto interpersonal. Puede involucrar rescatar aspectos del ambiente actual que habían sido desperfilados; por ejemplo, el tener un trabajo relevante y aportativo. Puede involucrar que ciertas consecuencias de la conducta del paciente sean más aquilatadas; por ejemplo, comentarios elogiosos de los compañeros en relación a la calidad de su trabajo. También las opciones de futuro pueden ser reevaluadas, sobre la base de nuevas miradas y de expectativas mejor fundamentadas; por ejemplo, opciones de ascensos o de cambios de trabajo. De este modo, por el expediente de la "resignificación", nutrientes potenciales pueden ser transformados en nutrientes efectivos.
La misma historia, el mismo ambiente, etc., golpean diferente según la atención que se les preste y según el significado que se les asigne. Por la vía de la reestructuración cognitiva, el mismo ambiente puede resultar más satisfactorio o menos, según a qué le prestemos atención preferencial, según qué valor le asignemos a la hora de la satisfacción de nuestras necesidades, y según qué significado le otorguemos a las consecuencias de nuestras conductas. No da lo mismo el cómo atendemos y el qué valoramos; el prestar atención al dolor, aumenta el dolor; el mantener autoscopía acerca del estado del cuerpo, aumenta la hipocondría. A "contrario sensu", el valorar algo que tengo o que conseguí, o el atender a aspectos positivos de mi entorno, puede ser muy aportativo en términos de satisfacción personal. Como ha sido señalado, la satisfacción es menos un asunto de obtener lo que uno quiere, que de querer lo que uno tiene (Myers y Diener, 1995).
Las "nuevas" cogniciones, sin embargo, requieren ser creídas y sentidas. Lo importante es que la "reevaluación" no constituya un proceso mecánico o periférico; se requiere de una cuota importante de convicción . En relación a las expectativas de autoeficacia, por ejemplo, Bandura ha enfatizado el rol de la fuerza de cada expectativa de eficacia personal; como lo veremos más adelante, una mera idea racional de autoeficacia sería insuficiente. Y el propio Burns, con todo su cognitivismo a ultranza, señala que las meras racionalizaciones nuevas no bastan: "Asegúrese de que sus respuestas racionales sean convincentes, afirmaciones válidas que desacrediten los pensamientos automáticos" (1999, p. 116).
En un sentido genérico, una "creencia nueva" puede ser a la vez discutible y funcional. Un paciente, que se incorpora a una Iglesia como podría ser la de los Testigo de Jehová, puede combatir muy eficientemente su propia drogadicción. Sin embargo, esa misma persona puede (o no) asumir un estilo religioso "fanático". De este modo, una cosa es la calidad del contenido de una creencia, y otra es la función psicológica de una creencia.
Hemos señalado que el efecto placebo involucra expectativas de cambio, confianza en la terapia y confianza en el tratamiento . Una persona puede atenuar su fobia a las olas, por ejemplo, por el expediente de la "regresión hipnótica" y de la reencarnación; si la persona es llevada a creer – con firmeza y convicción – que su temor surge del hecho que murió ahogada en una vida anterior… es incluso posible que supere su fobia. Algo análogo puede ocurrir con los sueños; un paciente podría progresar, por el mero hecho de creer en las interpretaciones de su terapeuta; aun cuando éstas pudieran estar poco relacionadas con lo que ocurre realmente en su inconsciente. Esto es de la mayor importancia metodológica; al constatar cambios derivados de la fuerza de una creencia falsa, pueden pasar a ser falsamente validados los contenidos de esa creencia; en estos casos, la reencarnación y la interpretación de los sueños.
En el efecto placebo, la cognición abre paso a la convicción ; y es esta convicción la que aporta la fuerza energética movilizadora de cambios. Por lo tanto, todo apunta a la necesidad de que la terapia resulte convincente: por lo sólido que se muestre el enfoque, por la seguridad que irradie el terapeuta, por la seriedad que el paciente perciba en los procedimientos. Múltiples variables – usadas en esta línea – pueden aportar mucho a la evolución de la terapia.
Asimismo, los resultados documentados por la meditación tienden a ser impresionantes. En ese sentido la meditación puede aportar mucho al cambio: mayor "relax", mayor tolerancia, mejores estados de ánimo, mayor bienestar emocional, incluso mayor "sabiduría". Hemos visto que la meditación involucra – entre otros – importantes aspectos cognitivos. Dependiendo de la modalidad de meditación, variables cognitivas tales como el control de la estimulación perceptiva, de los procesos atencionales, de la concentración, de la autorreflexión, etc., pueden jugar un rol muy relevante. En la agitada y sobreestimulante sociedad contemporánea, la meditación – en sus diversas versiones – viene ameritando un espacio preferente.
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