En mi opinión, el carácter temprano de estas estructuras integrales del Self, les otorga una fuerte resistencia al cambio. Así, una intervención terapéutica vía argumentación racional, vía persuasión verbal, e incluso una confrontación interpersonal, solo logra "rasguñar" la superficie de estas antiguas y arraigadas estructuras integrales. No es de extrañarse entonces, que los propios terapeutas cognitivos se hayan visto forzados a ir más allá de las técnicas cognitivas: al radicalizar las confrontaciones y/o al agregar múltiples tareas conductuales, orientadas a favorecer los cambios. El tema, entonces, dista de ser menor; cuando los esquemas "cognitivos" no son tan cognitivos, y cuando las técnicas cognitivas no se muestran tan potentes, lo cognitivo del enfoque cognitivo se desperfila sustancialmente .
De lo anterior se desprende que, en los casos en que el paciente presenta una estructura del tipo "tengo que hacerlo todo bien siempre", no basta con invitarlo a anotar las ventajas y desventajas de pensar así. Se requiere de un proceso multifacético, de una elaboración o "working through"; en este contexto, el "insight", la persuasión verbal, los autorregistros, las "conductas antiesquemáticas", las "tareas antiesquemáticas", etc., van aportando lo suyo al proceso de elaboración. En ocasiones, el terapeuta puede disponer de fuertes motivaciones adicionales para el cambio.
Polo y Lorena consultan porque se encuentran "al borde de la separación". Polo, muy enamorado de ella; Lorena, "harta y asfixiada" de él.
Polo había organizado su personalidad en torno al esquema integral disfuncional "tengo que hacerlo todo bien siempre". Desde allí, había evolucionado ampliándose a un "tienes que hacerlo todo bien siempre". Lorena "tenía que": ahorrar luz, mantener muy ordenado su closet, servir la cena a las 21:15, mantener muy limpia la cocina, ducharse dentro de un máximo cinco minutos. Adicionalmente, no disponía de dinero, tenía prohibido fumar dentro de la casa, y no le era permitido besar en los labios a Polo. Al momento de consultar, Lorena sentía desamor y no tenía deseo sexual alguno hacia Polo; de hecho, llevaban un año y dos meses sin hacer el amor.
Lorena era muy atractiva y estaba muy escéptica de eventuales cambios de Polo. "Él va a hacer esfuerzos de cambio, para poder acostarse conmigo; nada auténtico". A su vez Polo sostenía: "La quiero de veras, me aterra perderla, estoy dispuesto a cualquier esfuerzo".
El "insight" de Polo incluyó nuevas teorías del tipo "lo mejor es enemigo de lo bueno", "desear algo es distinto de necesitarlo imperiosamente", "motivar es distinto de obligar", "con lo dominante que soy, gano las batallas y pierdo las guerras", "el amor es un territorio de libertad", "las cosas son como son y no como deberían ser". Incluyó también un asumir que "al Cielo se puede llegar por amor o por temor", de lo cual se derivó una fuerte motivación para evolucionar "del tengo al quiero".
Elemento central de la terapia fue generar en Polo una auténtica "motivación intrínseca". Puesto que Polo asentía a todo, no resultaba fácil identificar donde comenzaban sus creencias personales. Las "tareas antiesquemáticas" incluyeron andar un día entero con una camisa sin el botón superior, depositarle una cifra mensual a Lorena "para lo que ella quiera", dejarla fumar libremente en la casa (con excepción del dormitorio de ambos y del auto de Polo). Espontáneamente, Polo le regaló cigarrillos a Lorena diciéndole "sí, es por congraciarme contigo… pero no me molestará estar contigo cuando los fumes". Aun cuando Polo autorizó a Lorena a besarlo en los labios, ésta no se apresuró a ejercer este nuevo derecho. Lo que sí hizo Lorena – a los cuatro meses de terapia – fue comenzar a usar nuevamente su argolla de compromiso.
De máxima importancia en la terapia de Polo, fue su acceso a empalmar con nuevos reforzadores: hijos en "buena onda" con él, empleados en "buena onda", refuerzos sociales en la línea "estás más relajado", "estás más simpático". La misma Lorena llegó a admitir que había cambiado mucho pero… " ¿hasta cuándo?".
Las repercusiones positivas de las nuevas conductas de Polo incidieron centralmente en la mantención de sus cambios; las respuestas progresivas de Lorena incidieron muy centralmente. En la línea de los "autorrefuerzos", Polo llegó a decir: "Me caigo mejor así, me está empezando a caer mal el antiguo Polo". En el tiempo – si todo sigue en la línea que está cursand – lo esperable es que una cuota de los esquemas disfuncionales de Polo se vaya modificando definitivamente; otra cuota, se mantendrá al acecho para generar recaídas al menor descuido. Es mi apreciación clínica como terapeuta.
Va quedando claro, entonces, que la modificación de las estructuras integrales disfuncionales no resulta tarea fácil; menos aún por vías estrictamente cognitivas. A la hora de la terapia, lo primero es detectarlas y precisarlas; y que el paciente ensanche su darse cuenta, acerca de la presencia y del rol perjudicial de estas estructuras. En este punto, así como hemos hablado de "biología pato-sintónica", resulta pertinente hablar de cogniciones pato-sintónicas. Por supuesto, pasar de las cogniciones pato-sintónicas a las pato-distónicas, constituye un paso terapéutico sustancial cuando se quiere modificar cogniciones.
En asertividad, por ejemplo, resulta difícil el progreso cuando el paciente presenta cogniciones pato-sintónicas del tipo "que otros ocupen el escenario, no me gusta figurar", "no tengo complejo de florero", "mi opinión no le importa a nadie". En consumo de drogas, se hace difícil progresar cuando el paciente tiene pensamientos pato-sintónicos del tipo "hay que atreverse a experimentar", "con la droga me segurizo", "la droga no hace daño, eso es un invento de viejos cartuchos". Frente a rasgos perfeccionistas, resulta difícil el progreso si el paciente mantiene cogniciones pato-sintónicas del tipo "¿qué es mejor, hacerlo bien o hacerlo mal?", "¿será bueno que me transforme en un mediocre?". De interés resulta comprobar que un 26% de las jóvenes cree que el beber en exceso eleva el interés de los hombres por ellas (LaBrie et. al., 2009); resulta difícil combatir el consumo de alcohol mientras se mantengan estas valoraciones.
En psicoterapia, de lo que se trata es de ir evolucionando desde las cogniciones pato-sintónicas hacia las cogniciones pato-distónicas. El siguiente caso clínico – de una paciente de 26 años, con sobrepeso – ilustra el proceso de cambio desde cogniciones pato-sintónicas hacia la génesis de cogniciones pato-distónicas.
T: "Mireya, ¿cómo has estado?"
M: "Bien, pero… la verdad es que estoy harta con mi peso".
T: "¿No logras bajar de peso?".
M: "La verdad es que ni siquiera me lo propongo".
T: "¿Temes no lograrlo?".
M: "Pienso que me tienen que aceptar así, me tienen que querer así. No puede ser que me quieran solo si me veo bien".
T: "¿Por qué estás harta de tu peso entonces?"
M. "Porque me va mal con los gallos. Ya sabes lo que pasó con mi último pololo. Creerás que el sábado pasado un tipo cruzó toda la disco para decirme: ‘Si pesaras menos, feliz te sacaría a bailar. Eres linda, pero te querís demasiado poco’. ¡Qué se habrá creído ese huevó!.
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