La terapia cognitiva de Beck y la terapia conductual dialéctica de Linehan, han sido más investigadas que otras terapias cognitivas y cognitivo-conductuales. La terapia cognitiva de Beck muestra resultados positivos en bulimia (Agras, 2000), en fobia social y en ansiedad generalizada (Roth y Fonagy, 2005), en desorden de pánico (Heuzenroeder et al., 2004), y en depresión de adolescentes (Michael y Crowley, 2002).
En lo relativo a resultados de la terapia cognitiva en depresión adulta, una recopilación de datos sistematizados por Dobson (2007) concluye que la tasa de abandonos es de un 10%, la tasa de recaídas es de un 25%, la tasa de éxito terapéutico es de un 67%, y un 47% de los pacientes siguen bien después de un año de finalizada la terapia. La terapia cognitiva sería al menos tan efectiva como la medicación antidepresiva, y las tasas de recaída tenderían a ser menores. El tema, sin embargo, es más bien controvertido; según algunos, los resultados tienden a ser positivos (Roth y Fonagy, 2005); o bien tienden a ser equivalentes a los alcanzados por terapias no cognitivas (Wampold et al., 2002). El propio Dobson (2007), se abre a la posibilidad de que la terapia conductual logre – en depresión – resultados equivalentes a la terapia cognitiva. De verificarse esto, involucraría que el abordaje de las cogniciones aportaría poco a la terapia de los trastornos depresivos; y que el éxito de la terapia "cognitiva" sería función de sus componentes conductuales.
La terapia conductual dialéctica de Linehan, entrega resultados claramente positivos en el tratamiento de desórdenes de personalidad borderline (Leichsenring y Leibing, 2003). Este enfoque, sin embargo, constituye también una combinación de múltiples elementos , siendo la cognición tan solo uno de ellos.
Por su parte el "Delphi Poll" (2008) también asume postura en estos territorios. Conformado por 62 expertos de diferentes orientaciones, el grupo realiza periódicas predicciones acerca del futuro de los enfoques y de las estrategias clínicas. Se trata de predicciones realizadas sobre la base de las evidencias existentes. Al evaluar un total de 29 enfoques, el grupo ubica a la terapia cognitivo-conductual en el número 1, es decir, predice que será la de mayor crecimiento en el futuro. Y, en el lugar 3, ubica a la terapia cognitiva de Beck. En el ámbito de las estrategias clínicas, ubica el uso de la realidad virtual en el lugar 3, a las técnicas de resolución de problemas en el lugar 4, y a la reestructuración cognitiva en el lugar 6 (Norcross, 2008).
No obstante lo anterior, es necesario explicitar que este cúmulo de consideraciones y de evidencias en muchas ocasiones no acredita directamente el rol de las cogniciones; las técnicas usadas por estos enfoques, combinan permanentemente elementos cognitivos, conductuales y otros, y se hace difícil precisar qué produce qué.
Con respecto al rol específico de las estructuras cognitivas en el cambio terapéutico, el tema se mantiene en compás de espera. "La hipótesis de que el único mecanismo de acción en terapia cognitiva involucra cambios en cogniciones o esquemas subyacentes, no ha sido apoyada por estudios empíricos" (Prochaska y Norcross, 2007, p. 344). Es incluso posible que la activación conductual sea el componente terapéutico más efectivo; y no la re-estructuración cognitiva. Dada su importancia, este punto será retomado en la discusión.
Paradigma Cognitivo: Nortes de desarrollo
Diversos autores "cognitivistas" pueden nutrirnos a la hora de rescatar Nortes nomotéticos de desarrollo, en el contexto del paradigma cognitivo. Desde Ellis, por ejemplo, podemos rescatar la necesidad de alejarnos de una "irracionalidad cognitiva", que involucre generar cogniciones distorsionadoras de la percepción, o bien cogniciones "magnificadoras" de afectos disfuncionales. Otro tanto es posible rescatar desde los planteamientos de Beck: en lo relativo a esquemas disfuncionales, atención selectiva, etc. También desde Seligman, adicionalmente, es posible nutrirnos de sus aportes a los estilos atribucionales o bien a la génesis de "felicidad" vía cogniciones "positivas". Por supuesto, rescataremos cada uno de estos aportes al desarrollo personal.
De este modo, nuestros Nortes nomotéticos integrativos de desarrollo personal, pasan a nutrirse sustancialmente a partir del paradigma cognitivo.
Una adecuada capacidad de análisis de realidad constituye todo un aporte existencial; permite conocer quién soy, permite guiar bien la propia vida, y facilita el despliegue de mecanismos adaptativos. Como lo hemos venido señalando, las cogniciones bien planteadas orientan y enriquecen; contribuyen a establecer y a alcanzar Nortes de desarrollo personal. Mal planteadas, desorientan y empobrecen; incluso pueden contribuir a generar importantes desajustes psicológicos.
A la hora del análisis de realidad es importante el estilo perceptivo. En este contexto, una persona con una adecuada capacidad de extrospección, será capaz de observar bien su entorno físico y social, de captar globalidades y detalles significativos, y de aquilatar la importancia comparativa de lo que ocurre a su alrededor. En forma análoga a lo que ha señalado Fernando Alliende (2009) para la introspección, podríamos decir que ser extrovertido es distinto de ser extrospectivo.
En términos de estilos de pensamiento las personas tienden cada vez más a un estilo pragmático y sintético, el cual rima con un "estamos muy ocupados como para pensar tranquilos". Es así como los espacios para un pensar tranquilo, suelen estar ocupados por el trabajo, el gimnasio, el teléfono celular o el computador. En un estudio dirigido por Wilson (2014), se comprobó que a la gran mayoría de las 700 personas de la muestra, le resultaba desagradable estar a solas en un cuarto con sus pensamientos durante 15 minutos.
Lo anterior no suena bien. A la hora de los Nortes de desarrollo, suena mejor tener la capacidad de reflexionar y de autoobservarse, al menos en alguna medida. Al no hacerlo, la persona se sumerge excesivamente en un actuar "mecánico", en el cual su propia participación pasa a quedar muy disminuida.
Una adecuada información , permite que la persona vaya guiando adecuadamente sus motivaciones, afectos y conductas. Para ello, un primer paso esencial se relaciona con la calidad de sus procesos atencionales . Prestar atención completa pasa a ser esencial: a lo que gusta y a lo que disgusta, a lo positivo y a lo negativo. Si la persona presta una atención preferencial a lo negativo, se genera tensión o se refuerza un ánimo depresivo; si presta atención preferencial a lo positivo, su mirada se torna ingenua. Una sistemática evitación de lo negativo, un no mirar lo que duele – en la línea de la cobardía perceptiva – conduce a que los problemas se acumulen sin que nadie los resuelva.
Cuando una pareja concibe un hijo con síndrome de Down, pasa a quedar desafiada a enfrentar el tema con la mayor entereza. Y si bien muchas parejas logran enfrentar admirablemente ese desafío, nadie desea estar en esa situación. Todos los padres desean que sus hijos sean intelectualmente "normales". El tener una inteligencia normal o superior, hace posible el acceso al conocimiento, a un orientarse mejor en la vida y a más plenas opciones de desarrollo personal. De ahí entonces que, a la hora de los Nortes cognitivos de desarrollo, una base biológica compatible con un coeficiente intelectual normal , pasa a ser una especie de prerrequisito para el desarrollo cognitivo. En este territorio, se requiere también de un ambiente que posibilite la actualización de las potencialidades intelectuales aportadas por la biología.
Читать дальше