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Dedico este libro a Sri Prabhupada y a sus discípulos, quienes fueron y son mi inspiración constante y me han enseñado y me siguen enseñando.
A mi amada mamá y a mi abuela, quienes inculcaron en mí el amor por la cocina desde mi infancia.
A mis mejores comensales, mis hijos, Gopal y Sundari.
Y a mi esposo, Muktinath.
“Cocinar, para mí, es como meditar. Cuando mezclo y salteo mis especias, me siento la persona más afortunada del mundo. Mientras corto los vegetales, escucho mantras. Elijo con cuidado cada ingrediente, lo huelo; pienso en las personas para las que estoy cocinando, las tengo en mi mente, recuerdo sus gustos… Disfruto desde lo más simple, hasta lo más exótico. Es una práctica sagrada”.
Si bien en este libro encontrarán recetas únicas y sabores asombrosos, me gustaría invitarlos a llevar su experiencia a niveles más profundos de lo que se ve en los primeros planos de la obra. Además de la excelencia de los ingredientes, de la perfección de la técnica o de la fina combinación de sabores y aromas, diría que uno de los elementos más importantes —por no decir el más— de La cocina de Daksha , es todo aquello que no se ve , que se siente .
Podríamos hacer un estudio genealógico de las preparaciones de Daksha, ya que cada una de ellas surge esencialmente de un anhelo que cruza el mundo físico de la gastronomía para llegar al mundo metafísico de seres individuales y colectivos, tales como una persona, una familia o, en este caso, ustedes, un enorme y heterogéneo grupo de lectores. Recetas que han llegado al extranjero (en manos de ella misma, cocinando para incontables personalidades internacionales, o a través del gran número de estudiantes de distintas partes del mundo) encuentran su origen en la improvisación de un almuerzo de verano en familia, para apresurar la ida a la playa. Recetas que nacieron hace miles de años en culturas antiguas como la india o la de nuestros antepasados, llegan hoy a cientos de miles de personas (en este libro, en sus clases, en sus entregas diarias de comidas), honradas e intervenidas por el extraordinario talento de Daksha y por el respeto fiel a sus maestros, a sus ancestros y a las historias que esas preparaciones traen consigo.
Recetas que nacieron hace miles de años en culturas antiguas llegan hoy a cientos de miles de personas honradas e intervenidas por el extraordinario talento de Daksha y por el respeto fiel a sus maestros, a sus ancestros y a las historias que esas preparaciones traen consigo.
El espíritu de La cocina de Daksha está puesto en despertar, con el despliegue culinario como canal impulsor, ciertos aspectos del Ser habitualmente adormecidos, considerados campo de estudio de otras disciplinas, tales como la filosofía, la religión o las diversas ciencias de la autorrealización. Utilizar la cultura de la alimentación como base para cualquier camino evolutivo es uno de los puntos centrales de este libro.
Existe un vínculo directo, si bien poco comprendido, entre el mundo físico (externo) y el metafísico (interno). Creemos que desde una base armónica y consciente sobre qué nos hace quienes somos (qué comemos, cómo nos expresamos, cómo pensamos, dónde y de qué forma vivimos, etc.) podemos escalar hacia los planos más complejos del Ser (emociones como la empatía o la plenitud, las realizaciones del espíritu) también de manera armónica, consciente y positiva. La famosa frase “Somos lo que comemos” no es nada inocente en este contexto, ya que si consideramos el alimento como el ingrediente básico de nuestro desarrollo y crecimiento, podemos asegurar que mientras más puro y de mejor calidad sea este ingrediente, más puros y de mejor calidad podrán ser sus productos finales; nuestro desarrollo, nuestro crecimiento y nuestra vida.
Si consideramos el alimento como el ingrediente básico de nuestro desarrollo y crecimiento, podemos asegurar que mientras más puro y de mejor calidad sea este ingrediente, más puros y de mejor calidad podrán ser sus productos finales; nuestro desarrollo, nuestro crecimiento y nuestra vida.
Las verdades axiomáticas de las ciencias duras son cada año más blandas y los conceptos aún regentes sobre las moralidades de los últimos siglos están cada día más alejados de las necesidades esenciales de los seres vivos de este planeta. Tenemos la maravillosa oportunidad de cambiar de paradigma, de cultivar juntos las facultades elevadas y profundas del Ser y de ayudar a nuestros entornos —pequeños y gigantes— a conectarse con su verdadera Esencia.
En los bosques californianos, por medio de la observación de los árboles más altos y antiguos del mundo, se ha descubierto que la principal causa de la supervivencia de estos especímenes centenarios —que resisten tormentas y movimientos sísmicos— es que todas sus raíces se encuentran entrelazadas y fusionadas entre sí, generando un escudo y apoyo compartido ante las inclemencias de la Naturaleza. De forma similar, si logramos unificar nuestras raíces en lo esencial, no habrá catástrofes que puedan atentar contra el avance de nuestra Conciencia colectiva. Si nutrimos nuestras raíces y éstas son profundas, nuestro tronco será firme y seguro, nuestras ramas serán altas y sanas, y nuestros frutos serán dulces y maduros.
Le agradezco a Daksha, mi madre, y a Mukti, mi padre, haberme dado la vida, haberme inculcado la importancia de las raíces, de la Conciencia, del alimento, del trabajo, del respeto, de la excelencia y de siempre desarrollar un camino espiritual hacia adelante. Ellos me han enseñado a sentir empatía por todos los seres vivos que me rodean, humanos o no, y a actuar partiendo de esa empatía. Agradezco a todos los maestros espirituales de mis padres, por guiarlos a ellos por los caminos profundos del Alma, por haberles inspirado a dar solo lo mejor, y por inspirarme a mí a seguir sus huellas, en esta gran misión de transformar el mundo tal y como lo conocemos.
Les propongo, entonces, abordar este libro y su aprendizaje con su conciencia puesta en este desarrollo, en este puente entre el mundo que se ve y el mundo que se siente.
Nos encontramos en un momento crucial de la Humanidad, en el que es cada vez más evidente el desequilibrio entre estos dos mundos y el verdadero camino hacia el equilibrio se debe comenzar desde adentro, desde la raíz. Daksha nos regala, a través de estas recetas, sus vivencias más íntimas, y sus más profundos deseos de un mundo mejor, para que cada uno pueda, a su vez, compartir con los suyos, potenciando así la evolución del Ser Humano en el planeta Tierra.
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