El nuevo orden mundial y la falsificación del reino de Dios
Vanderlei Dorneles
Gral. José de San Martín 4555, B1604CDG Florida Oeste, Buenos Aires, Rep. Argentina.
Índice de contenido
Tapa
Introducción
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Conclusión
Bibliografía
El último imperio.
El nuevo orden mundial y la falsificación del reino de Dios
Vanderlei Dorneles
Título del original: O Último Império. A Nova Ordem Mundial e a Contrafação do Reino de Deus, Casa Publicadora Brasileira, Tatuí, San Pablo, Brasil, 2012.
Dirección: Gabriela S. Pepe
Traducción: Milton Bentancor
Diseño de tapa: Nelson Espinoza
Diseño del interior: Giannina Osorio
Ilustración de tapa: Nelson Espinoza
Libro de edición argentina
IMPRESO EN LA ARGENTINA - Printed in Argentina
Primera edición, e-book
MMXXI
Es propiedad. © 2012 Casa Publicadora Brasileira. © 2016, 2021 Asociación Casa Editora Sudamericana.
Queda hecho el depósito que marca la ley 11.723.
ISBN 978-987-798-338-8
Dorneles, VanderleiEl último imperio : El nuevo orden mundial y la falsificación del reino de Dios / Vanderlei Dorneles / Dirigido por Gabriela S. Pepe / Ilustrado por Nelson Espinoza. - 1ª ed. - Florida : Asociación Casa Editora Sudamericana, 2021.Libro digital, EPUBArchivo Digital: online Traducción de: Milton Bentancor.ISBN 978-987-798-338-81. Profecías Bíblicas. I. Pepe, Gabriela S., dir. II. Espinoza, Nelson, ilus. III. Bentancor, Milton, trad. IV. Título.CDD 220.15 |
Publicado el 20 de enero de 2021 por la Asociación Casa Editora Sudamericana (Gral. José de San Martín 4555, B1604CDG Florida Oeste, Buenos Aires).
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El reconocimiento de los Estados Unidos de América como un imperio contemporáneo es común hoy, en la prensa y entre los investigadores de diversas áreas tales como economía, política, sociedad y cultura. Sin embargo, mucho antes de que ese país asumiera su actual condición de imperio, intérpretes adventistas en el siglo XIX ya habían relacionado esa nación emergente con las profecías apocalípticas.
La interpretación profética que identifica a esa nación con el poder político-militar representado en Apocalipsis 13 es exclusivamente adventista, aunque haya innumerables teorías de la conspiración que también le atribuyen a los Estados Unidos un papel negativo en el escenario del mundo contemporáneo.
La relación establecida por los adventistas –desde los comienzos de la iglesia– entre los Estados Unidos de América y el símbolo apocalíptico es un elemento importantísimo de toda la escatología adventista del séptimo día. Diversos elementos del escenario profético no tendrían sentido sin la actuación de ese poder descrito en la figura de la bestia con apariencia de cordero y voz de dragón. Los tres mensajes angélicos, el sello de Dios y la señal de la bestia, la gran tribulación y la manifestación final del anticristo en la forma de un falso Mesías tendrían poca importancia sin la interferencia de un poder global intolerante en los “últimos días”. Frente a esto, la coherencia y la solidez de esta interpretación exclusivamente adventista son altamente necesarias.
En este contexto geopolítico del siglo XXI, en el que los Estados Unidos han sido confrontados con el crecimiento y el fortalecimiento económico y político de otras naciones, es necesario reexaminar esa interpretación y analizar la solidez de sus bases.
Este libro pretende responder a diversas cuestiones sobre la coherencia y la lógica de la interpretación adventista de Apocalipsis 13. Para alcanzar este objetivo, esta investigación intenta profundizar en la historia norteamericana desde sus comienzos hasta de la mitad del siglo XIX, cuando el movimiento adventista comenzó a guardar el sábado y a reconocer ese Mandamiento como el eterno sello de Dios con su pueblo. Fue por causa del sábado que los adventistas relacionaron Apocalipsis 13 con los Estados Unidos.
La lógica de esa interpretación adventista no puede depender solamente de los eventos y los acontecimientos relativos a la nación estadounidense después del siglo XIX. Y este es el argumento principal de este libro: no fue a partir de la interpretación de Apocalipsis 13, realizada por los adventistas, que Estados Unidos de América pasó a ser considerada la nación que podría dar cumplimiento de esta profecía. En realidad, mucho antes del siglo XIX y de la creación de esa república, cuando los revolucionarios juzgaban estar fundando la “nueva Jerusalén”, ya había una vocación imperial. Incluso antes de la colonización británica –cuando los puritanos creían que estaban sentando las bases del “nuevo Israel” de Dios; es decir, la América libre y protestante–, ya en la época del descubrimiento de América, en el siglo XV, una identidad mesiánica estaba relacionada con el continente incógnito.
En este libro, se van citando diversos documentos históricos que muestran que una vocación de cumplir un papel profético en el escenario del mundo moderno se reporta a las raíces de esta nación norteamericana. La interpretación adventista, en el siglo XIX, relacionó a los Estados Unidos con Apocalipsis. Sin embargo, desde los siglos XIII y XV, místicos como Joaquín de Fiore y Cristóbal Colón ya relacionaban la nación por venir con las profecías, no como un instrumento del “dragón”, sino como un instrumento divino en el cumplimiento de la promesa de Apocalipsis 21, del “nuevo cielo” y de la “Tierra Nueva”. Como muestra este libro, un sistema de falsificaciones del Reino de Dios estaba siendo preparado mucho tiempo antes de la colonización británica, que trajo el protestantismo y la ideología de la “libertad” a Norteamérica, y antes de que los padres fundadores trabajaran por el nacimiento de la república.
A la luz de estos eventos, la interpretación adventista, aunque sea exclusiva de los guardadores del sábado, se reviste de mucha coherencia y solidez.
La idea de escribir un libro sobre la formación y el nacimiento del poder sociopolítico y militar de los Estados Unidos de América como una nación profética surgió, inicialmente, de la observación de las películas de Hollywood y de algunos discursos de líderes políticos, que proyectan a los Estados Unidos como una nación mesiánica, con una misión divina.
Algunos de esos discursos son, por ejemplo, el del ex presidente George W. Bush, quien, el 20 de enero de 2001, en la ceremonia de asunción presidencial, declaró: “Nosotros tenemos un lugar cautivo en una larga historia [...] la historia de un nuevo mundo que se transformó en un servidor de la libertad”. Además, el 25 de enero de 2003, en un discurso dado en el Congreso antes de atacar a Irak, él proclamó que “Estados Unidos es una nación fuerte y digna en el uso de su fuerza” y que “los estadounidenses son un pueblo libre, que sabe que la libertad es un derecho de cada persona y el futuro de toda nación”. Entonces, agregó: “La libertad que tenemos no es un presente de los Estados Unidos para el mundo, es un regalo de Dios para la humanidad”. Más adelante, en el discurso de asunción presidencial de su segundo mandato, el 20 de enero de 2005, Bush reiteró: “Con nuestros esfuerzos, nosotros encendemos una llama en la mente de los hombres. Ella calienta a aquellos que sienten su poder, quema a aquellos que combaten su progreso, y un día ese fuego indomable de la libertad va a alcanzar los rincones más oscuros de nuestro mundo”.
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