Con todo, si nuestro único acceso a los pensamientos es a través de su expresión lingüística, una explicación de qué es captar el pensamiento expresado mediante una oración debe ser sencilla para nosotros: y ello será en cualquier caso necesario si vamos a explicar cómo los pensamientos pueden ser expresados y comunicados en el lenguaje. Así llegamos a la siguiente posición. Frege posee una explicación de qué es para una oración expresar un pensamiento. ¿Puede alcanzarse una explicación paralela de lo que constituye un pensamiento desnudo suprimiendo las referencias de los artículos lingüísticos? Si se puede, entonces una explicación de los pensamientos, independientes del lenguaje, es fácilmente derivada de una explicación del lenguaje. Si no se puede, no tenemos explicación alguna de los pensamientos salvo por referencia al lenguaje. En el primer caso, el primer axioma de la filosofía analítica está establecido, pero no el segundo: en el segundo caso, ambos están establecidos.
La pregunta “¿Qué le confiere a una oración el sentido que tiene?” puede ser respondida: “Los hablantes la comprenden como teniendo ese sentido”. La siguiente pregunta, “¿En qué consiste su comprensión?”, puede ser respondida a partir del modo en que Frege la concibe en Grundgesetze , “en su relación con su valor veritativo como siendo determinada del modo apropiado” o “en su tomar la condición apropiada como requisito para obtener que la oración sea verdadera”. La explicación de Frege del sentido descansa sobre la noción de verdad: como dice en “ Der Gedanke ”, “los pensamientos permanecen en la conexión más cercana con la verdad”. 17Pero ahora surge una nueva pregunta: “¿Qué determina las condiciones bajo las cuales una oración es verdadera?”. Lo que Frege no destaca tan fuertemente como la conexión entre el sentido y la verdad es la conexión que este último tiene a su vez con el concepto de aserción. Él no descuida completamente esa conexión: en un notable fragmento inédito de 1915, habla de la palabra “verdadero” como intentando, en vano, “hacer posible lo imposible, esto es, hacer que lo que corresponde a la fuerza asertórica aparezca como una contribución al pensamiento”. 18Por todo esto, la conexión entre verdad y aserción no era una doctrina sobresaliente en Frege; no una de esas que reiteró con gran énfasis en muchos trabajos diferentes. Es, sin embargo, innegable. A partir de las especificaciones de las condiciones bajo las cuales las oraciones de un lenguaje tienen el valor verdadero o el valor falso , pero en las que los dos valores veritativos fueran designados únicamente mediante las letras ‘A’ y ‘B’, sería imposible descubrir cuál de esas letras representa el valor verdadero y cuál el valor falso . Para determinarlo, sería necesario saber, para algunas oraciones de muestra, qué importancia le dan los hablantes del lenguaje a sus emisiones asertóricas. Frege señaló que podemos no tener razones para postular un acto de habla como el rechazo (o la denegación) junto al de la aserción: 19pero, igualmente, como Wittgenstein observó en el Tractatus , no podemos imaginar un lenguaje cuyos hablantes realicen rechazos (o denegaciones) pero no aserciones. 20Una forma de emisión empleada para transmitir información solo puede ser interpretada como teniendo fuerza asertórica: y un enunciado es verdadero solo en el caso de que su aserción sea correcta.
La teoría de Frege sobre el sentido y la referencia no apela al carácter social del lenguaje: si bien enfatiza la comunicabilidad del sentido, su explicación de qué es el sentido podría aplicarse tanto a los sentidos de las expresiones de un idiolecto como a aquellas expresiones del lenguaje común. Una caracterización tal no podría brindarse sobre la fuerza. Frege distinguió la fuerza del sentido; pero no ofreció ninguna explicación de ella. Para él, abarca a la fuerza asertórica e interrogativa; se obtiene una teoría más llana y plausible si agregamos las fuerzas imperativa y optativa (y sin duda, otras variantes), aunque Frege mismo no habría admitido que el contenido de una orden o de la expresión de un deseo pueda ser tomado como un pensamiento, como el contenido de una aserción o de una pregunta a contestarse por “Sí” o por “No”. Incluso en la estrecha concepción de Frege, sin embargo, la fuerza difícilmente pueda ser concebida como existente salvo como unida a oraciones enunciadas en el curso del intercambio lingüístico. Habiendo insistido en una clara distinción entre sentido y fuerza –entre el pensamiento expresado mediante una oración y la fuerza unida a una emisión de esa oración–, Frege estaba satisfecho con dejarlo así, sin aspirar a dar ninguna caracterización más detallada sobre cualquier tipo de fuerza particular. Incluso no expresó si, en su visión, era o no era posible ofrecer una explicación no circular de en qué consiste la fuerza asertórica; simplemente confió en el conocimiento pre-teórico de sus lectores sobre qué es una aserción. Pero su teoría sobre el sentido no puede ser comprendida como separable de la noción de fuerza asertórica. Las oraciones de un lenguaje no podrían expresar los pensamientos que expresan a menos que ellas, u otras oraciones relacionadas, fueran capaces de ser emitidas con fuerza asertórica, es decir, dieran lugar a aserciones; porque es solo en virtud de ser usadas de ese modo que puede decirse que poseen condiciones veritativas. Consecuentemente, por lo tanto, un estudio sobre el uso del lenguaje en la comunicación es un desarrollo legítimo de la teoría de Frege, en efecto, un suplemento necesario.
Estas son algunas de las ideas en el trabajo de Frege que señalan la necesidad del giro lingüístico, ideas que Frege mismo no leyó de modo totalmente correcto. Ellas explican por qué su obra llegó a ser de un interés tan intenso para los filósofos analíticos; por qué, en efecto, fue el abuelo de la filosofía analítica. Proporcionó la primera explicación plausible en la historia de la filosofía de qué son los pensamientos y en qué consisten los significados de las oraciones y de las palabras que las componen. Aquellos que se vieron conducidos a analizar el pensamiento mediante el análisis del significado lingüístico no tuvieron otra opción que partir de las bases que él había establecido.
7G. Evans, The Varieties of Reference , ed. J. McDowell, Oxford University Press, 1982. [ N. del T. : traducción castellana de Eduardo Berumen, Alfonso Anaya, Laura Pérez y otros, Las variedades de la referencia , Bogotá/México, Universidad del Rosario/Universidad Autónoma Metropolitana, 2018.]
8Gottlob Frege, Die Grundlagen der Arithmetik, Breslau, 1884; ed. bilingüe, The Foundations of Arithmetic, con las caras de las páginas en alemán e inglés, trad. J. L. Austin, segunda ed. revisada, Oxford, 1978. Ver §62. [ N. del T. : traducción castellana de Ulises Moulines, Los Fundamentos de la Aritmética. Investigación Lógico-Matemática sobre el concepto de número , Barcelona, Laia, 1973.]
9G. Frege, Philosophical and Mathematical Correspondence, trad. H. Kaal, ed. B. McGuinness, Oxford, 1980, p. 68.
10G. Frege, Posthumous Writings, trad. P. Long y R. White, Oxford, 1979, p. 270.
11 Ibid ., p. 255.
12G. Frege, Begriffsschrift , Halle, 1879, §§ 9-10; trad. al inglés por T. W. Bynum, Conceptual Notation and Related Articles, Oxford, 1972. [ N. del T. : traducción al castellano de Hugo Padilla, Conceptografía. Los Fundamentos de la Aritmética. Otros estudios filosóficos , México, Universidad Nacional Autónoma de México, 1972.]
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