Jorge Melgarejo - Afganistán

Здесь есть возможность читать онлайн «Jorge Melgarejo - Afganistán» — ознакомительный отрывок электронной книги совершенно бесплатно, а после прочтения отрывка купить полную версию. В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: unrecognised, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

Afganistán: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Afganistán»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

Esta narración consta de espacios bien delimitados, comenzando por el relato pormenorizado de la historia de Afganistán para seguir con el de la guerra consecuencia de la invasión soviética, el de la lucha y posterior triunfo de los muyahidines, de los combates fratricidas entre las diferentes fracciones que dieron pie a que los interesados —Pakistán, Arabia Saudita, Emiratos y las petroleras norteamericanas— se comprometieran en la construcción de gasoductos para transportar las riquezas de Turkmenistán, aportando los medios para la creación del movimiento talibán que facilitaría dicha construcción.
Se describen las penurias sufridas por la población afgana durante la dictadura de la milicia religiosa. Y se analiza la actuación de Al Qaeda y las andanzas de Bin Laden, en Afganistán y en Sudán, y las complicidades para su fuga de Tora Bora, señalando a los responsables de dicha fuga y la protección de Pakistán, haciendo especial mención a la intención de los estadounidenses de no involucrar al gobierno de Pakistán en la detección y ejecución de Bin Laden. La mayor parte de lo relatado ha sido vivido y testificado como periodista por el autor merced a sus veinticinco años de experiencia e incursión en el largo conflicto afgano.

Afganistán — читать онлайн ознакомительный отрывок

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Afganistán», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

—Los prisioneros los entregamos a Pakistán y las autoridades de ese país a la Cruz Roja Internacional, que los traslada a Suiza—, me contestó seguidamente.

—¿A todos?, pregunte.

—Sí, los entregamos a todos, aunque a los de alta graduación procuramos mantenerlos un tiempo, para intentar algún canje llegado el caso, sobre todo para negociar la liberación de periodistas. Pero el alto mando soviético, en cuanto los militares caen en nuestro poder les consideran desertores y pierden todo su valor.

Le pregunté entonces si me permitiría tomarles fotos y hablar con algunos de estos prisioneros.

—En estos momentos no tenemos ninguno—, dijo sonriendo, y en su sonrisa inocente se podía percibir un ligero gesto involuntario que le traicionaba y agregó: —Cuando uno va de visita por primera vez a casa de un amigo, no se puede pretender que el primer día le conduzca a uno a la cocina, ¿verdad?

Por su extremada timidez y parquedad consideré que poco más sacaría y me limité a seguir el curso de los acontecimientos en tanto esperaba.

—¿Están entrenados para trepar montañas?—, preguntó en nuestro primer encuentro y yo probablemente sin entender demasiado contesté con impaciencia que sí.

—El riesgo es sólo suyo y es grande, debo prevenirles que pueden morir o caer prisioneros, y mi obligación es disuadirlos de este intento—. Así se expresaba el embajador español en Islamabad, cuando le hicimos partícipe de nuestros planes y sobre todo al darle unas posibles fechas de retorno, intentando con ello, medianamente, cubrirnos las espaldas. El comentario no carecía de fundamento, por entonces Afganistán se había convertido en un lugar prohibido.

Uno por uno fuimos superando los pequeños obstáculos. Cambiamos nuestras indumentarias occidentales por la típica vestimenta afgana y logramos vencer la oposición de los muyahidines respecto a la integrante femenina del equipo, para que ésta no corriera los riesgos destinados sólo a los hombres, más por seguridad que por discriminación, según ellos.

Veinticuatro horas antes del día D, nos visitó Abdul Haq para verificar si todo estaba en orden y nos informó que al amanecer vendrían a buscarnos para intentar el paso de la frontera. Le confié que por un lamentable descuido había perdido una de mis cámaras. Me dijo que no me preocupara, que él me proporcionaría la suya. A la mañana siguiente, nos recogió un jeep que tomó rumbo a su cuartel y allí nos presentó al grupo que nos acompañaría y al comandante Kare Momen, responsable de la operación y de nuestra propia seguridad.

—Comandante, recuerde que me llevo su cámara y si me matan no podré devolvérsela—, le dije a Abdul Haq en tono de broma mientras nos despedíamos.

Camuflados convenientemente dentro del vehículo, dejamos atrás innumerables puestos de la policía pakistaní; hasta llegar al paso Khyber todo transcurría en orden hasta que se nos ocurrió protegernos de los fortísimos rayos del sol con gafas oscuras; como no resultaba habitual, las autoridades pakistaníes observaron, desconfiaron y detuvieron el vehículo para interrogarnos y luego detenernos. Sin embargo, los muyahidines reaccionaron rápidamente, nos rescataron y regresamos al cuartel de Abdul Haq.

—Los pakistaníes son nuestros hermanos, pero a veces nos ponen en verdaderos apuros con esta situación—, decía Abdul Haq, mientras reía por lo ocurrido.

Abdul Haq con el autor Residenciacuartel de Abdul Haq II En el segundo - фото 6

Abdul Haq con el autor.

Residenciacuartel de Abdul Haq II En el segundo intento Abdul Haq tomó - фото 7

Residencia-cuartel de Abdul Haq.

II

En el segundo intento Abdul Haq tomó mayores precauciones. Falsificó algunos documentos e incluso aprendí algunas palabras en farsi, lengua que la mayor parte de los policías desconoce. Mi acompañante femenina, « privilegiada » con el rostro cubierto por un burka, se protegía tras las milenarias tradiciones. La policía no tiene autorización para hablar con ninguna mujer. Acomodados en un destartalado camión que el comandante llenó de hombres, mujeres y niños, emprendimos nuevamente el viaje. En cada puesto de la policía, los ocupantes del camión hablaban al unísono y apresuradamente con los oficiales para desviar la atención. Cuando abandonamos el vehículo, comenzó verdaderamente la odisea.

En un pico montañoso observamos un destacamento del ejército afgano-soviético y era necesario eludirlo.

Al coronar la cima de una empinada montaña, la provincia de Nangarhar se extendía a nuestros pies; ya estábamos en Afganistán.

El impresionante paisaje iba transformándose, y el encuentro con las primeras filas de refugiados en condiciones lamentables, huyendo del horror de la guerra nos producía honda tristeza y sensación de impotencia al mismo tiempo: heridos que escalaban montañas esquivando los bombardeos y las minas. Un éxodo bíblico en las últimas décadas del siglo.

III

Como si una extraña maldición hubiera caído sobre ellos, decenas de pueblos dejaban ver sus infraestructuras semiderruidas, escombros y agujeros producidos por las bombas que arrojaban los aviones soviéticos. El paisaje, visto desde la colina, siempre daba la impresión de ser un espejismo y penetrar en él era caer en las entrañas mismas de la desolación; los sobrevivientes intentaban llegar a Pakistán, pero muchos de ellos perecían en el intento.

Refugiados huyendo Pueblos bombardeados Transpor - фото 8

Refugiados huyendo.

Pueblos bombardeados Transporte de herido La marcha continuó durante horas - фото 9

Pueblos bombardeados.

Transporte de herido La marcha continuó durante horas por terrenos montañosos - фото 10

Transporte de herido.

La marcha continuó durante horas por terrenos montañosos y a veces desérticos, acompañados de un enemigo natural: el sol. Desde una colina observamos un cuartel soviético y algunos tanques a su alrededor. Nos dividimos en grupos de tres para atravesar el espacio que se dominaba desde el cuartel, con el temor de que en cualquier momento algunos de los tanques salieran en nuestra persecución. Si ello ocurría, nuestras posibilidades de salvación serían nulas, porque no había un rincón dónde esconderse y los fusiles poco o nada podían contra los tanques. Aun así, los muyahidines insistían en proporcionarnos armas que, lógicamente, rechazamos. Después de la penosa caminata y al final de una calurosa tarde, llegamos a la primera aldea habitada y todos nos dedicamos a la prioritaria tarea de beber.

En sucesivas visitas a otras tantas aldeas, comprobaría que los campesinos lograban autoabastecerse. El maíz constituía la base de todos los cultivos y era utilizado de forma constante principalmente para la fabricación del dowday (una tortilla de harina de maíz que, amasada con agua, hace las veces de pan). En las zonas con abundancia de agua se veían plantaciones de arroz. El azúcar era algo muy preciado y en algunas aldeas el siempre apetecible té se acompañaba de algunos caramelos. El cultivo de los campos era rudimentario, con aperos fabricados por los propios campesinos.

Las comidas, debido a la escasez ocasionada por la guerra, no era muy variadas y se acompañaban de yogur, huevos, dowday, en algunas ocasiones carne de oveja, abundantes y fuertes salsas de cebollas picantes y excepcionalmente tomates; esto en el mejor de los casos. En las regiones destruidas por los bombardeos, la alimentación era algo casi imposible y apenas la constancia y el gran apego por la tierra impedían que sus escasos moradores abandonaran la zona. En ciertas aldeas, una pequeña tienda proveía con muchas dificultades de pilas, jabón o aceite, entre otras cosas. Los campesinos vendían o intercambiaban cabras y escasas vacas en otras aldeas, pero nunca acudían a las grandes ciudades, sobre todo los más jóvenes, por temor a ser detenidos y alistados en el ejército. Todas las aldeas eran consideradas « rebeldes » y convertidas en blanco de la aviación soviética.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «Afganistán»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Afganistán» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Отзывы о книге «Afganistán»

Обсуждение, отзывы о книге «Afganistán» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x