El reconocimiento del valor del equipo exige una responsabilidad.
Hay quien no quiere o no sabe estar a la altura. En ese caso, no culpemos al «club» de nuestros fracasos. Echar balones fuera es una estrategia perdedora por naturaleza. No podemos culpar a otro de nuestro propio desempeño.
Tenemos que asumir que somos de primera y dar la talla como muchos otros la han dado antes que nosotros para dejarnos su grandísimo legado.
«EL AMOR A LA PATRIA NO PUEDE SER UNA EXCLUSIVA DE LA DERECHA». ALFONSO GUERRA (2019).
El Proyecto 1785 es una iniciativa libre de ideologías, que se cimienta en que el valor de un país empieza en el interior. Por este motivo, voy a ilustrar este punto con citas de la obra La España en la que creo, de Alfonso Guerra, exvicepresidente del Gobierno de España con el PSOE desde 1982 hasta 1991.
Es necesaria laparticipación de todos,con independenciade las tendenciasideológicas. Construirun patriotismoconstitucional, sano eincluyente en el quetodos rememos en lamisma dirección. |
España es de todos y, si no es reivindicada por los progresistas, seguirá aprisionada en el aprisco de la más conservadora derecha. Creer y defender los valores de la Constitución favorece una sociedad unida y solidaria. Es la hora de despojarnos de viejos escrúpulos y sincerarnos en nuestro afecto por España y su futuro, que es el del pueblo español.
Los dirigentes políticos y líderes sociales y culturales debieran ser claros en la defensa de una España que se admira y se quiere, pero parece que les avergüenza decirlo.
El término España está en desuso para una parte de la población... la dificultad para reconocerse en su naturaleza, sustituyendo España por el Estado o por nuestro país…
Ha llegado el momento de que los progresistas se despojen de los prejuicios y proclamen su patriotismo.
En Alemania, la generación que alcanzó la edad adulta después de la Segunda Guerra Mundial no quería identificarse con la generación anterior, no se sentían parte de la nación nacionalsocialista, del horror del Holocausto, no encontraban ligazón alguna con aquella patria. Ya en el año 1979, el politólogo alemán Dolf Sternberger acuñó el término patriotismo constitucional, que difundiría y desarrollaría el filósofo Jürgen Habermas. El nuevo concepto intenta superar la carencia de empatía con la Alemania de posguerra.
No podemos conseguir una sana autoestima de país si una parte importante de la sociedad renuncia a ello. Es necesaria la participación de todos, con independencia de las tendencias ideológicas. Tenemos que construir nuestro futuro comenzando por reparar la historia de forma objetiva, construir un patriotismo constitucional, sano e incluyente en el que todos rememos en la misma dirección.
EL PROBLEMA: NO SABEMOS VENDERNOS
Si somos uno de los países más importantes del mundo, entonces ¿cuál es el problema? Parece que no sabemos vendernos. Hasta tal punto que hemos comprado la versión de nuestros contrincantes históricos: ingleses, holandeses, franceses o alemanes, que conforma el relato generalmente aceptado de nuestra historia.
¿Empezarías el prospecto de un medicamento enumerando los posibles efectos adversos en lugar de sus propiedades e indicaciones beneficiosas?
¿O harías publicidad de un delicioso dulce resaltando su aporte calórico en lugar de su riquísimo sabor?
Como el valor de país empieza en el interior, es fundamental ser dueños de nuestra propia historia, sin distorsiones ni influencias externas.
Cómo lo hacen los anglosajones
Los ingleses realizaron una reescritura de la historia que consistió en silenciar unos hechos, exaltar otros y maquillar muchos para tener una historia respetable e indiscutible. La ley del silencio vino a ser el aliado insustituible de esa historia siempre exitosa de los ingleses, desde sus mismísimos y legendarios orígenes hasta alcanzar el dominio universal en su etapa colonial. De esta forma, Gran Bretaña había estado «siempre» en la primera división de la historia.
María Elvira Roca Barea. Imperiofobia y la leyenda negra
Los méritos de muchos de nuestros éxitos, de buena parte de nuestros descubrimientos y de nuestros avances se los han apropiado los ingleses: desde la primera vuelta al mundo a la primera muestra de parlamentarismo europeo, innumerables descubrimientos geográficos o, lo más importante, el relato de nuestra historia.
¿Por qué nuestros escolares conocen fracasos como la batalla de Trafalgar o la mal llamada Armada Invencible pero no han oído hablar de Blas de Lezo y la defensa de Cartagena de Indias, de la Contraarmada o de las numerosísimas victorias españolas contra los ingleses?
¿No crees que es hora de poner en valor nuestro legado histórico?
Es necesario, además, que la historia de España se estudie en los centros educativos de todo el país de una forma objetiva y homogénea. Con el conocimiento del pasado, podremos construir un futuro sólido.
EL VALOR DE PAÍS, CLAVE DE PROGRESO Y DE PROSPERIDAD
Los beneficios de una sana autoestima de país, de un patriotismo sano, son muchos y muy relevantes:
Automotivación: aporta una motivación extra a los ciudadanos
Mejora la cohesión social y la paz
Aumenta la responsabilidad de los ciudadanos y de los dirigentes— Promueve una mejor gobernanza— Incrementa el pensamiento crítico— Promueve un mejor desempeño— Mejora la productividad
Aumenta la confianza:«Las sociedades que mejor superan las crisis son las que no pierden la confianza en sí mismas, porque se saben propietarias de un depósito de confianza en sus propias capacidades». Gregorio Luri (filósofo)«La confianza es la gasolina que mueve la sociedad». I. Sáenz de Miera (sociólogo)
Incrementa la noción de respeto, que supone la base esencial para el desarrollo social y económico
Aumenta la empatía en las relaciones sociales
Y un dato importante para convencer a las instituciones públicas de la importancia de construir nuestra autoestima como españoles es que tiene un efecto positivo en el ingreso de impuestos.
EL VALOR DE TU PAÍS TE EMPUJA EN TU VIDA
La palabra patria procede del latín patria, ‘país del padre’, ‘tierra natal’, derivado de pater, patris, de la familia etimológica de padre.
Para los romanos, la expresión terra patria hacía referencia al lugar de procedencia de los padres de alguien, a la tierra paterna. La patria es el lugar donde nacemos, pero también donde nacieron nuestros padres, nuestros abuelos. Nuestro patrimonio es, por tanto, el legado que hemos heredado de ellos.
Si honramos a nuestros padres y a nuestros abuelos, ¿no deberíamos honrar también a su tierra, a nuestra patria?
De la misma forma, ¿no nos merecemos contar a nuestros hijos una historia, un relato de país, de la que estar orgullosos? Ese es un importante patrimonio que vamos a dejarles. Solo falta que recuperemos nuestro relato, que aportemos el valor real que merece.
Es fundamental recuperar la autoestima como clave de progreso, creernos y asumir que somos un país de primera, cambiar nuestra actitud, poner en valor nuestro legado y asumir nuestra responsabilidad. España somos todos y cada uno de nosotros y lo que hagamos afecta al desempeño del equipo. Juguemos con la confianza de pertenecer a un gran club.
Queremos agradecer de corazón a todos los autores invitados su participación y entusiasmo en hacer realidad esta obra que esperamos sirva como tratamiento para curar la hispanotropía, para desterrar el efecto Von Bismarck y para impulsar la autoestima de ser español hasta los niveles de excelencia que merece. Porque el valor de tu país te impulsa en tu vida. Si conseguimos integrarlo, sin autocomplacencia y asumiendo la responsabilidad que ello conlleva, progresaremos más y mejor, viviremos en paz y seremos más felices.
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