Jesús Zamora Bonilla - Argumentación y pragma-dialéctica

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Argumentación y pragma-dialéctica: краткое содержание, описание и аннотация

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El líder indiscutido del programa pragma-dialéctico de investigación es el doctor Frans H. van Eemeren, quien es reconocido como la figura señera de los estudios sobre argumentación en el mundo. No existía hasta ahora una colección de artículos suyos que dieran una idea más cabal de la extraordinaria amplitud y profundidad de todo su trabajo de investigación. Este libro se propone cumplir así con tres objetivos: honrar la persona y obra de Frans van Eemeren, editar una antología representativa de sus artículos y convocar a todos los especialistas de habla hispana a que expongan sus posiciones acerca de la pragma-dialéctica en el contexto de los estudios sobre argumentación.

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21Utilizo el término institucional aquí en un sentido amplio, con lo cual no me refiero solo a las organizaciones establecidas del derecho, la administración y las escuelas, y mucho menos solo a las prisiones, las clínicas mentales y el ejército, sino que me refiero a todos los macro-contextos social y culturalmente establecidos en los que se han desarrollado, tanto de manera formal como informal, prácticas comunicativas convencionalizadas, e incluyo también las de la esfera interpersonal. Como Searle (1995), veo a las instituciones como sistemas para atender los derechos y deberes caracterizados por reglas socialmente construidas y sus correspondientes sanciones (van Eemeren, 2010: 129).

22En pragma-dialéctica, los tipos de actividad comunicativa se definen como prácticas comunicativas cuya convencionalización está al servicio de las necesidades comunicativas específicas instigadas por las exigencias institucionales de un cierto dominio (van Eemeren, 2010: 139-145). El enfoque pragma-dialéctico se vincula con el “institucionalismo de elección racional” tal como lo practica el llamado Nuevo Institucionalismo. De acuerdo con Hall y Taylor, el institucionalismo de elección racional en el dominio político atrae nuestra atención hacia “el papel que la interacción estratégica entre actores juega en la determinación de resultados políticos” (1996: 951).

23Fairclough caracteriza un “género” de actividad comunicativa ampliamente como “una manera socialmente ratificada de usar el lenguaje en conexión con un tipo particular de actividad social” (1995: 14).

24Solamente cuando un tipo de actividad comunicativa es inherente, esencial o predominantemente argumentativa, o en todo caso cuando la argumentación por accidente juega un papel importante en ella, vale la pena hacer una caracterización argumentativa de ese tipo de actividad comunicativa.

25Usar el modelo de discusión crítica como punto de referencia analítico en todos los casos no solamente sirve para garantizar una evaluación consistente y coherente de la dimensión argumentativa de todos los tipos de actividad comunicatuva, sino que también sirve para unificar la comparación de unos con otros. De esta manera la diversidad no es un punto de partida relativista, sino el resultado, basado en ver las cosas como son en realidad, de una comparación sistemática de las diversas manifestaciones de la realidad argumentativa.

26La pragma-dialéctica distingue entre, por un lado, precondiciones institucionales “primarias”, las cuales tienen en general un carácter oficial, usualmente formal, y a menudo procedimental, y por otro lado precondiciones institucionales “secundarias”, las cuales no suelen ser oficiales ni formales y a menudo son substantivas (van Eemeren & Garssen, 2010, 2011).

27Otros proyectos de investigación pragma-dialéctica se enfocan, por ejemplo, en las peculiaridades del discurso argumentativo en el parlamento holandés (Plug, 2010, 2011) así como el uso de argumentación pragmática en el contexto de debates legislativos en el parlamento británico (Ihnen Jory, 2010, 2012).

28Van Eemeren y Garssen (2010, 2011) llaman a tales precondiciones institucionales que no son constitutivas, pero igual están indisolublemente vinculas con un cierto tipo de actividad comunicativa, precondiciones de segundo orden.

29Cuando hablo de patrones argumentativos estereotípicos me refiero a patrones que son característicos del tipo de actividad comunicativa en que ocurren. Son característicos porque sirven para realizar el propósito institucional del tipo de actividad comunicativa. Es razonable pensar que en la práctica estos patrones argumentativos instrumentales se encontrarán de hecho en especímenes de ese tipo de actividad comunicativa; pero el que sean estereotípicos no significa que ocurran necesariamente con frecuencia en ese tipo de actividad comunicativa, mucho menos que siempre estén presentes. Si el lector piensa que el término estereotípico está demasiado fuertemente asociado con la idea de frecuencia absoluta o relativa, le pido que lo substituya por el término característico o algún otro que no conlleve ese sentido cuantitativo.

Capítulo 2

El papel de la lógica en el análisis y la evaluación de argumentos

Frans H. van Eemeren

1. Introducción

¿Cuál es la relación entre lógica y teoría de la argumentación? La respuesta a esta pregunta depende, por supuesto, en gran medida de la manera en que se conciban y definan la lógica y la teoría de la argumentación. Según se opte por conceptos diferentes de una u otra, se dará en pensar que no hay ninguna relación entre ambas, que son lo mismo, que la lógica es parte de la teoría de la argumentación, que ésta es parte de aquélla, o que es verdad alguna variante más compleja que cualquiera de estas alternativas. Reconociendo que se puede optar por una interpretación distinta a la mía, inicio mi intento de responder a la pregunta por la relación entre la lógica y la teoría de la argumentación con una indicación general de cómo entiendo una y la otra.

Plenamente consciente del hecho de que el término lógica se usa de otras maneras, me ajusto a la usanza moderna refiriéndome al estudio del razonamiento que se puede especificar con mayor precisión como lógica formal. Además, aunque sé que la lógica formal puede tomarse como cubriendo una empresa académica más amplia, cuando hable de lógica me estaré refiriendo al estudio de la validez formal de formas argumentales. De acuerdo con lo explicado en el capítulo introductorio del manual Fundamentals of Argumentation Theory (van Eemeren et al., 1996: 5-12), considero al estudio de la validez de las formas argumentales el “asunto medular” de la lógica. Afortunadamente no soy el único en adoptar esta perspectiva. El eminente lógico Johan von Benthem, para dar un solo ejemplo, caracterizó la lógica en un artículo reciente para la revista Cogency como “un estudio matemático normativo de los patrones inferenciales válidos” (2009: 14).

Por otra parte, la teoría de la argumentación es, desde mi perspectiva, el nombre del estudio descriptivo y normativo dirigido a resolver una diferencia de opinión de acuerdo con los méritos de los argumentos presentados. Al igual que en el primer capítulo del recientemente publicado Handbook of Argumentation, sostengo aquí que el objetivo general de la teoría de la argumentación puede especificarse como sigue (van Eemeren et al., 2014: sección 1.2):

(1) dar cuenta descriptivamente de los componentes del discurso argumentativo que juntos constituyen el punto del que arranca la argumentación;

(2) dar cuenta normativamente de los criterios para evaluar el punto del cual arranca la argumentación, cuidando que esos criterios sean apropiados para un juez racional que juzga razonablemente;

(3) dar cuenta descriptivamente de los componentes del discurso argumentativo que juntos constituyen la manera en la cual la argumentación está ordenada y dispuesta;

(4) dar cuenta normativamente de los criterios para evaluar la argumentación tal como ella está ordenada y dispuesta en el discurso argumentativo, cuidando que esos criterios sean apropiados para un juez racional que juzga razonablemente.

A lo que entiendo, la división del trabajo entre la lógica y la teoría de la argumentación es como sigue. La lógica se ocupa del razonamiento y se concentra primariamente en la validez formal de las formas argumentales que subyacen a los productos del razonamiento. La teoría de la argumentación en cambio se ocupa de la argumentación y se concentra primariamente en la forma procedimental y la corrección del discurso argumentativo a la hora de resolver una diferencia de opinión sobre la base de los méritos de los argumentos que se presenten.1 Puesto que la argumentación siempre incorpora el razonamiento, la teoría de la argumentación necesariamente incluye ciertos aspectos del estudio del razonamiento, pero no solamente los formales. Además, junto con otros factores pragmáticos propios de un intercambio argumentativo, hay que tomar en cuenta aspectos informales del razonamiento que solamente pueden considerarse “formales” en un sentido procedimental. Ni que decir tiene que valoro mucho las contribuciones que al estudio del razonamiento y la argumentación hacen esos colegas míos que se llaman a sí mismos lógicos informales.2 Sin embargo, en vista de las definiciones que tomo como punto de partida, esas contribuciones deben contarse, para mis propósitos, como parte de la teoría de la argumentación. Después de todo, como los otros teóricos de la argumentación, los lógicos informales toman en cuenta, junto a la validez (formal o informal), también cualidades del discurso argumentativo tales como la relevancia, la suficiencia, y la verdad o aceptabilidad (Johnson & Blair, 1994).

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