En otros términos, la temática tratada tiene íntima relación con las cuestiones constitucionales de primer orden. En definitiva, una Constitución es, esencialmente, la organización de las autoridades estatales y un cúmulo de garantías dirigidas a la protección de los derechos fundamentales. Y el Estado es un mecanismo institucional de aplicación del poder legítimo. Si deviene en un Estado fallido que no cumple con sus cometidos esenciales, languidece, tiende a desaparecer y abandona a sus habitantes a la peor de las suertes, la de los poderes fácticos de quienes detentan un poder ilícito.
El funcionamiento del Ministerio Público debe asegurar que sus representantes se manejen con la idoneidad técnica y moral suficiente como para sostener la difícil misión que tienen cometida. Son representantes del interés público.
Son designados, en nuestro ordenamiento, por el Poder Ejecutivo, con la venia legislativa correspondiente. Pero ello no significa que no sean, ante todo, servidores del Derecho, y agentes del ordenamiento jurídico. Su actuación debe evitar desviaciones que, en el mundo, aparecen con lamentable frecuencia, como expresión de la antípoda de lo que constituye un estado constitucional de derecho.
La obra de la Dra. Arriaga no se limita al planteo, de modo inteligente y fermental, de algunas cuestiones que se vinculan a los tópicos arriba, brevemente, mencionados. Además, aporta una mirada que se extiende sobre el devenir histórico y, entonces, esa perspectiva genera compromisos tendientes a una actuación inspirada bajo la impronta de determinados valores. Se trata de estar a la altura de los mejores antecedentes relativos a la misión asignada. Enfoca e ilumina una actividad de impresionante importancia a la que la brevedad de las previsiones constitucionales no le hace justicia.
Merece destaque el análisis y la valoración que formula sobre la “causa pública” y su raigambre constitucional, que debe ser reconocida aun cuando la expresión no haya sido empleada por el constituyente.
Por último, hace mucho tiempo que conozco a la Dra. Arriaga. Doy fe de la excelencia de su fino discernimiento jurídico del que esta obra es una manifestación. También del talento con que ha desempeñado su actuación como funcionaria, ya desde antes de su dignísimo desempeño como agente del Ministerio Público, así como en la docencia universitaria. Todo ello ha sido cumplido sin perjuicio del papel ejemplar que le correspondió en la organización de su familia. A ella y a su gente, mis plácemes por el aporte que nos brinda con este trabajo y mi más afectuoso saludo.
Dr. Jaime Ruben Sapolinski
Profesor titular de Derecho Constitucional en las Facultades de Derecho de la Universidad de la República y de la Universidad CLAEH
Hay maestros que dejan a sus alumnos, alumnos para toda la vida
Carlos Vaz Ferreira
El presente trabajo es en primer lugar, el cumplimiento de una obligación curricular largamente postergada. Desarrollé la carrera docente en los años 1992 a 1995, cumplimentando todas las diferentes etapas exigidas por el Reglamento de Profesores Adscriptos de Facultad de Derecho - Universidad de la República. Es así que dicté clases, corregí pruebas, colaboré con tribunales de examen, realicé guías de clase, fui examinada en mis conocimientos de la materia, estudié metodología de enseñanza e investigación y rendí mi clase final con un Tribunal destacado cuyo honor no merecía.
Sin embargo, a la hora de presentar la monografía final, detuve el entusiasmo, y los cambios vitales de esa etapa fueron postergando este paso necesario para obtener el título de Profesora Adscripta de Derecho Constitucional. Esta larga espera no ha sido infructuosa. Durante los últimos veinte años he dictado Derecho Público en la Facultad de Derecho y espero que cada aprendizaje del aula, haya condimentado este resultado.
En segundo lugar, el trabajo es un colofón de mi actividad profesional como magistrada del Ministerio Público y Fiscal, al que rindo ya más de veintiún años de desempeño comprometido. He tenido la suerte de ejercer la función fiscal en diversas áreas de intervención, y he podido colaborar también en la gestión de la administración del organismo. Los contenidos y opiniones que se vierten a continuación están enmarcados en la fundamental libertad de expresión de origen constitucional, no restringida sino confirmada en todos sus términos por la actual Ley Orgánica de la Fiscalía.
En tercer orden, intenta ser un humilde aporte a la escasa bibliografía actualizada que existe en Uruguay sobre la temática.
Agradezco especialmente a mi Profesor y tutor académico el Dr. José Aníbal Cagnoni, a su memoria va dedicada la cita de Vaz Ferreira. Su generosidad docente, el impulso que nos daba ante el desafío de estudiar y enseñar, y su hombría de bien merecen siempre nuestro homenaje agradecido.
Al Director del Instituto de Derecho Constitucional, Dr. Ruben Correa Freitas las gracias por haber aprobado la elección temática, y a todos los que colaboraron en mis búsquedas bibliográficas, a ellos aseguro que todos los libros, revistas, artículos e investigaciones citadas en la Bibliografía, han sido analizados con el rigor que merecía la buena voluntad demostrada.
Por último, pero primero, el agradecimiento a Ricardo, Nicolás, Mateo y Bettina que me acompañan en todas las horas.
Transcribo a continuación dos comentarios de personal importancia que he recibido antes de la presente edición:
Del Ex-Fiscal de Corte Dr. Oscar Darío Peri Valdéz
Estimada Claudia:
El esfuerzo de la Adscripción se ha visto coronado con esta Monografía, sumamente completa, meditada y prolija, contando con el respaldo de un estudio serio y metódico (evidenciado en la inmejorable estructura y precisos contenidos y en las bien ubicadas citas de jurisprudencia y doctrina).
Sin duda, el trabajo pasará a ser una referencia principal sobre este tema, que ha dado lugar y lo sigue haciendo hasta hoy, a tantas reflexiones y comentarios, en muy diversos ámbitos, desde el académico hasta el ciudadano.
Ha sido usted testigo directo y muy cercano de los más importantes episodios institucionales de los últimos tiempos, desde una óptica muy objetiva, aguda y crítica, que - seguramente - ha contribuido al logro de este excelente resultado, cuyo altísimo nivel, ha sido reconocido por el Tribunal calificador.
La lectura me ha retrotraído, sin quererlo, a tantísimos hechos, desde los más remotos y generadores de entusiasmo del período 1997 - 2000 a los del último período de mi mandato, en el que la Institución fue puesta en permanente jaque, por el abusivo ejercicio del control ministerial, muy distante a los fines legítimos analizados en el capítulo 5.5 (tema clave de la estabilidad institucional). Todo ello conformó ese “momento de presencia” que menciona usted en la Introducción, necesario por tratarse del “nuevo eje del sistema” (expresión que tantas reacciones provocó), que irrumpía con fuerza en aquella época especialmente fermental.
En ese primer tramo se ubica la llegada de una notoria generación de jóvenes fiscales independientes (“sin partido político” declarado), que hoy ocupan primeros puestos del equipo. Muchos lindos recuerdos: los intercambios en salones de la Fiscalía de Corte, los encuentros regionales y nacionales, los riquísimos diálogos con don Samuel Lichtensztein, fuerte apoyo inicial de todo aquel proceso, que cada vez me resulta más distante y - en cierta forma - ajeno.
Providencialmente, ha jugado un mecanismo de olvido y sanación, que me ha permitido apartar de la idea de padecimiento y que, en definitiva, me ha situado en esta muy armoniosa y pacífica realidad riverense. A partir de aquella adversidad, Dios me dio la oportunidad de una nueva vida, con múltiples bendiciones, como la que hoy me llega: poder disfrutar de esta Monografía, autoría de una magistrado inteligente, talentosa, atípica (por su “perfil gerencial” descubierto en la fiscalía de Pando) y, sobre todo, leal, incondicional, honesta, franca, seria, siempre dispuesta a colaborar, asumiendo riesgos personales.
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