1 ...8 9 10 12 13 14 ...17 —No te metas con Joe. Ni conmigo nunca más, trata de golpearme nuevamente y veras que una mano se te caerá un día de estos. Por favor no trates de competir conmigo, no trates de ganar algo que jamás podrás. No querrás jugar conmigo, Gabrielle —logró ponerse de pie con ayuda de Philip enfrentando a su hermana, ya estaba cansada de ser un títere más, una excusa de accidentes.
—Gabrielle solo vete de aquí. No tiene ningún sentido encontrar culpables, tan solo fue un accidente lo de tu madre, Ray tiene toda la razón —Philip trataba de proteger y ver el lado bueno de la situación.
—Apóyame en esto Philip, no me des la espalda ahora —aseguró Gabrielle —Tú no.
—No Gabrielle, tú no me pongas en contra de mis amigos. Las cosas deben ser claras, Natle no podría haber causado ese daño, solo relájate y no busques culpables, que para ello lo seriamos todos y la gran mayoría aquí por todo lo que pasa incluyéndote, Gabrielle. Acaso olvidaste la última vez, sé que no es apropiado hablar de ello, pero es necesario hacerte recordar que tú fuiste la causante del incidente del semestre pasado —Philip trató de sostener a Gabrielle, pero ella tan solo se soltó bruscamente.
—Por qué no admites que le amas —indagó Gabrielle desdeñosa —Eres tan cobarde que no puedes ni decírselo a la cara.
Philip volvió el rostro hacia Natle, un poco apenado, pero sin sentir vergüenza de esos sentimientos, elevó la barbilla y lo admitió —Ella ya sabe lo que siento. Es algo que jamás podría sentir por ti Gabrielle —dio una risa sin humor, negando con la cabeza solo para verla a la cara —Fuiste creada de piedra, no te importa nada, solo más que tu propio beneficio y bienestar, solo eres la sombra de lo que es mi hermana, y aun así tratas de ocupar su lugar. No eres nada, sé que puedo ser duro en este momento, pero no trates de ser la víctima cuando tú misma has ocasionado tantos problemas en este internado, has hecho la vida de tu propia hermana un infierno ¿Y todo por qué?
Ella solo parpadeó resuelta a no llorar delante de ellos —Eres un bastardo —le dirigió una mirada centellante ignorando las miradas de reproche que todos le daban.
—Puede que lo sea. Pero no traté de matar a mi propia hermana por tener al chico popular colgado de mi mano. O simplemente por no poder ser mejor que los demás.
—¡Philip! Basta por favor —Natle tocó su brazo, pidiéndole que parara con aquella discusión que no le hacía bien a nadie, además de sentirse ya fatal por todo lo que pasaba.
—¡Natle! ¡No! —negó con la cabeza —Tiene que saber que ella solo causa estragos en tu vida, solo causa problemas.
—Más los causará ella —bramó con odio —Ella destruirá todo lo que toque.
—¡Gabrielle! ¡CÁLLATE! —ordenó Ray con las venas de su cuello y frente infladas ante la ira —Cállate por que juro por Dios que...
—¿Qué harás? —apretó los dientes, sin amilanarse a ese tono —¿Golpearme?
—Créeme que lo haré si no te callas de una jodida vez ¡Lárgate de aquí!
—Todos son unos estúpidos por proteger a un monstruo como ella —obedeciendo, giró sobre sus talones, se acercó nuevamente a la puerta, pero se detuvo en el umbral dándole un ultimátum a su hermana —Joe no está contigo. No dudaría ni un segundo que se cansó de ti. Quizás eres demasiado estúpida y frígida para creer ciegamente en él y en sus promesas ridículas de amor.
—Gabrielle, no sabes de que hablas —Natle trató de responderle, pero su voz se fue, escuchándose solo un susurro ausente.
—Él está en la universidad y no tardará de encontrar un remplazo. Solo eres una chiquilla sin expectativas y experiencia que se cree la reina del mundo, pero en la universidad será distinto. Qué no te quepa duda que encontrara a una mujer de verdad, que logre satisfacerlo como lo que es, un hombre y no un niño —camino a la salida pero Natle no sé quedó callada ante su ataque.
—Mientras no te escoja a ti creo que podré sobrevivir a ello —se alejó de sus miradas, mientras que Philip pudo respirar tranquilo ante la tensión que había en la habitación esa mañana, se alejó de Natle para querer ir tras Gabrielle y poder arrancarle la lengua, había momentos en los que la menor de los Sullivan llegaba a ser desesperante y el homicidio era una opción válida.
Natle secó sus lágrimas con el dorso de sus mangas, mientras que su muñeca adolorida solo hacia mella ante el dolor que sentía verdaderamente en el corazón, se llevó las manos temblorosas hacia la cabeza, además de las múltiples punzadas que se acumularon en su corazón, la presión, un escalofrío cubrió su espalda, haciéndole perder las pocas fuerzas que conservaba, solo para cerrar los ojos y dejarse caer en las profundidades de la oscuridad.
Ray al verla caer, se apresuró para sostenerla entre sus brazos, Philip tan solo gritó su nombre a la distancia quedando perplejo ante su desvanecimiento. Ray se preocupó, sostuvo su cabeza, temía moverla, ya que podía ser una de las secuelas de la batalla de la noche anterior —¡Natle! ¡Natle! —trataba de hacerla despertar —Trae a Jesse, ella sabrá que hacer —le pidió a Philip quien salió de la habitación en busca de la nueva estudiante.
Cuando la encontró en el pasillo, el rubio la tomó del brazo y con el rostro pálido y los ojos tan grandes solo le pidió su ayuda —Tienes que ayudarnos —la tomó del brazo y la arrastró por el pasillo llevándola a la habitación, Jesse al verla en el suelo corrió hacia el baño, tomó una toalla humedeciéndola y regresando junto a ella.
—¿Qué le sucedió? —preguntó ella, arrodillándose y dando leves toques con la toalla húmeda a la frente ardiente de Natle.
—No lo sé —respondió Ray.
En su delirio, abrió los ojos lentamente, solo para preguntar por la única persona que necesitaba en esos momentos —¿Dónde está Joe? Solo dilo, solo quiero saber dónde está él… estos dos últimos días sé que fue una locura, sé que cometo errores y errores, sé que debo ser fuerte pero sin Joe a mi lado mi mundo está roto, no tengo con que sostenerme, soy un maldito desorden, dime dónde está.
Ray elevó la mirada, solo para ver a los ojos a Jesse, tratando de descifrar algo, mientras que la joven mortal limpiaba el rostro de Natle con el mayor de los cuidados —No. No sabemos de qué hablas. Vi a Joe anoche. Después del incidente con Max, eso fue todo, apenas y he mantenido contacto hoy con él.
—¡No! ¡No! Sus padres me dijeron que se había ido, había dejado la casa, eso es una gran mentira, él jamás me dejaría, él no puede dejarme ahora que —y volvió a romper en llanto en los brazos de aquel nuevo amigo.
Ray extrañado de su frase incompleta, la tomó de ambos brazos, separándola y pidiéndole una explicación —De qué estás hablando Natle ¿Él no puede dejarte ahora por qué?
—¡No! Es solo qué —tragó saliva tratando de no decir más.
—Natle ¿Qué rayos pasó? —la observó extrañado.
—¡Ray! Por favor, creo que estas lastimándola —Jesse tocó el hombro del castaño al ver como asió con fuerza los brazos de Natle, lastimándola.
—¡Nada! ¡No pasó nada! —cerró los ojos evitando el duro escrutinio al que su amigo la sometía.
—¿Por qué no le llamas a su celular? Ray llámale, tú tienes el celular siempre a la mano —exclamó Jesse.
—¡Natle! —Philip se arrodilló ante ella, tomando su rostro entre sus manos —¿Qué es lo que pasa? ¿Qué pasó con Joe?
Como se lo pidió, sacó el móvil de su pantalón marcando el número de Joe, pero fue mandado directamente a casilla de voz —No contesta.
—Vuelve a intentarlo —exigió Jesse.
Obedeciendo la orden, volvió a marcar por una tercera vez, pero esta vez Natle se lo arrebato de las manos, corriendo y encerrándose en el baño —¡Joe! ¡Joe! ¡Soy Natle! ¿Dónde estás? —formó una media sonrisa paranoica, sin darse cuenta que estaba hablando con una contestadora —Por favor llámame o ven a buscarme, ya tendré todo el equipaje para irnos, por favor dime ¿Acaso hice algo malo anoche? O ¿dije algo malo? Por favor no me dejes así, llámame. Fue maravilloso lo de ayer… mi… mi teléfono esta sin batería, pero cuando esté listo te llamaré o quizás puedas venir —colgó, sin antes caer detrás de la puerta.
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