En las calles de las ciudades chilenas, se percibía una tensa calma, sin embargo, esta calma era solo aparente. Mientras la población permanecía a la expectativa, las fuerzas que pronto irían al enfrentamiento se ordenaban y, así como en La Moneda se aseguraba la lealtad de los principales mandos del Ejército, los líderes del Congreso hacían otro tanto con los mandos de la Armada.
Uno de los factores que los líderes del Congreso tenían en su favor, era que la Escuadra no se hallaba organizada como tal, por lo que se necesitaba asegurar las lealtades de los comandantes de los buques y sus dotaciones, y buscar a un jefe que liderase a la Escuadra. Encontrar a este último fue tarea relativamente fácil, ya que se trataba de un oficial experimentado, de una extensa carrera naval, veterano de la Guerra de 1879, y con gran ascendencia sobre el personal naval; en cambio, no tenía el favor del Gobierno y se sentía políticamente opositor a este: se trataba del capitán de navío Jorge Montt Álvarez. La estampa de Montt se distinguía por su pequeña estatura que contrastaba con su fuerte carácter. En 1891, tenía un ascendiente indudable sobre la oficialidad joven. Además de ser una de las personalidades más influyentes de la Marina de su época, representaba uno de los polos que existían en el seno de la misma, siendo el otro el contralmirante Juan José Latorre, el vencedor de Angamos195.
Oficialidad del blindado Blanco Encalada. Grabado publicado en la revista británica The Illustrated London News, 31 de enero de 1891.
Marinería del blindado Blanco Encalada. Grabado publicado en la revista británica The Illustrated London News, 31 de enero de 1891.
El 6 de enero, el Vicepresidente del Senado, Waldo Silva, y el Presidente de la Cámara de Diputados, Ramón Barros Luco, hicieron llegar al comandante Montt el Acta de Deposición del Presidente Balmaceda, antes comentada, firmada por la mayoría de los diputados y senadores integrantes del Congreso Nacional, documento donde se disponía que se organizara una División Naval “para hacer comprender al Presidente de la República que la Armada obedece a la Constitución”196. En dicha acta se nombraba como jefe de esta fuerza naval al capitán de navío Jorge Montt, quien aceptó su cargo el mismo día 6.
Pese al gran homenaje que le efectuaron los partidos políticos de oposición en el mes de noviembre y otras actividades similares, finalmente, el general Baquedano permanecería neutral durante la Guerra Civil de 1891. De esta manera, “ni el general Baquedano ni ningún otro general se atrevió a encabezar el movimiento, y el ejemplar de la nota del Congreso (el Acta de Deposición del Presidente Balmaceda) destinada al Ejército quedó con el nombre de este líder en blanco”197.
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