1 ...7 8 9 11 12 13 ...23 En otra declaración de los hechos el involucrado, Diego Panitzin, declaró que el bulto de Huitzilopochtli había sido escondido en el Tepuchcalco o en Temazcaltitlan y “que el dicho Huitzilopochtli tenía cuatro mantas de muy ricos chalchihuites transparentes, las cuales dichas mantas tenían e guardaban Coayaotl y Tomiyaotl” (León, 1997: 122). Esta información vuelve a destacar la importancia que seguían teniendo las tilmas o vestiduras divinas; y es probable que las mantas, como objetos de culto, manifestaran la presencia o el poder de Huitzilopochtli, lo que nos habla de la importancia de las prendas divinas.
En un segundo documento, paralelo y contemporáneo al anterior, fechado en 1539 y localizado en el Archivo General de la Nación, ramo de Inquisición, tomo 68, expediente 1 bis, “Información en contra de don Baltazar [Toquez-cuauhyotzin], indio de Coloacan, por ocultar ídolos”, aparece la declaración de don Andrés, indio del mismo pueblo quien, por lengua de Juan González, señaló: “Que le dijo el dicho su primo Pablo Zua que, cuando los cristianos vinieron, mandó Moctezuma llevar a Colhuacan las figuras de Huitzilopochtli y de Tezcatlipoca y de Topiltzi. Y que allí los escondieron en cierta cueva que se llama Tencuyoc; y que nunca se ha buscado ni llegado a ella; y que los llevó Axayácatl, hijo de Moctezuma” (cit. en González, 1912: 181-82). 14Don Baltazar, cacique de Colhuacan, el principal acusado dentro del proceso inquisitorial llevado a cabo por las autoridades del Santo Oficio, no dice que haya sido Axayácatl quien llevó los bultos sagrados, sino un personaje llamado Tehuachichilayo:
Puede haber diez y siete años [1522], poco más o menos, que llevaron de esta ciudad al dicho pueblo de Colhuacan el Ochilobos e otros muchos ídolos. Y que los llevó Tehuachichilayo, indio que es muerto. Los pusieron en una cueva que se dice Telacin y allí estuvieron seis días [...] Los llevaron a Xilotepec, [por] que desde ahí los habían mandado a traer al Peñol [...] Y que ha oído decir que están allí en una cueva (cit. en González, 1912: 178).
Finalmente, “se llega a la conclusión de que los ídolos del Templo Mayor fueron depositados en una cueva del cerro de Colhuacan” (León, 1997: 127). Pero, al parecer, esto fue sólo por algunos días, ya que: “Dice don Baltasar que cuando don Pedro de Alvarado quedó en México que [...] los indios llevaron dos envoltorios a Colhuacan, grandes y pesados, el uno era negro y el otro era azul; y que allí estuvieron cuatro o cinco días, y que los guardaban mexicanos [...] y que los dichos envoltorios eran del gran ídolo de México: Huitzilopochtli” (cit. en León, 1997: 181).
Todo lo anterior hace suponer que los naturales procuraron distintas estrategias para seguir siendo favorecidos con la providencia de sus dioses, incluso para continuar utilizando ciertas cuevas para guardar los preciosos depósitos. Como veremos en seguida, es probable que las reliquias de sus dioses, que fueron destruidas, hayan sido reutilizadas en las nuevas imágenes de piedad católica.
Reactivación de las reliquias: el Señor del Calvario y los restos de los tlatoque
Abordaremos una secuencia pictórica y narrativa, localizada en el libro xii del Códice Florentino , 15a fin de sugerir que el paradero de algunos tlatoque pudo ser en algunas de las cuevas de Colhuacan o de otros lugares “cercanos”, lo que nos llevaría a pensar la relación entre la escultura del Señor del Calvario con algún “bulto sagrado” hecho de los restos de algún gobernante. En un primer momento nos centraremos en la figura del noveno y “último” tlatoque , llamado Moctezuma II, a fin de entender la relación entre Jesucristo, sus advocaciones y los tlatoque de México; después veremos el otro lado de la moneda, la manera en que los propios indígenas pudieron reactivar los “restos” de algún tlatoani en esculturas cuya advocación fuera Jesucristo. La ligereza de esta parte del trabajo creo que será recompensada por las imágenes del Códice Florentino , retomando sólo algunas interpretaciones de otros autores respecto a las pictografías “analizadas”.
Dentro del libro xii del Códice Florentino encontramos dos capítulos que tratan de la muerte del tlatoani Moctezuma II: el capítulo xvi, “De cómo Moctezuma salió de paz a recibir a los españoles a donde llamarón Xoluco, que es en la acequia que esta cabe a las casas de Alvarado un poco más acá que llaman ellos Huitzillan”, y el capítulo xvii, que habla de “cómo los españoles con Moctezuma llegaron a las casas reales y de todo lo que allí pasó”.
La información escrita de estos apartados se complementará con varias pictografías plasmadas en el libro xii del mismo códice. Nuestra propuesta es que las secuencias de estas imágenes aluden a la Pasión de Cristo y, por tanto, refieren al “martirio” del tlatoani ya cristianizado. De hecho, Magaloni (2003) afirma que “son los indígenas quienes facilitan la transformación de su gobernante [Moctezuma II], envejecido como luna, en el nuevo sol: Jesús, y con ello posibilitan, como sacerdotes de Copulco [encargados de encender el Fuego Nuevo], el cambio de era cósmica” (Magaloni, 2003: 40).
En el capítulo xvi del Códice Florentino , en la foja 26 recto, hay un recuadro del momento en que Moctezuma es “entregado” a los españoles. En la escena aparece la Malinche, o doña Marina, ubicada entre los españoles y el tlatoani . La escena del Códice Florentino es significativa, ya que parece evocar la “traición” de la Malinche al gobernante mexica simulando la traición de Judas a Jesucristo (véase imagen 1).
Imagen 1. La traición de la Malinche a Moctezuma. Fuente: Códice Florentino (libro xii, f. 26r). Fotografía tomada de la edición facsimilar en la Biblioteca de la Dirección de Etnohistoria, Museo Nacional de Antropología. Reprografía autorizada.
Imagen 2. La captura de Moctezuma en el “huerto”. Fuente: Códice Florentino (libro xii, f. 26v). Fotografía tomada de la edición facsimilar en la Biblioteca de la Dirección de Etnohistoria, Museo Nacional de Antropología. Reprografía autorizada.
En la foja 26 verso del Códice Florentino existe otra escena donde la Malinche, oculta entre el ejército español, avizora el momento de la detención del tlatoani . La escena parece remitir al momento en que los soldados romanos, junto a Judas Iscariote, arremeten contra Jesús en “el huerto” para llevarlo a declarar ante Poncio Pilato (véase imagen 2). Los ademanes de uno y otro personajes sugieren un lenguaje gesticular creado por los tlacuilos, o “pintores”, que vuelve a destacar otra mímesis entre la figura de Jesús de Nazaret y la de Moctezuma Xocoyotzin.
En la foja 26 verso del mismo Códice Florentino aparece Moctezuma cabizbajo y afligido, con las manos sin fuerza y mostrando congoja. Aparentemente observa en un espejo ( tezcatl ) colocado en un banquillo su captura y la caída del imperio. 16Un soldado español lo sujeta y un “paje” acompaña al tlatoani . Esta escena parece remitir al momento en que Jesús es llevado ante Herodes por soldados acorazados que tiran de su manto (véase imagen 3).
Imagen 3. Moctezuma llevado ante las autoridades españolas. Fuente: Códice Florentino (libro xii, f. 26v). Fotografía tomada de la edición facsimilar en la Biblioteca de la Dirección de Etnohistoria, Museo Nacional de Antropología. Reprografía autorizada.
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