Preferir hacer las cosas a la perfección es un tema de mucho valor para Alice. La verdad es que la idea de cometer un error la aterroriza, a veces, tanto, que tiene miedo de comenzar a hacerlas. Con mucha frecuencia, para compensar este miedo, Alice suele empezar a trabajar en sus proyectos con bastante anticipación con el fin de darse el mayor tiempo posible para revisarlos, pues ella sabe que lo más probable es que estará retocando hasta el más mínimo detalle, queriendo asegurarse hasta el último minuto de que todo sea tal y como debe ser.
Cuando era estudiante, siempre procuró adelantarse en sus trabajos escolares, a veces, comenzando incluso desde antes de que sus maestros se los hubieran asignado. Y aun así, ella nunca entregó una tarea sino hasta el último minuto; en ocasiones, se trasnochaba solo para verificarla y seguir verificándola una y otra vez más hasta ajustarla de tal modo que quedara perfecta. Pero cuando había una tarea a la que realmente le temía, Alice la posponía casi indefinidamente.
Hoy en día, Alice trabaja como diseñadora gráfica para una nueva empresa de rápido crecimiento en la industria del café. Le encanta el trabajo (y el café), pero también lo encuentra muy estresante. Debido a que la compañía está creciendo tan rápido, las cosas cambian con bastante frecuencia y parece que casi todos los proyectos en los que se le ha pedido que trabaje se necesitaran CUANTO ANTES, lo cual no le da tiempo a Alice para avanzar en su labor. Su jefe no tiene ni la menor idea de que, muy a menudo, ella se queda despierta hasta la media noche trabajando sin parar, ajustando sus diseños para poder hacerlos a tiempo. Como resultado de su falta de sueño, de los cambios constantes que hace y de la intensa presión que ella ejerce sobre sí misma para asegurarse de que todo esté siempre perfecto, Alice comenzó a sentirse desgastada y agotada.
Tantos cambios hacen que Alice se sienta extremadamente incómoda. Ella prefiere seguir una rutina y enfocarse en todo aquello que sabe hacer muy bien. A veces, sus amigos y su esposo se burlan de ella por ser tan rígida, pero Alice prefiere pensar que es consistente. Y aun así, esa necesidad de consistencia tiende a detenerla. Se siente ansiosa al tener que decirle que sí a cualquier cosa que esté demasiado lejos de su zona de confort, incluso cuando hay una parte de ella a la que le encantaría liberarse. Hace poco, cuando su iglesia le pidió que participara en un viaje misionero a Kenia, Alice tenía demasiado miedo de comprometerse. “¡Es tan lejos!”, dijo, “¡Y tengo tantas incógnitas con respecto a ese viaje!”.
Debido a que su trabajo es tan estresante, Alice ha pensado mucho en expandirse por su cuenta y convertirse en diseñadora gráfica independiente. La idea de poder trabajar desde casa y establecer su propio horario es atractiva, pero cuando se trata de comenzar su propio negocio, también le aterra cometer un error o dar un paso en falso. De hecho, tiene tanto miedo de fracasar que todo parece indicar que no logrará dar ese paso. A veces, se siente paralizada. Alice tiene grandes expectativas con respecto a sí misma y a todos los que la rodean. Cuando ella y su esposo pelean, él la acusa de ser perfeccionista. Alice no entiende por qué serlo es tan malo. ¿Qué tiene de malo querer que las cosas sean perfectas? En su opinión, es mejor no hacer nada en absoluto que hacerlo y que no sea a la perfección.
Alice es procrastinadora.
EL ARQUETIPO DEL PROCRASTINADOR
También conocido como el perfeccionista, con lo que más lucha el arquetipo del procrastinador es con su miedo a cometer errores y es frecuente que este miedo se manifieste como miedo al compromiso o a comenzar alguna labor o proyecto. Debido a que le aterroriza hacer un movimiento incorrecto, el procrastinador busca, y casi siempre encuentra, cualquier cantidad de razones aparentemente legítimas para no comenzar sus proyectos o no intentar realizarlos.
Irónicamente, en apariencia, el procrastinador suele exhibir un comportamiento que parece opuesto a la procrastinación, por ejemplo, planifica con mucha anticipación o trata de avanzar en lo que sea que esté haciendo. En todo caso, es importante observar que, para el procrastinador, la procrastinación no necesariamente ocurre en el sentido tradicional de posponer todo hasta el último minuto. También suele ocurrir que él/ella quiere evitar cometer errores y, por lo tanto, tratará de darse el mayor tiempo posible para realizar cualquier actividad.
Como regla general, cuando se trata de acelerar su labor, el procrastinador tiene miedo de actuar y tiende a verse paralizado por la indecisión, en especial, cuando tiene que tomar medidas decisivas de un momento a otro. El procrastinador prefiere pasar una cantidad excesiva de tiempo investigando, planeando y organizándose. Si bien este alto nivel de preparación resulta ventajoso, es innegable que también obstaculiza el progreso cuando la investigación, la planificación y la organización se convierten en los sustitutos de actuar.
En esencia, los procrastinadores se sienten aterrorizados de equivocarse o cometer algún error crucial, sobre todo, uno que no sea reversible. El problema es que este miedo intenso les impide avanzar hacia sus metas y sueños. Por esa razón, es muy frecuente que requieran de una influencia externa o de una fecha límite que los obligue a actuar; y si se dejan a su libre albedrío, habrá muchas veces en que preferirán posponer de manera indefinida lo que sea en lo que estén trabajando.
Según nuestra encuesta, el procrastinador es el más común de todos los arquetipos del miedo, puesto que el 41% de los encuestados mostró que este es su arquetipo superior y para el 74% este arquetipo aparece en los tres primeros lugares de influencia.
ATRIBUTOS POSITIVOS
El deseo del procrastinador por la perfección lo impulsa hacia alcanzar altos logros. Por lo tanto, valora la excelencia y se mantiene a muy alto nivel de desempeño y, como es obvio, sus resultados suelen ser de alta calidad. El procrastinador es muy bueno en tareas que requieren de una atención vehemente en los detalles o de extrema diligencia en la preparación y seguimiento de procesos. Además, su minuciosidad en la investigación y la preparación da como resultado menos errores y un mejor resultado final.
El procrastinador prefiere el orden y la organización y tiende a ser eficaz para crear sistemas. A menudo, es centrado, motivado, diligente y su ética de trabajo es bastante confiable. Es orientado a realizar tareas y obtener resultados. Con frecuencia, se siente atraído y sobresale en ocupaciones que requieren de óptima atención en los detalles, así que se desenvuelve con facilidad en áreas de investigación científica, ingeniería, redacción y edición, diseño de interiores, diseño gráfico, enseñanza y administración.
HÁBITOS Y COMPORTAMIENTOS
Le gusta planificar con anticipación para contar con el mayor tiempo posible.
Suele planificar vacaciones y proyectos importantes con meses o incluso años de anticipación.
Tiende a enfocarse en los detalles.
Pospone o evita hacer cosas en las que no se siente competente.
Se siente naturalmente atraído por el orden y la organización.
A menudo, verifica y verifica dos o más veces para asegurarse de que todo esté perfecto.
Nunca tiene la certeza de que las cosas ya están “listas”
Ama la investigación y siente que siempre hay más para aprender sobre el tema
Tiende a ser extremadamente autocrítico
Se deprime o se enoja mucho a causa de los errores
Se ciñe a los horarios y es muy consciente de los plazos
LA VOZ DEL PROCRASTINADOR
Una de las partes más poderosas de la encuesta fueron los comentarios que los encuestados hicieron para describir sus miedos. Cada arquetipo tiene su propia voz, su propia forma única de expresar cómo ve y siente el miedo. Todas las siguientes declaraciones son citas de los encuestados que recibieron una puntuación alta en cuanto a su tendencia a ser procrastinadores:
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