X. La tarea que se propone Tomás: coordinar lo natural y sabido con lo sobrenatural y creído de tal forma que sean reconocidos los derechos propios de ambos campos.—Decidida secularidad. Abierta afirmación del cuerpo. Influencia en el estilo del pensamiento teológico.—A la par contra el secularismo de Sigerio de Brabante y contra la intemporalidad de la Teología dominante.—Secularidad teológicamente fundada. Los argumentos basados en la Creación y en la Encarnación. El principio del Occidente cristiano: unión de las obligaciones mundanas con la apertura a la llamada de lo supramundano
XI. Cristianismo no occidental. «Occidente»: no una suma de instituciones, sino un proyecto histórico. Serenidad ante los conflictos siempre renovados.—La interpretación «existencial» de los conceptos de ser y Dios. «Yo soy el que soy». Existir como un estar inflamado por el actus purus. Por ello todo ente no sólo es bueno, sino santo.—La relación de lo filosófico y lo teológico en Tomás. Los conceptos «Filosofía» y «Teología». Sólo es admisible su relación, en tanto en cuanto ambos sean aceptados como actos espirituales legítimos
XII. Filosofía y Teología tienen ambas que ver con la realidad total, en tanto en cuanto ésta se encuentra en la mirada dirigida al mundo, y en tanto en cuanto se encuentra en la escucha de la «palabra de Dios». El problema de la limpia delimitación metodológica es, de manera específica, insignificante: tanto el filósofo como el teólogo tienen que comportarse de tal forma que no excluyan formalmente de su consideración ninguna información alcanzable acerca de la realidad.—¿Ancilla Theologiae? La Teología es la que necesita de la totalidad del conocimiento natural del mundo.—La Summa Theologica no es en absoluto un «sistema cerrado»; el carácter fragmentario pertenece a su afirmación. Teología negativa y Filosofía negativa. La inmunidad contra falsas exigencias de totalidad
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Autor
Observación previa
Este libro está más cercano al lenguaje oral que al escrito. Es la redacción, sólo algo modificada, de lecciones universitarias para estudiantes de todas las Facultades. Su propósito y pretensión se circunscriben a lo que el título reza: introducción. No se trata ni de una biografía detallada ni de una interpretación completa y sistemática de pasajes científicos ejemplares. Tampoco se trata de una aportación original a la investigación histórica de la Filosofía medieval; cualquier experto podrá ver fácilmente —además de por las citas expresas— en qué medida depende la exposición de los trabajos de M.-D. Chenu, E. Gilson, F. van Steenberghen y otros.
El tema propio de estas lecciones es el intento de diseñar, con base en los hechos históricos y biográficos, el perfil de aquel Tomás de Aquino que, aparte de lo meramente histórico, sólo importa en verdad al filósofo de hoy. Y tengo la esperanza de que haya sido posible, aun cuando sólo en líneas generales, hacer resaltar exactamente y diferenciar claramente lo que exclusivamente se pretendía, es decir, la fisonomía intelectual que caracteriza a Tomás como el «Doctor Universal» de la Cristiandad. Esto es también de lo que en cualquier forma soy totalmente responsable.
J. P.
CLAVE DE ABREVIATURAS
En las siguientes notas los pasajes de la Summa theologica se citan solamente mediante cifras; por ejemplo: II, II, 123, 2 ad 4 quiere decir II parte de la II parte, quaestio 123, articulus 2, respuesta a la 4.ª objeción. De igual modo con los pasajes del Comentario al Libro de las Sentencias de Pedro Lombardo; por ejemplo: 3, d. 31, 2, 5 quiere decir Libro 3.º, distinctio 31, quaestio 2, articulus 5. Las restantes obras de Santo Tomás se abrevian de la siguiente forma.
C.G. |
— Summa contra Gentes. |
Ver. |
— Quaestiones disputatae de veritate. |
Mal. |
— Quaestiones disputatae de malo. |
Pot. |
— Quaestiones disputatae de potentia Dei. |
Spir. creat. |
— Quaestio disputata de spiritualibus creaturis. |
Quol. |
— Quaestiones quodlibetales. |
Substant. separ. |
— De substantiis separatis. |
Un. int. |
— De unitate intellectus contra Averroístas. |
Reg. princ. |
— De regimine principum. |
comp. theol. |
— Compendium theologiae. |
Perf. vit. spir. |
— De perfectione vitae spiritualis. |
Contra impugn. |
— Contra impugnantes Dei cultum et religionem. |
Contra retrah. |
— Contra retrahentes homines a religionis ingressu. |
In Joh. |
— Comentario al Evangelio de San Juan. |
In Met. |
— Comentario a la Metafísica de Aristóteles. |
In An. |
— Comentario al De Anima de Aristóteles. |
In Phys. |
— Comentario a la Física de Aristóteles. |
In De caelo et mundo |
— Comentario al De caelo et mundo de Aristóteles. |
In Trin. |
— Comentario al Libro de Boecio sobre la Trinidad. |
In Hebd. |
— Comentario al De hebdomadibus de Boecio. |
I
La vida de Santo Tomás de Aquino se extiende de tal forma a lo largo del siglo XIII, que el año de la mitad de la centuria, 1250, es también al mismo tiempo el año central de la vida de Tomás, aun cuando entonces él sólo tuviese veinticinco años y estuviese sentado como estudiante a los pies de Alberto Magno en el monasterio de la Santa Cruz de Colonia. El siglo XIII se ha llamado de forma especial el siglo «occidental». El significado que se vincula a esta denominación no resulta siempre totalmente nítido. En un cierto sentido, yo aceptaría igualmente este calificativo; incluso me atrevería a aventurar la afirmación de que lo específicamente occidental habría sido llevado a su configuración definitiva precisamente en este siglo y precisamente por medio del propio Tomás de Aquino. Por supuesto que ello depende de lo que se entienda por «occidental». De eso habrá que hablar.
Existe la idea romántica de que el siglo XIII fue una época de equilibrio armónico, de orden estable y de florecimiento sin trabas de la Cristiandad. Precisamente en el terreno espiritual no encaja esa idea. El historiador de Lovaina Fernand van Steenberghen habla de un siglo de «crisis de la inteligencia cristiana»[1]; y en Gilson se encuentra: «Todo el mundo podía ver que se cernía una “crisis”»[2].
¿Cómo se manifestaba esto concretamente? En primer lugar hay que decir que la Cristiandad, desde hacía siglos sitiada por el Islam, amenazada por las hordas asiáticas —1241 es el año de la derrota de los mongoles en Legnica—, esta Cristiandad del siglo XIII se encuentra drásticamente condicionada por el hecho de que era sólo un pequeño grupo en medio de un mundo gigantesco no cristiano. Experimenta drásticamente sus propias fronteras y no solamente las espaciales. En medio de Asia, en el Karakorum, hacia 1253/1254, en la corte del Gran Khan tiene lugar una discusión de dos frailes mendicantes franceses con mahometanos y budistas. Si se puede hablar aquí de una «tarea misionera emprendida por decepción de la antigua Cristiandad»[3], es ciertamente más que cuestionable. Pero de todas formas esta antigua Cristiandad se ve desafiada en sumo grado no sólo desde más allá de sus fronteras espaciales. Ya desde hacía tiempo el mundo árabe, que había invadido la antigua Europa, se había impuesto no sólo por su poderío militar y político, sino también por su Filosofía y Ciencia, que, mediante traducciones del árabe al latín, se habían «establecido» en gran medida en el corazón de la Cristiandad, por ejemplo en la Universidad de París. Ciertamente que esta Filosofía y esta Ciencia, en sentido estricto, no eran de origen y carácter islámico; es la antigua ratio, es Aristóteles quien había penetrado en el mundo intelectual de la Europa cristiana por caminos tan sorprendentemente avasalladores; pero de todas formas es primariamente algo extraño, nuevo, peligroso, «pagano».
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