También es recomendable solicitar análisis de laboratorio para determinar variables que podrían verse afectadas con el uso de psicofármacos, como indicadores de funcionamiento hepático, renal, colesterol y glucosa.
Por último, los psiquiatras o neurólogos suelen ser los referentes médicos de muchos pacientes, y deben tener conocimiento de la salud global de la persona. Además de un análisis de sangre y orina, para descartar síntomas psiquiátricos secundarios, muchas veces es necesario solicitar imágenes de cerebro, especialmente una resonancia magnética.
Según la sospecha diagnóstica, teniendo en cuenta los recursos técnicos disponibles y siempre pensando en diseñar el mejor tratamiento posible, a veces es necesario solicitar otros estudios, como: polisomnografía (un estudio de sueño), evaluaciones psiquiátricas sistematizadas, evaluaciones de personalidad, diferentes evaluaciones cognitivas, de terapia ocupacional, de lenguaje, etc.
3. Entrevista final o de devolución
La entrevista de devolución es un momento muy importante porque se discuten con el paciente, y si es necesario con su familia, los resultados de los estudios solicitados y el diagnóstico al que se ha arribado. También se planifica en conjunto el mejor tratamiento posible, que generalmente es interdisciplinario y puede involucrar tanto al paciente como a su familia. Cada vez tenemos más información acerca de la importancia del tratamiento integral e interdisciplinario para la recuperación, no solo de los síntomas, sino de la funcionalidad y calidad de vida de las personas.
▶ El proceso diagnóstico en las enfermedades mentales es el primer paso para un tratamiento adecuado.
▶ En la mayoría de las enfermedades mentales, el diagnóstico se establece hablando con la persona y un familiar o allegado.
▶ Los exámenes de laboratorio o imágenes de cerebro son importantes para descartar otras enfermedades que generen síntomas psiquiátricos en forma secundaria.
▶ Para diseñar un adecuado plan de tratamiento, el diagnóstico debe ser integral y considerar aspectos familiares, sociales y laborales.
— Asociación Psiquiátrica de América Latina, Sección de Diagnóstico y Clasificación(2012). Guía Latinoamericana de Diagnóstico Psiquiátrico . Versión revisada (GLADPVR). Lima: Asociación Psiquiátrica de América Latina.
— Black, D . & Andreasen, N.(2014). Introductory Textbook of Psychiatry. (6ª ed.), pp. 3-15. Washington DC: American Psychiatric Publishing.
— El-Mallakh, S . & Nassir Ghaemi, N.(2006). Bipolar Depression: A Comprehensive Guide , pp. 3-33. Washington DC: American Psychiatric Publishing.
— McGorri, P . & Van Os, J.(2013). Redeeming diagnosis in psychiatry: timing versus specificity. Lancet , 381 (9863): 343-45.
— Vallejo Ruiloba, J.(2011). Introducción a la psicopatología y la psiquiatría. (7ª ed.). Barcelona: Elsevier Masson.
Capítulo 5
No son solo
los años
Florencia VallejosMédica psiquiatra
Julián BustinMédico psiquiatra y especialista en gerontopsiquiatría
A las personas de 65 años y más se las denomina adultos mayores o personas mayores y representan una población particular. Las mejoras en la atención de la salud de las últimas décadas contribuyeron a que su expectativa de vida haya aumentado. Se calcula que hoy su población es de 900 millones de personas (casi el 12,2 % de la población mundial) y se localiza principalmente en los países de ingresos altos. Se estima que el número de adultos mayores seguirá aumentando en los próximos años y llegará a unos 2000 millones en el año 2050. Es decir que, en solo 30 años, representará el 22 % de la población mundial.La tendencia muestra que el incremento de los adultos mayores será superior en los países de ingresos medianos o bajos respecto a los de ingresos altos. Posiblemente esto se deba a la velocidad y elevada tasa de envejecimiento que se observa en la región de América Latina y el Caribe (LAC) y en el continente africano, pero sin una disminución significativa de la natalidad, como sí existe en la mayoría de los países de altos ingresos. Se estima que en el año 2050, el 80 % de las personas mayores se encontrarán viviendo en Asia, África y América Latina.
En cuanto a la región de América Latina y el Caribe, aún no puede considerarse una región envejecida. Según los datos de la Organización de las Naciones Unidas, los adultos mayores de 60 años representan el 11 % de su población (valor similar al observado a nivel mundial, y menor que en Europa, América del Norte, el Este Asiático y Oceanía). Lo importante son sus estimaciones a futuro, ya que se observa en la región un envejecimiento a un ritmo sin precedentes. En este sentido, se calcula que para el 2030 la población mayor de 60 años representará el 17 % del total (ONU 2017), y para el 2050 uno de cada cuatro habitantes en LAC será mayor de 60 años (similar a las cifras que hoy se observan en Alemania, Holanda, Suiza, Dinamarca y otros países europeos). En cuanto a los adultos mayores de 80 años, se estima que para el 2030 representarán el 15 % del total de adultos mayores en la región, llegando a alcanzar el 26 % en el 2050. Para graficar el impacto de este aumento, podemos ver que en países como Chile, el peso de los mayores de 80 años sobre la población adulta mayor llegará incluso a superar el 30 % en los próximos 30 años.
Por otra parte, se calcula que al menos el 15 % de las personas mayores de 65 años padecen algún trastorno en su salud mental. La depresión y la enfermedad de Alzheimer son las enfermedades más prevalentes en esta población.La combinación del aumento exponencial del número de personas envejecidas y su mayor predisposición a sufrir problemas de salud mental convierten a esta área de la medicina en una prioridad sanitaria. Por eso es tan importante romper con el mito de que cuando las personas envejecen es normal o esperable que tengan problemas de memoria, estén confundidas, deprimidas o ansiosas. Este mito y el estigma asociado a las enfermedades mentales impiden la consulta a tiempo con un profesional de la salud que pueda realizar un diagnóstico y tratamiento adecuados para mejorar la calidad de vida de esa persona y su familia.
EL ENVEJECIMIENTO PATOLÓGICO
Lo primero que hay que tener en claro es que el envejecimiento normal no está acompañado de cambios en la conducta, el ánimo o el funcionamiento cognitivo de las personas mayores, es decir, no produce una alteración significativa en su capacidad de desarrollar las actividades de la vida diaria. Cuando algo de esto ocurre, estamos en el terreno del envejecimiento patológico, es decir, asociado a alguna enfermedad que debería estudiarse, diagnosticarse y tratarse.
Vamos a ejemplificarlo con dos motivos de consulta frecuentes:
Caso 1: Alejandro tiene 73 años de edad y es llevado por su hija a la consulta. Alejandro no refiere ningún problema de salud, solo hipertensión desde hace mucho tiempo y la controla con medicación. La interesada en consultar es su hija, quien reconoce que en el último año su padre comenzó a tener dificultades para recordar hechos recientes (distintas conversaciones y repite las mismas preguntas todo el tiempo). También ha presentado un episodio de desorientación a tres calles de su casa, cuando no supo cómo volver. Por otro lado, está preocupada porque recientemente ha descubierto que su padre lleva varios meses sin pagar las expensas de su edificio, situación que él niega.
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