Gabriela Terrera - La última Hija de la Luna

Здесь есть возможность читать онлайн «Gabriela Terrera - La última Hija de la Luna» — ознакомительный отрывок электронной книги совершенно бесплатно, а после прочтения отрывка купить полную версию. В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: unrecognised, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

La última Hija de la Luna: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «La última Hija de la Luna»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

En estas tierras de las trece lunas, sus habitantes parecen haber olvidado las predicciones y los terribles khármazos que alguna vez se esparcieron el día de la ola fantasma; sin embargo, hay quienes todavía se mantienen alertas al nacimiento de los cinco niños de la predicción, porque saben que entre ellos podría hallarse una auténtica Hija de la Luna, llamada para destruir a sanguinarios, descendientes de la furia del lago de fuego, y a navegantes, erráticos hijos del mar, quienes han estado en conflicto desde los tiempos de La Llegada. Los terrinos son el fruto indeseado del choque de estas razas, han sido despreciados y aborrecidos desde siempre, pero a pesar de los pactos y conciliaciones que ellos han trazado para asegurar su sobrevivencia, la sombra de una terrible maldición los conduce hacia su inevitable desaparición; la existencia de una Hija de la Luna es el único motor de esperanza que algunos ya han perdido.
Desconocidos por todos es el hecho de que Taghena, última Hija de la Luna que ha pisado sus tierras, aunque poderosa y destructiva, fue incapaz de contrarrestar las maldiciones de los khármazos que sabía habrían de condenar a su raza de terrinos y es entonces que desesperanzada, suplica con el último desgarro de su alma la intervención de «ilqa-peluhen-xurpu».

La última Hija de la Luna — читать онлайн ознакомительный отрывок

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «La última Hija de la Luna», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Pocas (escasas) veces, las relaciones se consolidaban aferradas a la creencia de la existencia de una mítica “sociedad de mezclados”, lugar a donde las parejas, constituidas siempre por hombres navegantes y mujeres terrinas, decidían marcharse para el inicio de una vida diferente; entre tantos susurros, los vientos decían que allí, ellas podían parir hijos vivos. La idea no era del todo descabellada, pues durante muchos años, la comunidad de desertores también había sido una especie de mito o absurda creencia esparcida por los vientos. Mal que les haya pesado a los navegantes, el mito se transformó en el nacimiento de una muy completa, organizada y respetable comunidad de terrinos a la que debieron acudir por ayuda, reconociéndolos como iguales luego de aceptar que sin esta floreciente cultura, no habrían podido sostener la propia.

Mientras las mujeres atendían a Satynka en su habitación, los hombres intentaban esclarecer los acontecimientos ocurridos desde su último reencuentro.

—Siempre creímos que Yllawie era quien amaba ese mundo, pero Satynka… no entiendo por qué… Con tu madre nos entusiasmamos al pensar que comenzaría su vida con Xukey, pero, ¿con ellos…? –cuestionó Kemmel en un intento por razonar en voz alta.

—Ya no existe ellos o nosotros, todos juntos dictaremos la nueva sociedad –respondió Chattel mirando hacia las olas.

—Eso no va a pasar… ellos esperan, solo esperan.

—Lo mismo dice ma-Kanki –recordó el muchacho.

—No tienen necesidad de conflictos ni de sufrir más pérdidas, hijo… ellos solo esperan y enseñan a su descendencia que esta tierra les pertenecerá tarde o temprano.

—Papá… yo tampoco la entiendo, pero no puedo enojarme con ella…

—Ya encontraremos el tiempo para hablar con tu hermana, ahora está débil, no me gustó verla así. –Miró hacia la habitación y reflexionó–: ¿No sé qué está pasando ahí, por qué se demoran las mujeres?

—Todo va a estar bien, pa, ella… ella no se habla con Yllawie, cree que todo es su culpa –dijo Chattel con pesar, amaba a sus hermanas por igual y le dolía el distanciamiento que se había producido entre ambas.

—Yllawie ha hecho bien, aunque quizá solo quería retener a su maldito navegante, no sé, pero ha hecho lo correcto, no dejo de pensar si… –Kemmel hizo silencio mientras expulsaba círculos de humo–. Hijo, quiero disfrutarte, por qué no me cuentas de los triniños, de Lonkkah.

—Nuevamente desobedecieron a ma-Kanki.

—¿Otra vez los collados? –acertó su padre.

—Sí… no los vas a reconocer.

—¿Han crecido mucho?

—No es eso, es que… cuando hablan, las cosas que dicen, pa-Xunnel es sabio, pero ellos… ellos… a veces no puedes creer lo que hacen o lo que dicen –dijo Chattel moviendo sus manos tratando de imitar los movimientos de los pequeños–. Kkan manipula las hierbas y estoy seguro de que lo que no puede hablar con nosotros, lo puede hacer con los animales; Ney, esa niña es… ya sabes… creo que todos lo sabemos, pero ninguno lo quiere mencionar –dijo susurrando–. Chay y esa obsesión con la montaña-madre, la que está cerca del Lago de Fuego que siempre menciona Yllawie.

—Ese viejo loco de tu abuelo una vez me dijo… me dijo lo extraordinario del ganado –balbuceó Kemmel sin poder arribar a una coherente conclusión–, dijo que nuestro ganado había crecido de una forma muy extraña, excelente lana y carne, los frutos del huerto siempre han sido los más apreciados en los intercambios… tu suegro no ha logrado ni la mitad de la producción y estamos hablando de los mismos pastos y del mismo arroyo, tu abuelo siempre pensó que había algo prodigioso detrás.

—Todos lo sabemos… –interrumpió Kanki. Los hombres nunca habían advertido su presencia, Chattel se incorporó asustado, su porte era aun más imponente cuando se ponía de pie–. No te asustes gran niño –susurró la mujer que decidió permanecer en el umbral–, toda nuestra familia lo sabe, que hayan aprendido a ocultar sus ojos no significa que hayan ocultado su verdadera esencia, no es un secreto que se pueda olvidar. Tu hermana está descansando ahora, quisiera que esos prodigios estuvieran aquí con nosotros para que me ayuden con Satynka. –Estiró su mano pidiéndole a su hijo le invite un poco de ese tabaco.

—¿Ocurre algo malo? Pocas veces te he visto así, vieja –expresó preocupado Kemmel.

—Hijo, Satynka debe quedarse, no es prudente que vuelva a exponerse a un viaje tan largo, no debí dejarme convencer por Neyhtena. –Se reprochó la fatigada mujer mientras expulsaba el humo contenido, con la última bocanada dejó salir una reflexión–: No siempre acierta… no siempre debemos seguir sus intuiciones…

—Ma-Kanki… –dijo Chattel, pero su abuela lo interrumpió.

—Tu mujer no debe saberlo –sentenció mirando a su nieto–, lo que les voy a decir queda y muere entre nosotros.

Los llevó al centro de la calle, el bullicio alrededor los aturdía, en algunas casas cantaban, en otras reían, en todas se festejaban los encuentros. Ella improvisó un pequeño círculo y les contó lo que acababa de suceder en la habitación, su hijo y su nieto transformaron sus semblantes, pero antes de que pudieran deslizar alguna reacción, ella les suplicó:

—Ahora abracen y besen a esta vieja… finjamos disfrutar de este hermoso encuentro…

—¡Ha huido como rata! Ni siquiera entiendo por qué papá tuvo que salir a buscar su escondite… –Fue lo único que pudo expresar Kemmel antes de que sus palabras se ahogaran en un desconsolado llanto.

La jornada siguiente comenzó antes de que asomaran las primeras luces matutinas, Serjancio, Nemecino y Kemmel pudieron concretar un beneficioso intercambio de valores por aquel excelso potrillo que habían visto la noche anterior, era el tercer año que lograban hacerse de un maravilloso pura sangre; Kanki y Taymah consiguieron sin grandes esfuerzos, costales de harina de maíz y buenas semillas para el próximo tiempo de siembra; Misadora y Beasilia renovaron las ropas de cama, sábanas, mantelería y diferentes bateas para los quehaceres; Regildo y sus primas se encargaron de reabastecer su arsenal con nuevas herramientas y armas: discos de arado, herraduras, hachas, dos ballestas y novedosas puntas de saetas metálicas; Chattel y Regildo aprovecharon un buen lote de postes, maderas, clavos y clavijas; Enufemia y Eleutonia fueron las encargadas de conseguir la mercadería para reabastecer sus almacenes: granos de café, azúcar de caña, tabaco y una larga lista de pequeños, pero imprescindibles comestibles del agrado de los integrantes de sus familias.

“Sol Flamante” era el bimestre o la estación más productiva en la huerta de la familia conciliada por Serjancio y Xunnel, por ende, el mercadeo que se efectuaba en los inicios del siguiente bimestre, “Sol Ardiente”, resultaba para ellos, el más provechoso de los intercambios y usaban los beneficios para aprovisionarse para el resto del año. En cada integrante cabía la responsabilidad de advertir lo necesario para renovar o reabastecerse de alimentos primarios, insumos y elementos para las tareas de mantenimiento de la huerta y del ganado.

Una vez finalizadas las obligaciones y obtenidos los elementos previamente pactados, la segunda jornada los invitaba a relajarse y las tareas estaban destinadas a la cotidianeidad y a actividades mucho más placenteras; cada cual contaba con plena libertad de adquirir productos o accesorios para uso y consumo personal. Beasilia amaba obtener platería o cristalería o cualquier tipo de objeto proveniente de ultramar, estos valiosísimos utensilios solo podían conseguirse en el viejo almacén que pertenecía a una antigua familia cuya propiedad acaparaba las mismas arenas donde, cientos de años atrás, habían arribado los primeros barcos; todo cuanto pudiera encontrarse en esas arenas, era de su propiedad y sus dueños, libres de intercambiar para beneficio propio. Beasilia sentía que estos objetos la mantenían conectada con sus orígenes.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «La última Hija de la Luna»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «La última Hija de la Luna» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Отзывы о книге «La última Hija de la Luna»

Обсуждение, отзывы о книге «La última Hija de la Luna» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x