Entonces le contesté: «Hoy es sábado, por eso nadie le reclamará ese dinero. Lo que tiene que hacer es comportarse como si fuera millonaria y, de esa forma, estará dando la mejor prueba de una fe total, la fe de alguien que cuenta con ese dinero para el lunes». Me pidió que almorzara con ella para fortalecer su fe. Me reuní con ella en el restaurante, y le dije: «Ahora no es tiempo de economizar. Pida un almuerzo delicioso, y compórtese como si ya tuviera el dinero que está esperando. Puede tener la absoluta seguridad de que todo aquello que pida en oración, ya lo ha recibido».
Al día siguiente, me volvió a llamar para pedirme que pasara el día con ella.
«No —le dije—, usted está protegida celestialmente, y Dios jamás se demora.»
Me volvió a llamar por la noche, Pero ahora estaba muy emocionada: «¡Querida, ha sucedido un auténtico milagro! Me encontraba en el salón esta mañana cuando llamaron a mi puerta. Y le dije a la mucama: "No deje entrar a nadie". Sin embargo la muchacha se asomó por la ventana y me dijo que era mi sobrino, el que tiene una larga barba blanca.
»"Está bien, déjalo pasar, pues quiero verlo", le dije. Mi sobrino, que no había recibido respuesta, ya se iba e incluso ya daba vuelta a la esquina cuando escuché la voz de la mucama que lo llamaba y él regresó.
»Conversamos aproximadamente durante una hora y cuando ya se iba, me dijo: "Ah, por cierto, ¿cómo van tus asuntos económicos?". Le dije que necesitaba dinero y entonces él me respondió: "De acuerdo, tía, el día primero del mes yo te daré tres mil dólares". No tuve el valor para decirle que me iban a cobrar ese dinero al siguiente día. ¿Y ahora que hago? Tendré ese dinero hasta el próximo mes, pero lo necesito para mañana mismo.»
Le dije que tenía que continuar con el «tratamiento». Y agregué: «El Espíritu jamás se retrasa. Doy las gracias porque usted ya ha recibido el dinero en el plano invisible y por aquello que en el momento oportuno se manifestará ».
A la mañana siguiente, su sobrino la llamó y le dijo:
«Pasa ahora mismo a mi oficina, para que te dé el dinero». Ese mismo día, pasado un poco de las doce, el dinero ya estaba disponible en su cuenta bancaria y ella firmó los cheques tan rápido como se le permitió su emoción.
Si queremos obtener éxito, pero sólo nos preparamos para el fracaso, sólo conseguiremos fracaso, pues sólo nos preparamos para recibir eso. Un señor vino a verme para que pronunciara la palabra exacta que hiciera que cierta deuda le fuera perdonada. Me percaté de que la mayor parte del tiempo se la pasaba imaginando qué diría la persona a la que debía ese dinero en el momento en que le dijera que no podía pagarle. Si seguía actuando de esa forma lo único que conseguiría sería anular mi palabra. Entonces le pedí que se visualizara a sí mismo en el momento de saldar su deuda.
En la misma Biblia, hay un extraordinario ejemplo de lo que acabo de explicar, con los tres reyes que, estando en el desierto, sin agua para sus hombres y para sus caballos, preguntaron al profeta Eliseo qué debían hacer, entonces éste les dio este asombroso mensaje:
«Porque así dice el Señor: No veréis viento y no veréis lluvia, pero este valle se llenará de agua y beberéis vosotros y vuestros campamentos y vuestros ganados.» Toda persona tiene que estar lista para recibir aquello que ha solicitado, aunque aparentemente no haya ni la más mínima señal de que así será.
Una vez, una mujer quería encontrar un departamento precisamente en un año en el que escasearon los departamentos en Nueva York. Conseguir uno parecía una tarea imposible e incluso sus amigos no hacían más que acrecentar su preocupación pues solían decirle: «Es una lástima, pero usted se verá obligada a guardar sus muebles en una cochera y a vivir en un hotel». Sin embargo ella siempre decía: «No se preocupen por mí. Soy super-humana y ya verán que encontraré un departamento». Entonces, pronunció la siguiente afirmación: «Espíritu Infinito, abre la puerta para que encuentre el departamento adecuado». Esta mujer ya sabía que siempre hay una respuesta para cada petición, que era libre espiritualmente, y siguió trabajando en el plano espiritual, pues «uno junto con Dios se vuelve la mayoría».
Ella tenía el propósito de adquirir sábanas nuevas, pero «la tentación», por medio de la razón, le sugirió el pensamiento negativo: «Para qué las compras; después de todo, probablemente no encontrarás el departamento que buscas, y luego no sabrás qué hacer con ellas». De esa manera y para enfrentar estos pensamientos, se dijo a sí misma: «¡Cuando compre esas sábanas estaré "cavando mi pozo"!». Entonces, se preparó para hallar su departamento, se comportó como si ya lo tuviera y, de una forma milagrosa, logró encontrarlo, algo que sólo pudo atribuir a su inquebrantable fe, ya que por lo menos había otras doscientas personas que deseaban ese departamento.
Por esta razón, cuando compró aquellas sábanas encamó un auténtico acto de fe.
Me parece innecesario decir que las fosas cavadas por los tres reyes en del desierto se inundaron y llenaron de agua hasta el tope (véase el Libro Segundo de los Reyes 2-3, vers. 20).
Sintonizarse con las cosas espirituales no es muy cómodo para la mayor parte de la gente. Los pensamientos negativos, de duda y temor siempre emergerán del subconsciente. Estas son las «armas extrañas» a las que se debe vencer. Eso es lo que explica por qué regularmente «hay más oscuridad antes del amanecer».
Las mejores manifestaciones suelen estar antecedidas por pensamientos dolorosos.
Pero cuando se descubren los altos ideales espirituales, enviamos un desafío a las antiguas ideas que se esconden dentro del subconsciente y es en ese momento cuando se presenta el error que debe ser eliminado. Ahora es cuando se tienen que pronunciar constantemente afirmaciones, de regocijarse y de dar gracias por todo lo que ya se ha recibido.
«Antes de que ellos llamen, yo les responderé.» Esto quiere decir que «cada bien está perfectamente hecho» siempre que los seres humanos lo acepten de esta manera, pues es a ellos a los que pertenece.
Ninguna persona puede obtener más que aquello que se visualiza recibiendo.
Los hijos de Israel estuvieron completamente seguros de que serían poseedores de todas las tierras que vieran. Lo mismo pasa con el resto de la gente. No puede tener aquello que no existe dentro de su propia visualización. Toda gran obra ha sido visualizada con anterioridad e incluso con frecuencia se consigue en el momento preciso de una brillante demostración, nacida de un supuesto fracaso y del pesimismo.
Los hijos de Israel anhelaban la «Tierra Prometida», pero no se atrevían a entrar en ella, pues pensaban que estaba habitada por gigantes que parecían [angostas. Todas las personas suelen tener esta sensación.
No obstante, quien entiende la Ley Espiritual no permite que las apariencias lo engañen y se alegra mientras está «en cautiverio». Esto significa que insiste en ver la verdad y que da gracias por todo lo que le ha sido cumplido, por todo lo que ya ha recibido.
Jesucristo nos dejó un maravilloso ejemplo sobre esto. El dijo lo siguiente a sus discípulos: «No decid nada, porque todavía faltan cuatro meses para la cosecha». Su clara visualización traspasa el mundo de la materia y él ve claramente el mundo de la cuarta dimensión, pues ahí las cosas se presentan tal y como son realmente, perfectas y enteras en el Espíritu Divino. Por esa razón el hombre debe mantener constantemente el objetivo de su viaje bien definido y pedir la manifestación de aquello que ya ha recibido, ya sea excelente salud o simplemente amor, prosperidad, la capacidad de expresarse correctamente, una casa, amigos, etcétera.
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