Algunos años después estaba al borde de la quiebra, ya que había grabado en su subconsciente la imagen de la mediocridad y la carencia.
Por fortuna, la Ley tiene doble filo, y una situación infortunada puede ser convertida en una favorable.
En un caluroso día de verano acudió a mi casa una señora para pedirme un «tratamiento» para la prosperidad —en metafísica «tratar» quiere decir someterse a la acción de la oración—. Estaba muy cansada, decaída, desalentada y me dijo que sólo tenía ocho dólares. Entonces yo le dije: «De acuerdo, nosotros vamos a bendecir y a multiplicar tus ocho dólares, tal y como Jesucristo lo hizo con los panes y los peces». Justamente esa razón por la cual él ha ensenado que todos los seres humanos son capaces de bendecir y multiplicar, de curar y salir adelante.
—¿Y qué tengo que hacer después?
—Escuchar sus intuiciones. ¿Tiene usted interés o se siente atraída por alguna cosa o lugar?
La palabra intuición viene de intueri , ver desde el interior, en otras palabras, ser encaminado desde el interior. La intuición, corazonada o presentimiento es la guía garantizada del ser humano. Más adelante hablaré más largamente sobre sus Leyes. Así esta señora meditó un poco y dijo: «No estoy segura, pero creo que debería regresar al seno de mi familia; tengo el dinero justo para el viaje de regreso». Su familia vivía en un pobre y lejano pueblo; la razón, el entendimiento, le decía: «Permanece en Nueva York, encuentra trabajo y gana dinero».
Pero en vez de eso yo le dije: «Vamos, vuelva a su casa, jamás se resista a una corazonada», e inmediatamente pronuncié para ella las siguientes palabras: «Espíritu Infinito, abre el camino de la gran abundancia para la señora X..., atrae invenciblemente todo lo que por derecho divino le corresponda». Le pedí que repitiera esta oración constantemente. De manera inmediata, partió. Unos días después, durante una visita, volvió a encontrar a una vieja amiga de su familia.
Por medio de esta amiga y de una forma milagrosa, recibió miles de dólares. Posteriormente, me dijo lo siguiente: «Divulgue la historia de la señora que vino a verla con ocho dólares en el bolso y un presentimiento».
En el camino del hombre siempre se encuentra la abundancia, pero sólo se puede manifestar por medio de la esperanza, la fe o la palabra hablada. Jesucristo dijo claramente que el ser humano es quien tiene que dar el primer paso.
«Pedid y se os dará; buscad y hallaréis; llamad y se os abrirá.» (Mat. 7,7)
Y en las Sagradas Escrituras se puede leer: «En lo que se refiere al trabajo de mis manos, ordéname».
Dios, que es la Inteligencia Infinita, siempre está dispuesto para realizar todos los deseos de los humanos, por más grandes o pequeños que sean.
En otras palabras, todo deseo dicho o sin pronunciar es una solicitud. Nos podemos sorprender cuando vemos que uno de nuestros sueños se cumplió inesperadamente. Hubo un año, un poco antes de la Pascua, que vi en los aparadores de las floristerías unas hermosas rosas; yo deseaba recibir una y, tiempo después, visualicé mentalmente una rosa colocada ante mi puerta.
El día de Pascua me entregaron un bellísimo ramo de rosas. Al día siguiente le agradecí a la amiga que me lo había obsequiado y le dije que era justamente lo que yo quería.
Y mi amiga me dijo: «¡Pero si yo no te regalé un ramo de rosas! Te mandé azucenas».
La tienda de flores confundió su pedido con otro, y me enviaron el ramo de rosas sencillamente porque yo había puesto en acción la Ley, y tenía que recibir un ramo de rosas.
Entre el ser humano, sus más grandes sueños y cada deseo de su corazón, sólo se interpone la duda y el miedo. Por eso si los seres humanos desean algo fervientemente, todo eso se realizará al momento.
En el siguiente capítulo, expondré detalladamente la explicación científica de esto y de qué forma se puede borrar, de la mente consciente, el miedo. Este es el único enemigo del ser humano: el miedo a la pobreza, al fracaso, a la enfermedad, a las pérdidas, todo sentimiento de duda sobre cualquier cosa. Jesucristo dijo: «¿Por qué tenéis miedo, hombres de poca fe?» (Mat. 8,26.) Estamos convencidos que tenemos que reemplazar el miedo por la fe, pues el miedo es lo contrario a la fe: es fe conectada al mal en lugar del bien.
La finalidad del juego de la vida es ver claramente el bien y expulsar de la mente todas las imágenes del mal. Esto se consigue grabando sobre el subconsciente la manifestación del bien. Una vez un hombre muy inteligente y exitoso me contó que bruscamente sintió la necesidad de rechazar todo el miedo que había en su conciencia y un día leyó unas palabras escritas en letra mayúscula: «No se preocupe, lo más probable es que esto no se repita jamás». Estas palabras se grabaron en su subconsciente; ahora él tiene la firme certeza de que sólo el bien desea entrar en su vida y, por consiguiente, así se manifiesta el bien.
En el capítulo siguiente hablaré sobre los distintos métodos para grabar o impresionar al subconsciente. El subconsciente es un servidor fiel del ser humano, pero las órdenes que recibe tienen que ser las adecuadas. Los seres humanos continuamente tiene cerca un testigo atento, su subconsciente.
Todo lo que se dice, cada una de las palabras, se graba con sumo detalle dentro del subconsciente. Esto es semejante a la voz de un cantante que queda grabada en un disco. Si el cantante estornuda o duda, el disco también registrará ese sentimiento. Destruya los discos mal grabados y viejos que hay en su subconsciente, las grabaciones de nuestras vidas que no queremos almacenar, y sustitúyalos por unos nuevos y bien grabados.
Diga en voz alta estas palabras, con energía y seguridad: «Yo rompo y derribo (con mis palabras) todo lo que, dentro de mi subconsciente, está equivocado. eso volverá a la nada, ya que todos los pensamientos superficiales salieron de mi imaginación. En este momento, grabo los nuevos discos gracias el poder de Cristo que hay en mí, que es salud, riqueza, amor y la manifestación perfecta de mi Ser. Ahí está el sentido de mi vida, el juego consumado».
Más adelante, explicaré cómo los seres humanos pueden cambiar las condiciones de su vida, por medio de la transformación de las palabras que emplea. Aquel que no entienda el poder de la palabra se encuentra rezagado en lo que respecta a su tiempo.
«Muerte y vida están en poder de la lengua, el que la ama comerá su fruto.» (Prov. 18,21)
«Sí, el Señor será tu protección y no te faltará el oro.»
Una de las enseñanzas más importantes que las Sagradas Escrituras han dejado a la humanidad es que Dios es la fuente y que los seres humanos, por medio de su palabra, pueden hacer que todo lo que aparezca les pertenece por Derecho Divino. No obstante, deben tener una fe total en la palabra que pronuncian.
Isaías afirmó: "Así será mi palabra, la que salga de mi boca, que no deberá retomar hacia mí desprovista, sin que haya realizado lo que deseo y haya cumplido aquello a que la envié". Ahora nosotros sabemos que las palabras y los pensamientos tienen una energía vibratoria inmensa y que, continuamente, moldean el cuerpo y así como todos los asuntos terrenales.
Un día vino a verme una mujer que; se encontraba sumamente preocupada y me dijo que el día quince de ese mismo mes, le iban a pedir que pagara una considerable cantidad de dinero. No encontraba la forma de conseguirlo y estaba desesperada.
Le expliqué que Dios es su fuente de todo suministro y que esta fuente existe para atender cualquier súplica.
¡Y pronuncié la palabra! Agradecí de antemano que ella consiguiera ese dinero en el momento preciso y de forma adecuada. Luego le dije que era preciso que tuviera una fe inquebrantable y que se comportara acordé con esa fe. Llegó el día quince y no había ninguna señal del dinero.
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